Control, control y control es lo que buscó y transmitió el Sevilla de Berizzo en su visita a Maribor para figurar entre los 16 mejores equipos de esta Champions. Los hispalenses sumaron el punto que les faltaba para ubicarse de nuevo en una ronda a la que deberán llegar más preparados de lo que están. Porque además de buscado, lo que también quedó la sensación, como así fue durante el choque, es que al Sevilla le sigue costando plasmar lo que su entrenador quiere de su fase ofensiva. Los de Nervión están más cerca de la solidez pero también siguen estando cerca de la lentitud.
Berizzo dispuso de bandas con desborde y mediapunta de control
El encuentro quedó muy definido desde el primer momento. El Sevilla, que llegó a sumar más de un 70% de posesión, con un Maribor absolutamente enfocado en defender los primeros 30 metros de su campo, no más, nació, creció y terminó con todos sus futbolistas en campo contrario. Su disposición, coherente: dos medios más un mediapunta de control (Krohn-Delhi) y dos extremos a pierna cambiada para mezclar desborde, diagonal y apoyo, más Ben Yedder orientando siempre hacia la profundidad. Para comprender las dificultades sevillistas, más pendientes de tocar con orden y posición hasta un toque de riesgo, el Maribor contribuyó cerrando espacios, derivando la circulación hacia las bandas.
Una de las máximas más importantes para Berizzo, y en general para una fase ofensiva más posicional, es generar distracciones que al rival le obliguen a tomar decisiones y optar por defender más una zona que otra: el ancho, el largo o el espacio interior. El Maribor, con un 4-1-4-1, en el que su mediocentro, Vrhovec, estaba muy pendiente de Krohn-Delhi o Correa, lo taponó todo y expuso las dudas del Sevilla en un pase entendido como riesgo pero de enorme productividad, el que bate línea. Banega recibió muy atrás, Pizarro siempre buscó las zonas más exteriores y romper el muro siempre fue muy complicado. La repetición de pases horizontales fue facilitando la posición de los eslovenos y el ritmo del encuentro. Para más dificultad, se adelantó el Maribor en la primera que tuvo.
Ganso dinamizó algo más la zona de la mediapunta
Para intentar arreglarlo, Berizzo dio entrada a Paulo Henrique Ganso, que encontró la forma de recibir donde las fuerzas decaían y las líneas reculaban con cada minuto. Armado de paciencia pero algo falto de velocidad e intención para agredir, los sevillistas movieron durante 90 minutos el balón de lado a lado, pero el resultado fue una velocidad insuficiente para llegar con espacio y superioridad a las bandas, el verdadero El Dorado de todo ataque posicional.
Foto: IAN KINGTON/AFP/Getty Images
Pablo 7 diciembre, 2017
Buen análisis . Solo comentar que la frialdad y desidia ayer de Joaquín Correa fueron absolutamente escandalosas e intolerables en un equipo de octavos de Champions.