El Madrid de Zidane se parece al de la Décima. Su identidad, sus virtudes y sus defectos coinciden casi punto por punto. Es paciente, precavido y generoso en el esfuerzo. Sabe sufrir, estar junto y castigar errores ajenos. Y le cuesta salir jugando, mandar 90 minutos y crear fútbol en equipo. También existen diferencias, por supuesto. Entre ellas, que llega más fresco y con la BBC intacta. Lo malo, que haberlo lo hay, reside en que su línea positiva se ha extendido menos en el tiempo. Se reduce a un mes y medio, mientras que, en 2014, jugó bien casi un semestre. Tampoco tiene a Di María, ni a Alonso, pero en general, el Madrid de Zidane está hecho a imagen y semejanza del que ganó su décima Champions League.
Y eso, en clave merengue, es una buena noticia, porque formalmente se adapta muy bien a competir contra el Atlético de Madrid. Aquella Final fue una prueba. La historia recuerda el empate agónico de Ramos, Con Casemiro, el Madrid borra su gran carencia defensiva vs el Atléticopero el análisis revela que el milagro no fue ese gol, sino que el Real llegara perdiendo al minuto 93. Con Khedira cortocircuitando el juego aéreo de Raúl García como se presume que hoy hará Casemiro sobre Saúl, las posibilidades ofensivas del Atlético fueron muy poquitas. El partido fue un ataca-que-te-ataca de los blancos en el que casi nunca tuvieron que correr hacia atrás, en el que solo le incomodó el tic-tac. Si su rival hiciera hoy lo que hizo aquel día, estaría en condiciones repetir el mismo dominio. Y sacando mayor tajada.
Ronaldo supone una ventaja para Zidane en cualquier partido que no juegue Messi
Como se apuntó, la diferencia sustancial entre da Luz y San Siro estriba en la BBC. Y más en concreto, en Ronaldo y Bale. El portugués está jugando esta Champions como la juega una Leyenda. Sabe cuándo aparecer, qué tipo de acciones afectan al juego y cómo influir en los demás. Se notan sus 31 años. Pero para bien. Para mal, sólo relativamente. Es cierto que no tiene la punta de velocidad y la capacidad para prolongar carreras de hace cinco temporadas, pero también que ha llegado a la primavera bastante más rápido que en 2015, 2014 y 2013.
Y Cristiano no es normal. El Atlético de Madrid es el equipo que mejor lo defiende y, sin embargo, incluso estando peor que ahora, dispuso de tres ocasiones en el derbi de la Liga en el peor choque del Madrid de Zidane. Qué decir de la eliminatoria del año pasado; la abrió y la cerró él con la jugada y la asistencia a Chicharito. Hoy se espera que ocupe una posición bastante más abierta de partida. Si intenta regatear en esos minutos iniciales, aunque Juanfran se la quite, Diego Pablo lo temerá con fundamento. Un Cristiano chisposo, en una Final, es muy duro emocionalmente para cualquier adversario. Y un plus de confianza para sus compañeros.
El nivel de Gareth Bale obliga a considerarlo pese a que estará perfectamente defendido
Y luego está Bale. Como con el luso, no existe un colectivo más adecuado para neutralizar al galés que el Atlético de Madrid. El sistema de ayudas es rapidísimo, su agresividad da poco tiempo para la maniobra, no concede espacios ni entre líneas ni a la espalda de su defensa. Y además, cuenta con los dos marcadores que, de modo individual, más pueden molestarle: Augusto Fernández y Filipe Luis. Con todo y esto, Bale aspira a constar. Sin llegar al nivel de Cristiano, hace que el Real disponga de dos futbolistas que están por encima del resto. Su club tendrá hoy con ellos lo que soñó en el verano de 2009 cuando fichó a Ronaldo y Kaká. El Madrid es el ataque subdesarrollado que se medirá a la que, más allá de puntualizaciones, es la defensa más dominante del continente, pero si el balón está mucho rato en la mitad de campo que termina en Oblak, el “11” y el “7” van a hablar.
Antes de adentrarnos en el giro de guion más relevante de la película, el que convertirá un artículo que parece presagiar una victoria blanca en uno que parecerá presagiar el triunfo del Atleti, hay que dedicar un punto a la figura de Lucas Vázquez.Lucas Vázquez puede ser importante saliendo desde el banquillo El gallego va a gozar de minutos sea cual sea la situación de partido, pero en la que podría alcanzar un valor que hace nueve meses no se hubiera creído casi nadie es en aquella en la que saltaría al campo con el Madrid por arriba en el marcador. La velocidad de Carvajal, Pepe y Ramos, el poderío aéreo de Ramos y Casemiro y la capacidad táctica de Ramos, Modric y Kroos prometen consistencia, pero si a ello se une el trabajo de Lucas Vázquez sobre la salida de Filipe Luis, se antojaría difícil encontrar un esqueleto más apropiado para defender a un Atleti que buscase un gol con necesidad. Lucas es una pieza importante dentro del marco de esta Final. Hasta el punto de que a Zidane le dolerá, y no poco, dejarlo en el banquillo.
Ahora mismo, es difícil vislumbrar cómo podría superar el Madrid la presión del Atleti
Donde menos eficaz resultaría el canterano, como la mayoría de sus compañeros, sería contra la presión del Atlético de Madrid. Colectivamente, ahora mismo, el Madrid no sabe hacer nada al nivel que muestran los rojiblancos cuando defienden en campo contrario. Es el fruto perfecto de un trabajo de cuatro años y medio y una plantilla notabilísima, y un aval que bien podría valer una Champions League. El Real no ganará la Undécima si no consigue sobrevivir a los 20 o 30 minutos en los que le tocará lidiar contra ella.
El principal problema merengue sacando el balón desde atrás recae en que su actitud es radical pero no posee estructura para soportarla sin riesgos. Es como si creyera a tope en una cosa que en realidad no existe. El efecto emocional de la directriz ha marcado diferencias a su favor; reúne tanta calidad que, cuando insiste, termina aflorando. Gracias a ello conquistó el Camp Nou, sin ir más lejos. Pero ante este Atlético, que es perfecto defendiéndola, queda menos lugar para el optimismo.
Ante la ausencia de ese sistema definido, el Madrid tira mucho del talento de sus piezas. En pos de potenciar a dos de las más gráciles, Kroos y Modric, tiende a invitar a Casemiro a subir hasta la mediapunta,Zidane ha prohibido a los suyos salir de atrás en largo, pero quizá hoy deba matizarse para que los dos europeos formen el doble pivote y se la pasen el uno al otro. Pero ni aun así alcanzan fluidez. Primero, porque no hay quien se ofrezca entre líneas para permitir un pase limpio hacia delante; segundo, porque Casemiro como enganche es un cero a la izquierda y el Madrid juega con uno menos. Contra el Atlético, bajo esta disposición, Zidane podría añadir variantes que sonarían interesantes, como abrir y subir mucho a Bale y Ronaldo, buscarlos en largo con Modric y Kroos, y emplear a Casemiro para barrer las segundas jugadas. No sería una acción de gran precisión, pero con que le saliera un par de veces, Simeone mandaría a aflojar la presión. En cualquier caso, esto es elucubrar. De momento, Zidane no ha estado ni cerca de permitir una iniciación en largo. No lo hizo ni en Vallecas, donde hasta el Barça prescindió de la salida rasa. Además, el técnico galo no ha mostrado gran cintura para adaptarse a sus adversarios. Él tiene una idea de Madrid y de ahí no se sale. Por eso ha construido un equipo que parece más plomizo de lo que podría. Pero es posible que, también por eso, crea tanto en sí mismo pese a ser de plomo.
Bale, Ronaldo y su defensa serán los avales que presente Zidane para ganar la Champions.
La obra de Zidane reúne virtudes suficientes para plantarle cara a este Atlético. Su moderada consistencia defensiva, su brutal pelota parada, Gareth Bale y Cristiano brillan como pilares de la misma. Y durante al menos una hora de la Final, a partir de ellos, se le atisba incluso cierta ventaja estratégica. Pero si no se saca nada de la manga para la media restante, la de la presión rojiblanca, su equipo puede llegar a desangrarse. Porque además, la pieza maestra contra esta dificultad, Luka Modric, no parece tan lúcida como en sus mejores horas. El croata no se fía y no se permite licencias: o su técnico le da argumentos, o adoptará esa actitud conservadora que tanto lastra a un conjunto que, al fin y al cabo, vive de desatar su talento. Mandar en la, ahora, vulnerable mente de Modric será clave. Si el Cholo consigue que la domine el miedo, el Atlético llevará la iniciativa. Si Zizou logra que la domine la seguridad, la cosa será del Real. Ocurra lo que ocurra, estará impregnado de fútbol. Todo indica que la Final superará, salvo sorpresa, la calidad global de la entrega de hace dos años. Esta vez, contarán los dos de verdad.
@allan_ha 28 mayo, 2016
El Madrid pone los mejores jugadores y el Atleti el equipo, la principal desventaja competitiva del Madrid es Zidane. Si Simeone sale a por el Madrid en los primeros 20' saltar esa presión solo está al alcance de los superdotados que además posean un plan y no anticipo que Zidane lo tenga.
Si el Atleti logra que la salida se de con Kroos y no le permiten voltearse podrán pillar varios robos arriba, si Zidane pilla el truco salteará con el pase largo a Bale y CR7, con lo que puede crear mucho peligro. Esta final con Xabi sería otra historia.