Hubo un instante en el que Ronaldo, Henry, Van Nistelrooy, Raúl y Shevchenko jugaron a la vez. También Batistuta, Crespo, Kluivert, Owen y Trezeguet. E incluso Vieri, el Piojo López, Elber, Tristán y Roy Makaay. Fue la última era dorada de esos futbolistas que, siendo o no siendo delanteros centro, podían llevar el “9” en la espalda sin que nadie se sorprendiera por ello.
Sin prisa pero sin pausa y debido a la evolución del fútbol, el hábitat de esta figura se ha ido volviendo más y más hostil, motivo por el cual el talento ha terminado desviándose hacia otras posiciones. Pura Ley de Darwin: cuando la mayoría de los sistemas están orientados a que el goleador llegue y no a que esté, quien posee ese instinto depredador acaba adaptándose al lugar donde más se le potencie. Por eso se cuentan tan pocos “9s” entre los mejores jugadores del momento.
Para Diego Pablo Simeone, esto ha supuesto un problema. Su proyecto se basa en ideas futbolísticas que, groso modo, ya podían verse en la Serie A o la Liga de los años 90, y esto no debe leerse como una crítica, porque el fútbol va de ganar y el Cholo está demostrando que con esta idea se puede. Pero el caso es que su sistema necesita uno de esos delanteros que en la época citada se veían en cualquier sitio, y desde que perdió a Falcao y Diego Costa, no ha encontrado otro que le convenga. Sus tiros han estado bien pegados, Mandzukic, Jackson Martínez y Vietto parecieron fichajes muy reflexionados, pero hablando en plata, garantías, lo que se dice garantías, hay entre una y tres; todo lo demás no dejan de ser apuestas, y para que una rinda como el Cholo precisa (como hizo Costa, como una máquina de ganar partidos) debe existir una compenetración tan, tan perfecta entre él y el colectivo, a nivel táctico e incluso humano, que resulta imposible de adivinar antes de verlos en convivencia.
Gameiro huye del contacto, se aleja de los rivales. Su carácter es diferente al del Atlético de Madrid.
En estas, aterriza en el Vicente Calderón Kevin Gameiro, que el año pasado se salió del pellejo como muy pocos en Europa. Su impresionante rendimiento pareció producto de un regalo de la genética, el que le ha permitido conservar intacta su endiablada velocidad con 29 años para unirla a la experiencia que ya se acumula con esta edad. Con Emery, en el Pizjuán, Kevin dio el nivel que Simeone necesita para ganar la Copa de Europa. Así de bestial resultó. El problema, o la duda, reside en que no hay dos equipos iguales, y en que, en concreto, su Sevilla y su Atlético de Madrid guardan escasas características en común.
Por empezar por lo negativo, existe un recurso crucial y determinante para todo “9” de Simeone que Gameiro no podrá activar: la capacidad para ejercer de boya en una salida de balón en largo. El poderío aéreoGameiro no tiene el juego aéreo típico de los «9s» del Cholo del francés, así como su dedicación a la hora de chocar con los defensas para ganar la posición, está muy lejos del ofrecido por Falcao, Costa, Raúl García, Manduzkic o Torres. Kevin no es un futbolista de fricción, no es un futbolista de desgaste, no es un futbolista cuyos rasgos más superficiales conecten con la esencia del “Cholismo”. Su repertorio muestra mayor finura, mayor cálculo, mayor aroma de jugador distinguido. Habrá que cotejar su encaje en un proyecto tan definido que vive tanto de su carácter semi-bélico. Pero si Gameiro y el Atlético superan esta barrera abstracta, el francés posee virtudes sobradas para compensar sus carencias como receptor de juego directo y hacer viajar a los colchoneros hacia una nueva dimensión.
La velocidad de Gameiro es un argumento de primerísimo nivel incluso en Champions League.
Y por supuesto, el argumento principal estriba en su rapidez. La velocidad de Kevin Gameiro es absolutamente aristocrática en el fútbol europeo, es una virtud que sobresale tanto como la técnica de Benzema o la intensidad de Luis Suárez: no existe ningún defensa central que pueda recuperarle un metro a este hombre cuando ya ha empezado a correr. Además, le saca todo el partido posible a su condición. Al menos, cuando su equipo se lo permite. Y ahí es donde entrará en juego Diego Pablo Simeone.
La crítica más importante que se puede realizar al técnico del Atlético de Madrid es que, dirigiendo un equipo de perfil defensivo, nunca ha sido capaz de diseñar un contragolpe amenazante. Hubo un instante enSimeone debe construir por fin una gran contra el que Diego Costa ofreció tal versión que él solo asustaba al oponente, pero ni siquiera entonces recibió la ayuda precisa del sistema o del equipo. Ahora se sumará al proyecto Gameiro y eso equivale a que el Calderón mirará cómo esprinta uno de los delanteros más dominantes del planeta en la transición defensa-ataque, un tipo que lo mismo te machaca la espalda de los centrales que la de los laterales, e igual de modo directo o tras bajar a tocar en apoyo para dejar de cara a quien le lanzará. Las posibilidades que sirve el francés en la peor fase del juego del Atlético de Madrid son casi ilimitadas, y por eso resultaría absurdo entrar en ellas, pero sí cabe señalar que, hasta el momento, Simeone, sobrenatural en muchas otras facetas, no ha demostrado nada que anime a asegurar que vaya a saber aprovecharlo. En cierto modo, esto será una reválida para él.
Gameiro no destaca en ataque posicional, pero superará lo que dieron Vietto, Jackson y Torres.
En cuanto al desempeño de Gameiro en situaciones de ataque posicional, la verdad es que su rendimiento se desploma bastante. Desde luego no se trata de una vulgaridad, pero no es la referencia que sí representa en transición. En el ámbito asociativo, en lo referido a la captación de rechazos, en lo vinculado a ganar la posición dentro del área, etc, es un jugador que oscila entre lo discreto y lo correcto si lo medimos en clave un equipo que aspira a conquistar la Liga de Campeones. No obstante, se impone señalar que, pese a su edad, se habla de un atacante en continuo aprendizaje que el año pasado mostró argumentos que jamás había empleado antes en su carrera, y el tándem formado por Simeone -tutor- y Griezmann -ejemplo- puede ayudarle a seguir creciendo. Condiciones tiene, tanto en lo físico como en lo técnico, para romper una nueva barrera y explotar en espacios reducidos.
A modo de epílogo, y aunque en el texto se han servido un número casi equitativo de pros y contras, debe constatarse que la magnitud de las ventajas supera con creces a la de los inconvenientes. Con los fichajes de Nicolás Gaitán y Kevin Gameiro, la pelota queda en el tejado de Simeone. El Atlético de Madrid se está convirtiendo en uno de esos equipos cuya única limitación radica en que el Barça tiene a la MSN y el Madrid a la BBC. Su plantilla está más cerca que el año pasado de la del Bayern Múnich, el Manchester City, el Paris Saint-Germain y la Juventus de Turín. Ahora toca optimizarla tan bien como cuando adolecía de más trabas. No será fácil. Pero sí factible.
Foto: GOGO LOBATO/AFP/Getty Images
kikamen 30 julio, 2016
¿Con esto se certifica un cambio de estilo en el Atlético? Es decir, ¿se va a convertir el Atleti en un equipo contragolpeador sí o sí?
Otra pregunta, ¿cómo va a afectar esto al juego de Griezmann?¿cómo van a interactuar ambos?