El CD Leganés venía mostrándose como un equipo que se organizaba sobre una defensa de cinco hombres y que no quería vivir los 90 minutos encerrado en su campo pero que tampoco pretendía ejecutar una presión demasiado adelantada. Sin embargo, ante la visita del FC Barcelona, su entrenador Asier Garitano realizó modificaciones de impacto. Quizá para aprovechar las particularidades de su estadio y puede que también animado por la baja del mediocentro Busquets, formó un 4-3-3 y fue a buscar a los azulgranas arriba del todo como harían los Bielsistas. Lo curioso radicó en que dio la sensación de que Luis Enrique se lo esperaba.
Aunque por compases osciló hacia un 4-3-3 típico con Mascherano de lateral derecho, el dibujo básico de los azulgranas consistió en un 3-4-3 conLuis Enrique se adaptó al juego Mascherano, Piqué y Umtiti abajo, una línea de cuatro en el medio formada por Rafinha, Rakitic, Iniesta y Alba y la MSN en el ataque. Las posiciones anchas de Mascherano y Umtiti, unidas a las aún más abiertas de, a veces, Rafinha y, siempre, Alba, obligaban al Leganés a cubrir una extensión de terreno vastísima en su primera línea de presión, lo cual le infligió un desgaste físico y mental terrible amén de llevarle a un goteo de errores individuales que entre Messi, Neymar y Suárez convirtieron en cinco golazos fáciles para ellos.
El Barça atacó en superioridad numérica demasiado a menudo.
La moraleja del encuentro debe partir de la base de que lo que ocurrió, visto con perspectiva, se antojó como inevitable. Más allá de la brillantez de la tridente ofensivo, que es una constante con la que el Barcelona puede contar casi sin excepciones, la actuación de los azulgranas careció de grandes alardes: no consiguió que Iniesta y Rakitic entrasen en juego, la mayoría de sus recepciones eran de espaldas a la portería de Serantes, no bloqueó las transiciones locales (el Leganés chutó cinco veces más que el Barça) y sufrió sobremanera en el duelo que más peligro suponía (Darwin Machis vs Mascherano), pero dio igual y hubiera dado igual en casi cualquier variante posible que naciera de este guion. El Leganés nunca hubiera tenido opción de cortar el flujo hacia la MSN contra un sistema tan ancho como el que planteó Luis Enrique y estaba condenado a que el paso de los minutos le pasara una factura que iría multiplicando sus imperfecciones. Por descontado, poco hay que criticar a Garitano. A Messi, por norma, se le conoce cuando ya te ha matado. Y además, igualmente por norma, también te mata cuando lo conoces.
Foto: Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images
Jose Juan 18 septiembre, 2016
Lo de Messi es que… no quiero exagerar porque es verdad que no vuela ni echa fuego por la boca…y la defensa de tres es mi ilusión para esta temporada con la llegada de Umtiti y los rumores sobre Marquinhos.