El Santiago Bernabéu acogía un partido destinado a ser de oro que no colmó su potencial. Tanto Real Madrid como Real Sociedad han alcanzado niveles de juego aspirantes a ser considerados los picos de la actual Liga, pero ninguno de los dos pasa por su mejor hora y todos pudimos dar fe. Para empezar, ambos entrenadores, que plantearon estrategias muy conservadoras, Eusebio con la pelota y Zidane sin ella. Y en el remanso de paz que se gestó, sobresalió la figura de quien otras veces privó a los blancos de la estabilidad que les convenía: Mateo «Potro Salvaje» Kovacic. Los tres puntos fueron suyos.
La Real Sociedad exhibió personalidad y aprovechó que el líder la tiene mermada. Abrió su salida de balón, creó espacios para tocarlo con calma -y belleza- en campo propio y se fue a un porcentaje de posesión de los que llaman la atención en este estadio, pero el Madrid, con tres centrocampistas que atesoran experiencia incluso como pivotes únicos y el plus que siempre representa en defensa Lucas Vázquez, tendió a juntarse bien atrás cuando Illarramendi y Zurutuza se saltaron las primeras líneas y allí se generaba bien el atasco o bien la pérdida txuri-urdin. Eusebio, que alineó a Juanmi y Oyarzabal como compañía de Willian José, no tenía quien permitiera a su equipo asentar el ataque más arriba como hacen Carlos Vela y Xabi Prieto.
Cristiano y Benzema tampoco de nuevo muchos ataques blancos.
Tampoco el Madrid resultó muy intimidatorio. Concretó pocos robos adelantados y cuando recuperaba la pelota atrás le faltaba rapidez en Ronaldo y Benzema para crear ocasiones de gol. No sólo velocidad en el esprint, que por supuesto pero últimamente parece una constante ante la que Zidane deberá resignarse, sino que les faltó, y mucha, velocidad de ejecución. Y cuando esta no se tiene, se precipitan las resoluciones, se pierde atino y desaparece el ritmo.
Las conducciones de Kovacic fueron el arma letal del choque.
De ahí la enorme relevancia de la actuación de Kovacic. Durante 75 minutos en los que la Real atacaba en posicional pero muy lejos y el Madrid trataba de transitar pero sin ser profundo, el joven medio croata azotaba el juego con sus meteóricas conducciones dando un punto de acierto a la hora de soltarla que no siempre le acompaña y sin el que ayer, la pequeña pero patente superioridad merengue no habría sido tal. Es lo que implican estas plantillas extraordinarias: el talento individual de un suplente puede resolver un envite igualado contra uno de los rivales más duros del circuito. Y cuando se hilan varias victorias de este tipo y el vestuario recupera la autoestima, el buen trabajo que desempeña la inmensa mayoría de entrenadores de la élite se vuelve visible en forma de fútbol competitivo.
Foto: Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images
ferpulpillo 30 enero, 2017
Hace un par de 'Directo Ecos' Abel decía que no recordaba ninguna arrancada en conducción de Kovacic que acabara en gol, cosa en la que muchos coincidíamos. Pues ayer el tipo se marca dos en un solo partido y su toma de decisiones da un salto importante respecto a lo que venía demostrando. Es que su primer gol ayer lo marcó muchas veces en el Inter, ojalá aquí lo disfrutemos más a menudo.
En cuanto a Kroos, ¿pensáis que ha bajado su rendimiento individual o que el equipo le ofrece muy poco por delante de balón? Yo tiro más por lo segundo, porque la carencia de juego entre líneas a él le mata pero es verdad a partir del minutos 70 lo veo agotadísimo. Lleva un mes de jugarlo absolutamente todo. Descansar ante el Celta le va a venir muy bien, cosa que a su equipo todo lo contrario.