Anoche, el once elegido por Danny Blind para defender el legado de «La Naranja Mecánica» estaba compuesto por cuatro futbolistas que juegan en la Premier, tres en Holanda, dos en la Bundesliga, uno en Portugal y otro en Turquía. De estos, sólo cinco disputan este año la Champions y a priori solo uno de ellos, Arjen Robben, milita en un club que debe estar entre los ocho mejores conjuntos de Europa.
A partir de este último dato quizás se pueda entender un poco mejor cómo esta Holanda, que viene de empatar ante Suecia y de perder ante Francia, que venía de perderse su primer gran torneo desde el Mundial ’02, no logró pasar del empate en la primera parte del partido disputado en el Stade Josy Barthel de… Luxemburgo.
La crisis de talento en el fútbol holandés no es nueva. Ya el Mundial de Brasil 2014 se afrontó con muchas dudas, sobre todo tras el pésimo papel en la Eurocopa 2012, pero en aquella cita la pizarra de Louis van Gaal y el último servicio de sus mejores jugadores, caso de Sneijder y Robben, compensaron lo que parecía una tendencia ya confirmada: Holanda ha dejado de producir futbolistas de UCL. Pero, ¿por qué? ¿Qué ha sucedido para que una de las canteras más fértiles el fútbol mundial se haya secado de esta manera? ¿Es algo circunstancial o coyuntural? ¿Qué está pasando en Holanda?
Para poder responder a estas preguntas hemos charlado con Iván Cordovilla, experto en fútbol holandés. Éstas son sus reflexiones.
«Bueno, talento no ha dejado de producirlo, pero sí de pulirlo o perfeccionarlo. […] En inferiores lo suelen hacer bien, por lo que talento puro sí que tienen. Que estos jugadores no acaben de dar el salto definitivo a la élite ya no sabe nadie por qué es».
«En general no se ha perdido la filosofía, pero al final en los días grandes muchos acaban pasando por el aro. El ejemplo más claro es el PSV de Cocu estas dos últimas temporadas, con un juego totalmente distinto de la Eredivisie a Champions. O el Feyenoord el otro día vs Manchester United. […] Cruyff escribía una columna en De Telegraaf todas las semanas, y no recuerdo bien si fue a finales de 2015 o principios de 2016, justo rondando el PSV – ATM, escribió un artículo viniendo a decir algo así como que el problema está en los entrenadores, que ni se atreven a llevar su estilo a Europa ni a evolucionar este estilo adaptándolo al momento».
De las interesantes palabras de Iván se extraen una serie de lecturas encadenadas: el fútbol holandés sigue produciendo talento bruto, pero ni es potenciado una vez llega a la élite ni tampoco cuenta con el extra que debe suponer pertenecer a esta escuela futbolística.
Sea por lo que fuere, la cuestión resulta más impactante al coincidir en el tiempo con el productivo e impresionante vergel en el que se ha convertido Bélgica, el país vecino. Sin tanta tradición, sin un estilo tan definido y sin equipos «tan potentes» detrás, el fútbol belga no ha parado de proveer a Europa de talento puro, diferencial y competitivo durante el último lustro. Y como en el fútbol nada es casualidad, para entender los porqués había que llamar al periodista que más sabe de todo lo relativo a Bélgica en este país, Irati Prat.
«Si tu comparas ambas convocatorias, pronto te das cuenta de que la belga está compuesta por jugadores más maduros. También son más fuertes y son mejores tácticamente. Pero no creo que sea por la liga sólo, sino porque también muchos de ellos se han criado fuera. Quitando a Tielemans o Meunier, todos se han criado fuera de Bélgica. En Francia, en Italia, en Inglaterra sobre todo… Desde los 14-15 años, algunos desde los 18, pero no más, han mamado otra forma de concebir el fútbol. Y esto se nota bastante».
«El verano pasado estuve escribiéndome con el seleccionador Sub-16 de Bélgica, y él me comentaba que durante el proyecto Sablon, el proyecto 2000, ellos se habían fijado mucho en otras escuelas. Aprenden de diferentes culturas para forjar la escuela belga. Aprovechan de Francia, de Inglaterra, de Alemania… Y así, con una mezcla, sale lo que tenemos a día de hoy con Bélgica».
Y es aquí dónde se dibuja la gran diferencia entre ambos países a día de hoy. Mientras en Bélgica se ha trazado un plan en el que la evolución táctica jugaba un papel fundamental, en Holanda hasta el propio Johan Cruyff reclamaba una mayor adaptación al fútbol contemporáneo. Este gap, además, parece agigantarse a partir del diferente desarrollo de las carreras de un jugador holandés en comparación con un belga. Si nos fijamos en uno de los titulares ayer, Davy Klaassen, podemos encontrar un ejemplo perfecto. El talento del Ajax viene llamando la atención desde 2013/2014, pero ya han pasado cuatro largas temporadas, tiene 23 años y sigue compitiendo en la Eredivisie. En cambio, si acudimos a un jugador belga de su quinta, Yannick Carrasco, vemos como el actual jugador del Atleti dejó el Genk en 2010 para terminar su formación en Mónaco, club en el que despuntó y le catapultó para firmar por un equipo que acumula dos finales de Champions en tres años.
«Está muy extendido la idea de que el jugador tiene que formarse en el país y luego salir… primero gana en Holanda, y luego sales. Por ejemplo, en las grandes generaciones siempre ha habido estrellas que primero han ganado la Copa de Europa (Neeskens, Cruyff, Koeman, casi todos del XI del Ajax 95) y luego se han ido a una liga mayor. Todos salen con 21-23 años, como salieron los de la última generación de Sneijder, van Persie y estos», explica Iván.
¿Hubiera sucedido con Klaassen lo mismo que con Yannick? ¿Y con Anwar El Ghazi? Quien sabe, pero el caso es que es en el salto a la élite donde los resultados separan los caminos de los belgas y los holandeses. Curiosamente, anoche fue Memphis Depay, un futbolista que puso rumbo a un grande de Europa con 21 años, el jugador que salvó a su selección. No es que su nombre muestre de forma evidente el camino a seguir, porque en el ManUnited su aportación es residual, pero sí es posible que su ejemplo sea el que confirma que algo falla, y que en Holanda no es que no haya calidad, sino que faltan herramientas para volver a hacerla brillar.
Foto: JOHN THYS/AFP/Getty Images
@panchew 14 noviembre, 2016
@migquintana
Siempre es un placer y un aprendizaje leerlos. Sólo un pequeño apunte: me parece (sin verificarlo) que la última gran cita que se perdió Holanda fue el mundial de 2002 y no el que se jugó en mi país en 1986. Saludos!