No es fácil hablar de Inglaterra. La camiseta del país que inventó el fútbol carga una mochila invisible que aumenta de peso a cada torneo que pasa. Inglaterra ha tenido jugadorazos. Más que eso, ha tenido equipazos. En 2006, los británicos se plantaron en Alemania con un conjunto lleno de estrellas que fue capaz de quedar eliminado sin perder ningún partido. Es un poco el triste sino inglés desde 1966; liarla de alguna manera estrambótica. A la presente Eurocopa acudían bajo el optimismo de los recientes éxitos de equipos como el Tottenham (medio once titular pertenece a los Spurs) o el Leicester… para acabar más que nunca en manos de Wayne Rooney.
Rooney está siendo absolutamente clave en el juego inglés
Inglaterra no está jugando mal, aunque anda lejos de hacerlo bien. Su fútbol no es veloz, se vuelve tedioso por momentos, pero ni ante Rusia ni ante Gales mereció nada parecido a la derrota. Organizados en un 4-3-3, es el centro del campo la zona que parece estar más definida. Eric Dier, mediocentro, es el amigo de todos en la búsqueda del equilibrio. Inglaterra tiene características ofensivas. Sus laterales, por ejemplo, son de mucho subir. Y luego están sus interiores. Dele Alli está gozando de bastante libertad. A priori es interior derecho pero se mueve persiguiendo el espacio. El que baja es Rooney.
Wayne está ejerciendo el papel que todos sabíamos que algún día tendría. Rooney es interior pasador, una especie de Kroos a la inglesa. Actúa escorado a la izquierda y a veces recoge el balón en su propio campo para jugarlo. Sin embargo, la energía de Dele Alli y su propio rol creativo le exigen movimientos hacia los lados, es decir, que corra. Y Rooney no lo soporta. Wayne va a su ritmo. Inglaterra tiene orden y estructura gracias a él, pero también paga el peaje de ser lenta.
La delantera inglesa necesita un golpe de timón que la revitalice
Sin cambio de ritmo y teniendo que derribar repliegues, los delanteros ingleses no están destacando. Harry Kane no ha marcado, mientras que Sterling acumula dos encuentros flojísimos en la Eurocopa. Para colmo, el del Manchester City apenas se está moviendo de su parcela. Raheem se limita a recibir y tratar de colar unas diagonales que no le están saliendo. Inglaterra necesita más. Necesita gente que sobreviva a la lentitud de Rooney, que aproveche las ventajas asociativas y que desborde. En 2016 es arriesgado pensar que Daniel Sturridge puede cumplir con todo, pero su participación ante Gales fue decisiva saliendo del banquillo. Por el gol, claro, pero sobre todo por su presencia en el juego. Sus minutos superaron en calidad a los de Lallana y Sterling. Normal; es mejor futbolista que ambos.
Foto: PHILIPPE HUGUEN/AFP/Getty Images
Pastafari 20 junio, 2016
Aluciné con el enlace a la foto del plantelazo que tuvo Inglaterra el 2006.
No creen que Sterling y Lallana entran dentro de los jugadores que juegan más por ser favoritos del seleccionador que por rendimiento, tema visto en el último #DirectoEcos?