En una reciente entrevista de lectura recomendada, Quique Setién confesó su amor por Modric y le señaló como la dama del tablero de ajedrez de Zidane. La dama no es solo la pieza más poderosa de las 16, sino también la más versátil y la que más distancia acapara. Y ciertamente, al hablar sobre Luka, se puede estar hablando del centrocampista que más cosas distintas sabe hacer sobre un rectángulo verde de la Copa de Europa (dirigir, crear, templar, driblar, equilibrar, defender). Aunque no siempre se atreva a intentar todas.
Por seguir referenciando a gente que sabe, su ex-entrenador Carlo Ancelotti afirmaba que la principal característica del croata era su capacidad de desborde interior; ese regate que pueden hacer varios medios de la élite pero que da la sensación de que sólo les sale casi siempre a Andrés Iniesta y al «19» del Madrid. Sin duda se trata de un arma de destrucción masiva para los tiempos modernos, ya que el mayor anhelo de cualquier equipo es crear espacios para atacar y que un centrocampista bata una línea de tres o cuatro hombres por driblar a uno de ellos desorganiza cualquier sistema defensivo. Y justo este credencial fue el que extravió la dama blanca durante la, para él, durísima temporada 2015/16.
Modric es el primero en percibir si el Madrid no juega bien.
Modric sabe demasiado de fútbol y está inmerso en su quinto curso como madridista. Por tanto, conoce a la perfección el riesgo táctico más históricoTeme que el RM se parta en dos del Real: partirse en dos bloques debido a la acumulación de estrellas ofensivas y que, tras perder el balón, a los defensas y a los pivotes les caiga un chaparrón. Tanto de la mano de Benítez como en los primeros partidos con Zidane, este peligro se manifestó con una frecuencia que a Luka le preocupaba, y con independencia de la alineación –con o sin Casemiro– y del sistema, el maestro adoptó una actitud conservadora que le hizo ver más como un funcionario cascarrabias que como el mago redentor que nos regaló este juego.
Modric perdió su agresividad para ser «un defensa más».
Los ajustes que el propio Modric añadió a su proceder se notaban tuviese o no tuviese la pelota. Sin ella, nunca lanzaba un desmarque a la espalda de la medular del adversario con el objeto de recibir entre líneas y generar un desequilibrio, pese a que, salvo cuando compartía once con Isco, era el medio que, por condiciones, debía asumir esa tarea, ya que Casemiro y Kroos adolecen de cierta rigidez para ello. Del mismo modo, cuando sí poseía el esférico, sus pases tendían a la horizontalidad y, lo más grave, renunció a su acción definitoria: el regate. Modric estaba tan obsesionado por que el Madrid mantuviese firme su bloque de 4+3 que se transformó en un jugador inocente cuando, en su versión más pura, dominante y positiva, la agresividad es un rasgo imprescindible en su repertorio.
Aunque esta inseguridad penalizó su calidad hasta el punto de convertirle quizá no en un problema, pero desde luego tampoco en una ventaja en compromisosEste año, Luka está volviendo como la semifinal de la Champions contra el Manchester City -un conjunto deshilachado al que un Modric pletórico habría podido destrozar-, el Real Madrid acabó levantando su Copa de Europa número once, un título que reportó a la plantilla blanca una autoestima que se ha percibido con claridad en muchos de sus componentes. En especial, en Ramos -que, errores puntuales aparte, está jugando a un nivel altísimo-, Casemiro y el mismo Luka. Y tras demasiados meses sin disfrutar de su esencia, la temporada 2016/17 nos la estaba redescubriendo, siendo su exhibición contra el Celta de Vigo la punta del iceberg de su retorno.
Los últimos ajustes de su entrenador le están penalizando.
El problema, o más bien la amenaza, ha surgido tras la lesión del mediocentro titular. Sin Casemiro, Zidane ha pegado un volantazo con el que ha aparentado renunciar, siquiera sea puntualmente, a la identidad de su Madrid, que consistía en ser un equipo prudente y controlador cuya mayor virtud radicaba en reducir el potencial de sus adversarios. No es que la UD Las Palmas o el Villarreal CF le acribillasen a ocasiones, y de hecho no lo hicieron, pero quedó la impresión de que si eso no sucedió no fue porque los blancos lo evitasen, sino porque los amarillos, aun cosechando resultados magníficos, no supieron aprovechar las concesiones del Madrid. El 4-2-3-1, o 4-2-4, de Zidane está provocando lo que Modric tanto teme: la ruptura del esquema en un bloque que defiende y otro que ataca. Y los amarillos de esta noche, los del Borussia Dortmund, son muy buenos y están dirigidos por un Thomas Tuchel que huele la sangre a kilómetros y no deja herida sin sal. A Luka le podría volver el miedo. Y si a él le vuelve el miedo, el Real se quedará temblando.
Foto: Lukas Schulze/Bongarts/Getty Images
Alex 27 septiembre, 2016
Que termine ya el tercero Don Patrick!!
Me da mucho miedo esta noche, y creo que a ZZ también. ¿Cuál es el equipo más conservador que puede alinear ahora mismo?