El FC Barcelona ha ganado en 11 de sus últimas 18 visitas al Santiago Bernabéu. Que se dice pronto. Con apenas tres noches de diferencia entre una victoria y otra, y después de apear con la primera al Madrid de la Copa, el cuadro ‘culé’ volvió a asaltar anoche el Paseo de la Castellana. Y lo hizo con una rotundidad más cualitativa que cuantitativa con respecto al pasado miércoles. Dando entrada a Arthur en el interior izquierdo del 4-3-3, y con Sergi Roberto -en detrimento de Semedo- como lateral derecho, el Barça consiguió engancharse del hilo del que penden ahora mismo los de Solari para hacer y deshacer a su antojo. Con el brasileño gestionando siempre el primer pase sobre campo rival, con Rakitic mucho más adelantado que en otras ocasiones, con Messi -por ello- más cerca de la espalda de Casemiro que de los ojos de Kroos, con Sergi Roberto muy encima de Vinícius y con Piqué y Lenglet en modo estelar protegiendo el área, el cuadro de Ernesto Valverde fue más ancho, más profundo y más compacto que en el último Clásico.
El Real Madrid sigue sin una estructura sobre la que apoyarse
Decía Xabi Alonso “que correr más no es correr mejor”. Y en esa coyuntura se encuentra ahora mismo el Real Madrid de Santiago Solari. Sin un patrón claramente organizado en fase de salida, los primeros pases del equipo blanco se están viendo abocados a una imprevisibilidad para nada positiva con el control de las situaciones. Correr, a decir verdad, el Madrid corrió una barbaridad anoche ante el Barcelona. Con balón, queriendo ser muy vertical en todo momento para que la acción recalara lo más rápido posible en los pies de Vinícius, pero sobre todo sin él, tratando de inducir a su rival a un fallo que en ningún momento se produjo, obligando a todas sus piezas a realizar unos esfuerzos defensivos muy largos y muy continuos debido a la consecuente separación entre todas las partes. Con todo ello, aprovechando que el Real Madrid encimaba siempre mal y tarde sobre Rakitic y Arthur, el Barça consiguió posarse con suma facilidad en campo rival durante los primeros 45’.
Dicho lo cual, la posesión del FC Barcelona tampoco fue todo lo fluida que se podía esperar, pero sí lo suficientemente efectiva como para ir detectando al hombre libre entre los sprints de Kroos, Casemiro y Modric. Con Dembélé apareciendo muchas veces por dentro, alejándose del costado izquierdo para recibir con comodidad por detrás del ‘10’ del Real Madrid, y con Arthur y Rakitic dándole continuidad y profundidad a la circulación por encima de la divisoria, el Barça logró ir adueñándose poco a poco de la primera parte; controlando cada vez más cosas sobre el verde. Con y sin la pelota.
El encuentro de Rakitic fue bastante productivo con y sin balón
El partido de Ivan Rakitic bien merece un punto y aparte. Partiendo desde el interior derecho, mucho más alejado de Busquets de lo que venía siendo habitual, el futbolista croata dotó a los suyos de dos cosas principalmente: profundidad con la pelota y recorrido defensivo tras pérdida. De esta guisa, Rakitic cumplió a su vez con una doble función en campo contrario. Entendió, en primer lugar, todos y cada uno de los movimientos de Messi por delante suya; y encontró, a base de recibir, conducir y dividir, los distintos resquicios que la desacompasada presión del rival le iba habilitando en los dos últimos tercios del campo. Así las cosas, con un Rakitic muy vertical en cuanto a sus movimientos ofensivos, conviene destacar que el Barça mejoró con respecto a la Copa en su vigilancia sobre Vinícius. Y ahí el croata, muy pendiente de realizar la cobertura a Sergi Roberto, tapándole la salida interior al brasileño, redondeó su noche.
Valverde quiso cerrar el partido con Vidal en la banda derecha
En la segunda mitad, con el Real Madrid completamente entregado a la épica, Valverde decidió proteger su ventaja a través del espacio y no de la pelota. Y para ello situó a Vidal por derecha, responsabilizándolo del 2×1 defensivo (con Sergi Roberto) sobre Vinícius, emparejó a Rakitic con Busquets en mediocampo y cerró por izquierda con Coutinho, en un 4-4-2 en el que Messi y Luis Suárez formaban la última línea. Fue entonces, ante un Real Madrid que atacaba de manera muy exterior con Vinícius y Asensio por fuera, cuando el FC Barcelona -como en la ida de Copa- volvió a hacerse fuerte en el área a partir de sus dos centrales. Piqué y Lenglet se encargaron de todo. De lo fácil y de lo difícil. Por arriba pero también a ras de césped. Porque el Madrid lo intentó. Y se desfondó. De eso no cabe duda. Pero la lectura es que, después de pasarse estos dos últimos Clásicos corriendo de un lado para otro, sin pararse ni un solo segundo, el problema no es físico sino táctico.
Fernandojb 3 marzo, 2019
Bastante de acuerdo con lo de rakitic.
Adelanto que para mi la.clave es una cuestion de madurez yde un equipo de conocer sus fortalezas y otro que.esta.sin ideas cocretas.
Tambien un punto de crueldad, para mi no ha habido.esa diferencia.
Luego difiero en:
– el madrid tuvo casi la misma posesion que el barca y los mismos pases, no hubo esa superioridad, o de las veces que menos.
_ acierto en los pases , superior en el madrid., no se ve esa superioridad.
_ salida de balon, el madrid no tuvo ningun problema , salio como quiso, eso si luego no lo aprovecho , pero salir salio peor el barca , le robaron muchas veces.igual es inteligente porque el madrid no creo.
_ un equipo que tira 19 veces a gol y creo que 22 centros al area , no veo problemas de juego , ni salida de balon.
_ un equipo que sus centrales sus principales jugadas son en el atea pequena y despejes no se puede decir que su exito es el juego , etc.
Y porque insisto, porque para solucionar problemas hay que leer bien los problemas y eston a mi entender son mas en la definicion , entendida como juego de ataque , y en gestion de los.partidos , se ha quedado sin referentes en el juego el madrid y solari lo agrava con una gestion muy plana.