Hay un tipo de futbolista que Argentina adora producir. Se trata de ese delantero no muy alto, de piel oscura y aspecto racial cuya principal virtud son los golpes de cadera. Hablamos de un atacante experto en el arte de romper cinturas, normalmente veloz y también goleador. El primer gran exponente de esta especie fue Carlos Tévez, al que siguió un lustro después Sergio, Kun Agüero, quizás el de mayor nivel de todos. Al calor de estas figuras han nacido otras, como la de Ángel Correa, gran esperanza atlética para el futuro… o Sergio Araujo. De aspiraciones individuales más humildes, el canterano de Boca Juniors logró en Las Palmas y la Segunda División su explosión como jugador. Sus 25 goles fueron el argumento principal en el retorno canario a Primera. Tras aquello, quedaba comprobar cómo resultaría su salto a la máxima categoría. Por ahora, la cosa no va del todo bien.
Sergio Araujo, imperial en Segunda División, no marca en Primera
Encontrar los motivos de por qué suceden estas cosas no siempre es fácil. La razón más obvia y lógica apunta al incremento de nivel entre Primera y Segunda. Hay poco que explicar aquí: La Primera División es más rápida y está compuesta de mejores futbolistas. Pudiera ser que Araujo no fuera suficientemente bueno para trasladar su fútbol explosivo y móvil a la élite. No sería el primer caso. Eso sí, metemos el condicional, ya que tácticamente hay historia que contar.
De la mano de Paco Herrera, Araujo y Las Palmas tuvieron éxito con un fútbol vertical y directo. Sin incurrir en “pelotazos”, los amarillos miraban constantemente a su punta para avanzar. Este escenario es el favorito del argentino. A Sergio lo que le gusta es lidiar con los centrales por todo el ancho del terreno. Sacarlos de zona para generar juego y situaciones de remate. Ser un “9” de movilidad permanente. Por desgracia para él, el sistema de Herrera fue incapaz de mantener la profundidad del año pasado. Araujo se vio desconectado de todo, lejos del balón y de la portería adversaria. En tierra de nadie.
Quique Setién busca un fútbol muy diferente al de Paco Herrera
Quique Setién no tiene nada que ver con Paco Herrera. El estilo asociativo del santanderino se ha dejado ver de inmediato. Las Palmas es hoy un equipo que invierte más pases y esfuerzos, por ejemplo, en su salida de balón. También es un equipo más junto, que pretende progresar de manera más grupal. Para ello, Setién ha reubicado a Tana como “tercer centrocampista”. Sin embargo, estas medidas tampoco están repercutiendo positivamente en Araujo. Podría decirse que Sergio y Las Palmas no consiguen encontrarse. Falta ese futbolista de último pase que conecte con el ariete cuando escasean los huecos. Jonathan Viera, que podría ser ese hombre, es clave en la izquierda, y su protagonismo en cierto modo resta espacios para moverse al propio Araujo. No hay unión entre ambos.
Otros procesos relevantes del fútbol ofensivo de Las Palmas, como las carreras y centros de Nabil El Zhar, tampoco enlazan con las características de Araujo, que prefiere balones frontales que laterales. Todo este cúmulo de circunstancias está haciendo que el delantero, presente en 31 goles en la 2014-2015, apenas tenga participación en los tantos de la Unión Deportiva en Primera. ¿Es definitivo todo esto? No es seguro. Después de todo, Araujo es un niño de 23 años que debuta en Primera. Necesita tiempo para adaptar su juego a la exigencia. Las Palmas, eso sí, le necesita cuanto antes.
@DavidLeonRon 12 diciembre, 2015
Te pones a mirar los 31 goles del año pasado y casi no te crees que en Primera no se le esté viendo…