Nació el fútbol como fútbol y ya no se usaban las manos. El único vestigio de ese antepasado común con el Rugby era aquella figura de colores distintos que deambulaba melancólico en las postrimerías del campo, cuidador del arco como Cancerbero del infierno. En una disciplina que alcanza el clímax anotando goles, él debe evitarlos. Figura maldita, quizás, pero llena de empuje literario. Tejedor de historias profundas de soledad y resiliencia, hombretón temerario y cacique de facto cuasi-universal. Especial. Desde que naciera, el portero siempre representó una contradicción: en un deporte cuyo nombre se debe a que se juega con los pies, por regla el único futbolista imprescindible es el que tiene permitido usar las manos para agarrar el balón. Esa ventaja, que a simple vista pareciera una bendición, una especie de súper poder que eleva al guardameta por encima de los otros jugadores, fue una condena. Había que encontrarle limitaciones y así se inventaron un área de dieciséis metros y medio, primero, y luego otra de cinco con cincuenta que serían las únicas zonas del campo en las que el arquero podría hacer uso de su singular cualidad. Lo encerraron. O se encerró, igual da. Entre la responsabilidad de ser el último bastión antes del hundimiento o la gloria y la necesidad de reafirmar su singularidad, el portero creció haciendo del área un refugio del que no salir, casi como si fuese un habitante de The Village, película de N. Shyalaman, y el resto del terreno de juego fuese el bosque prohibido por el consejo de ancianos. Muchos decidieron no abandonar la línea de gol, remachados sobre ella, como si se trátase de un patíbulo, a la espera de una ejecución.
El portero es un tipo especial y su juego está condicionado por ello
El aislamiento por castigo compensatorio no evitó que los hombres de la portería cimentaran leyendas alrededor de su labor. El portero es un monstruo a medio camino entre mártir y héroe. Ese es su sino. Por poder usar las manos se convirtieron en instrumentos del resultado. La mitología grabó históricamente la escena del arquero volador salvando a su equipo. De hecho, se configuró como el momento definitorio: el portero se consagra el día que le llueven balones de gol como agua en Seattle y él aguanta con fuerza épica para que los suyos no pierdan. Y esto último es fundamental. El destierro al área no sólo significaba la construcción del rol de portero como herramienta del marcador final, sino que minimizaba su capacidad de influir en él. Un portero tal y como estaba fabricado no sólo no era un elemento natural del juego del equipo, sino que apenas podía llegar a ser la línea entre perder y no hacerlo, nunca entre ganar o no. El portero no marcaba goles, no ponía asistencias y no creaba juego. Encerrado en el área incluso se podría decir que perdía su condición de jugador de fútbol. ¿Es futbolista alguien que no es partícipe del juego? ¿Lo es alguien que sólo está presente en una acción definitiva, sí, pero separada del todo? ¿No debería pertenecer a otra categoría como lo hace el entrenador? Inocentes o no, el mundo fútbol llegó a asumirlo tácitamente. Aficionados, prensa especializada y hasta los mismos protagonistas al hablar del portero usaban por acción u omisión referencias a su diferencia. Si el fútbol es por definición un deporte colectivo, el futbolista por definición es un ente colectivo.
Curiosamente, una de las aseveraciones que mejor representa esa duda que rodea la condición de futbolista salió de los labios de Carlos Peucelle. El argentino, uno de los padres del icónico equipo de River Plate, La Máquina, llegó a decir que su River jugaba 1-10, es decir, con un portero y diez jugadores. Lo llamativo es que fue ese mismo equipo el que alineó por primera vez a un arquero líbero, al menos dentro de los archivos y el registro a los que quien escribe ha tenido acceso. José Soriano, que de joven jugaba de ‘centrojás’, cerraba el centro de una defensa de dos zagueros, atreviéndose a anticipar a los delanteros en alguna ocasión. Su aproximación al juego fue revolucionaria, pero desde antes había habido acercamientos del portero al fútbol a través del saque o la organización de la defensa. Antes y después de Soriano se insistió en la incorporación del portero al entramado colectivo desde esas mismas acciones hasta que el portero dejó de definirse como un mero guardián y pasó a ser evaluado, al menos por los profesionales, a partir de conceptos como su dominio del área, juego por arriba, calidad del saque, interacción con los defensores e incluso su juego de pies desde que en 1992 cambiase la regla de la cesión. Así, José Luis Chilavert, por ejemplo, se convirtió en un futbolista determinante en ataque a partir de sus sensacionales saques de puerta. Aunque no salga del área, el portero moderno es un futbolista más.
Cuando decidió que podría sumar más que parando, el fútbol cambió
Walter Zeman, Ricardo Zamora, Lev Yashin, Ubaldo Fillol, Dino Zoff, Peter Shcmeichel… Aunque es una historia de nunca acabar, porque incluso hoy existen arqueros cuya implicación en el juego es aquella del portero original, ya desde la década del 40′ la dinámica cambió, y los recién nombrados son de los más dignos exponentes del puesto. Habían puesto punto final a la maldición. Eran uno más a nivel táctico y podían ganar partidos. Sin embargo, se podía ir más allá. Poco después de que Soriano abandonara Nuñez, Amadeo Carrizo aterrizó en el arco riverplatense y empezó a regatear rivales y a luchar por balones sueltos fuera del área grande como si fuese un defensor más. Lo propio haría Gyula Grosics en la Hungría de la época, cambiando las gambetas por afinados pases a sus compañeros. A partir de ahí, la lista es corta, pero notable: Radenkovic, Gatti, Kelsey, Bals, Stuy, Lawrence, Van Breukelen, Campos, Navarro Montoya, Cristante, Molina o Vilar fueron algunos de los porteros cuya zona de acción sobrepasó el área de penalti.
Obviamente, la no mención de René Higuita y Manuel Neuer no fue un descuido. Seguramente se trate de los dos porteros que más espacio han cubierto y con mayor peso táctico en sus equipos al más alto nivel. A continuación, el artículo pasará a ilustrar el fútbol de ambos al uso de análisis similares de la web. No se trata de compararlos ni de buscar un ganador, sino de homenajear a dos joyas futbolistas, adelantadas a su tiempo y que sirven de base para vislumbrar posibles cambios en el fútbol a través de su proceder. Por motivos didácticos se ha decidido usar un paralelo con semejanzas y diferencias entre el colombiano y el alemán, y por tanto es importante clarificar que hay factores muy marcados que condicionan el estudio tales como son la época y la cultura táctica existente, la cultura táctica colectiva y las reglas del juego. Más adelante se profundizará en ello.
Higuita y Neuer, quizá los porteros más sui generis de la historia
Seguramente la única constante posicional en el Bayern de Pep Guardiola sea Manuel Neuer. Si se trátase de un portero normal, apuntar donde juega Neuer resultaría baladí, mas su unicidad hace que sea imperativo hacerlo a la hora de analizarlo. Manuel Neuer juega de portero-líbero detrás de la línea defensiva y cuando hablamos de la defensa de un equipo de Guardiola, que juega a cuarenta o cincuenta metros de la portería, Neuer se tiene que ubicar a veinte, treinta o más metros del área grande. Lo mismo ocurre en la selección alemana (foto de la izquierda). René Higuita no hacía tal cosa y solía aposentarse en la media luna (Foto). La diferencia no estaba en la altura de la defensa, que en Colombia y sobre todo en Nacional era tan alta como cualquier otra defensa súper adelantada (Foto), sino en la disposición ofensiva de cada uno. Sobre esto nos adentraremos en párrafos posteriores, pues, una vez ha quedado claro donde se ubicaba cada uno cuando su equipo atacaba (En una situación normal de ataque posicional), el artículo dedicará los párrafos subsiguientes al comportamiento en fase defensiva.
Ningún otro portero ha cubierto más terreno en defensa y ataque
La idea del portero-líbero a nivel defensivo se desarrolla y se potencia cuando el defensa-líbero desaparece y da paso definitivo a las defensas en línea y con disposición zonal. A finales de los 80’s, el Milan de Sacchi daría la estocada final a una revolución que habría empezado, de una forma u otra, en los años 60’s y que se convertiría en tendencia global más o menos a mediados de los 90’s, como bien está explicado en este texto de Chema R. Bravo. Sin el ‘hombre escoba’ tradicional, los porteros-líbero comenzaron a ejercer esa función (foto de la derecha). El área era dominada por ellos, guardianes no sólo de su portería sino también de la espalda de la zaga. Tanto por arriba (foto de arriba a la izquierda) por abajo (foto de arriba a la derecha), Neuer e Higuita interpretan que los balones que transiten por el área de penalti son su obligación y por eso achican y salen a su encuentro. La defensa pasa a ser la segunda opción en estos casos. La zona de acción no termina ahí. Mientras en Europa el Milan aplastaba, en Sudamerica el Nacional y la Colombia de Francisco Maturana daban de que hablar. Jugando en un 4-4-2 o un 4-5-1, los equipos de Maturana e Higuita imprimían una presión zonal al adversario incluso en campo contrario y ubicaban la línea defensiva a una altura irreal. La tentación de enviar balones a la espalda de la defensa era muy grande y por tanto el arquero colombiano debía no sólo ser ‘escoba’ en su propia área sino que debía serlo prácticamente en todo su propio terreno (Secuencia Completa). Lo mismo ocurre en el caso de Neuer, consagrado como el portero del momento en el mítico partido ante Argelia en el que detuvo una y otra vez los ataques argelinos con anticipaciones a treinta metros de su portería (Foto). Ningún otro portero ha cubierto tanto terreno de forma sistemático como ellos dos.
Con Higuita y Neuer, sus equipos defienden desde la mitad del campo
Sus estilos y recursos, empero, son diferentes. Si bien ambos son excelsos en el tackle defensivo, con Neuer siendo técnicamente mejor en la acción, (foto de arriba la izquierda) como medio de anticipación (Foto), también es cierto que no hay ninguna parte del cuerpo que no sepan utilizar para hacerlo (Foto). Esto es, anticipaciones con las manos cuando se puede (Foto), con la cabeza (foto de arriba la derecha), el pecho (Foto) o las piernas. Las diferencias las marcan las condiciones técnicas y físicas de los dos. Por ejemplo, si la anticipación debe hacerse saliendo a 45 grados de la portería (Foto), Neuer es impecable debido a su mayor tranco. Por las condiciones de cada equipo, las situaciones en las que Neuer debe hacerlo son varias mientras que, para fortuna de Higuita, pues no es especialmente virtuoso haciéndolo por ser más lento en carreras largas, su equipo no provoca esas jugadas (Curva Maturana). Por otro lado, si la anticipación se debe hacer sobre el carril central, con un ángulo mucho más recto respecto al arco, es Higuita quien tiene más calidad en esas intervenciones. Esto tiene varias explicaciones: la primera es técnica y es que Higuita tiene muchos más recursos en ese sentido para anticipar y salir victorioso. Hablamos de controles orientados con cualquier parte del cuerpo (Secuencia Completa), de sombreros para eludir al rival, de movimientos mucho más ágiles, de un centro de gravedad más bajo, etc. La segunda es táctica. Higuita piensa que sus anticipaciones y robos deben ser transformados en ataques mientras que Neuer prioriza la seguridad (Secuencia Completa) y, en todo caso, la posesión que el ataque. Si el robo se produce por el centro, las condiciones para lanzar un ataque son mejores. Es también debido a esto último que Higuita es mucho más agresivo como líbero, llegando a realizar salidas y anticipaciones aun cuando la línea defensiva es baja por el contexto de la jugada (foto de abajo a la izquierda) mientras que Neuer rara vez hace eso y sus anticipaciones son a campo abierto (foto de abajo a la derecha). El porcentaje de acierto, a pesar de que no podemos contar con estadísticas acertadas en el caso de Higuita, es, seguramente, muy alto. La ventaja táctica de poder jugar siempre de frente, sin nadie a sus espaldas, es inmensa y ambos se aprovechan de ello y de su sentido de la anticipación como no pueden hacerlo un central o un mediocentro. Fútbol del más puro.
Higuita robaba para atacar; Neuer, roba y asegura la posesión
Como pueden observar, el impacto defensivo es ciertamente parecido. Sus equipos pueden alzar la línea defensiva a altura, repito, irreales de no ser por su presencia. Cortan contragolpes, se anticipan a jugadas que pueden ser situaciones de gol, controlan un mar de campo y juegan siempre con ventaja. A nivel ofensivo, las diferencias son mayores. Aquí influye muchísimo lo que decíamos antes de la cultura táctica de la época, la cultura táctica colectiva y las reglas de juego. De la época de Higuita a la época de Neuer, existen dos diferencias tácticas primordiales: la presión y la altura de la defensa. La primera tiene que ver con el ritmo, que es más alto y elimina de plano situaciones de las que Higuita tomaba ventaja, y la segunda con la organización posicional de los rivales y la defensa en campo contrario. Los sistemas de hoy están mucho más preparados que los de la era Sacchi para defender en campo contrario, ocupando mejor el espacio y con mucha más intensidad. El fútbol al que se enfrentó Higuita era mucho más desorganizado en este sentido, era más solitario y los jugadores tenían más espacio y tiempo para ejecutar. Por otro lado, aunque tanto los equipos de Higuita como los de Neuer son equipos de posesión, la diferencia organizacional entre unos y otros está separada por galaxias si se quiere. Los equipos de Higuita iban por libre, con flexibilidad para desarrollar cadenas de pases más desordenadas. Neuer, sobre todo en el Bayern, se encuentra son sistemas matemáticos. El orden del juego de posición exige mucho más al jugador que el toque-toque colombiano prácticamente en todo. Por último, las reglas del juego han cambiado y el portero de hoy tiene menos ventajas que aquél de cuando Higuita estaba en al cresta de la ola. René usaba las manos a modo de emergencia en multitud de ocasiones y hoy si Neuer lo hiciera su equipo sería castigado con un tiro libre indirecto. Es por todo esto, entre otras cosas, que la comparación es imposible y que este estudio es más un homenaje a dos excelsos futbolistas de diferentes niveles y contextos.
Veníamos diciendo que en ataque las diferencias entre uno y otro son más palpables y numerosas. Por ello vamos a empezar a descubrir el accionar ofensivo con las semejanzas que guardan Higuita y Neuer. Al tratarse de equipos de posesión, la participación en salida de balón está presente en los dos. Ambos prefieren el juego en corto, pero se manejan bien con el balón largo, tanto así que su faceta como lanzadores de contraataques, aunque poco explotada, es otro rasgo de unión. Tanto Neuer como Higuita cuentan además con un saque de puerta imponente. Hasta aquí podríamos estar hablando de cualquier otro portero, sin embargo, hay algo que Higuita y Neuer comparten que es una rara avis: organizan. Son porteros que eligen dirección y ritmo de la circulación y que incluso se suman a la fase ofensiva en ocasiones, virtudes estas dos que ningún otro portero ha reunido. Ahora, hay que decir que Neuer, por factores ya dichos, se enfrenta a exigencias distintas y por lo mismo responde diferente en sus intervenciones en el fútbol de ataque. En salida de balón es muy activo. Jugando al fútbol de posición, Neuer está totalmente integrado al sistema de salida del Bayern de Pep. Crea líneas de pase por detrás de la línea de balón (foto de la izquierda), se ofrece constantemente como una opción y lee la presión del rival para darle esa vía de escape a sus compañeros. Con el balón en los pies, suele usar pases rasos muy tensionados que se dirigen hacia los laterales o los extremos, saltándose a los centrales casi siempre, o pases embombados para llegar más lejos. En raras ocasiones sale en conducción (foto de abajo a la derecha). Es usual que lo haga en algo parecido a la salida lavolpiana, pero cuyo efecto está lejos de ser el mismo que en otros equipos puesto que es un mecanismo que el Bayern utiliza con Neuer de protagonista cuando no es presionado. Habría que decir también que el saque con las manos del alemán es una bala capaz de recorrer distancias increíbles. A diferencia de Higuita, Neuer no suele transformar sus anticipaciones más defensivas en ataques, recordemos que la prioridad es salvar el peligro y mantener la posesión, por lo que sus robos son o balones a la grada o a compañeros cercanos (Siempre pases diagonales, que sumen en juego de posición); sin embargo, cuando se trata de robos en fase ofensiva, constantes además por la ubicación altísima del alemán, Neuer es muy inteligente y le gusta repartir balones con la visión de juego de un quarterback (Secuencia Completa), encontrando compañeros en posiciones aventajadas y logrando girar al rival. Todo esto a un ritmo al que Higuita no llega.
El fútbol de Neuer es 100% Guardiola; Higuita era Colombia
Por su parte, aunque Higuita también es una línea de pase hacia atrás perenne, su actitud es muy pasiva. No crea líneas de pase ni tiene que hacerlo porque ni su equipo ni los rivales lo exigen (foto de arriba a la izquierda). Si ve que un central no sale jugando, se le acerca, la recoge con el pie, o la mano es casos de emergencia, y sale jugando él mismo. Lo hace devolviéndosela al central que se abre o bien conduciendo. El pase al lateral es muy poco utilizado precisamente por la poca presión que recibe su equipo por parte del rival. No hay necesidad. Por estilo, cuando Higuita pasa el balón desde el saque es muy conservador. Aunque tiene un buen golpeo, enviándola más allá del mediocampo con precisión (Secuencia Completa), tampoco es Petr Cech ni sus delanteros Didier Drogba, por tanto no es la opción ideal. Su calidad diferencial está en las conducciones, en el regate. Donde Neuer no se tiene confianza, Higuita se cree el rey de la selva. Sale a regatear en los momentos más inesperados (foto de la derecha), metiendo a su equipo en campo rival, desordenando mucho más al contrario histérico, provocando faltas e incluso llegando al área rival. Higuita se suma a fase ofensiva en muchas más oportunidades que Neuer y su comportamiento es de un mediocampista: regates, paredes, pausa, desmarques de apoyo y hasta rupturas. El efecto puede llegar a ser devastador, especialmente si es tras una anticipación. Higuita era un argumento ofensivo muy importante todo el tiempo.
Cuando Higuita hacía todo esto en 1990 se dijo que la evolución de los porteros estaba en esa dirección. Veinticinco años después, que Neuer lo haga sigue siendo revolucionario. No sólo no es un rol extendido, sino que los equipos contrarios siguen reaccionando ante Neuer como lo hacían con Higuita, más con desesperación que con argumentos tácticos. El por qué de ello no es realmente una cuestión difícil. La evolución en el fútbol está marcada por la creación de nuevos problemas, de nuevos escenarios por parte de futbolistas y entrenadores, y la solución que estos dan a los mismos. René nunca jugó en el máximo nivel, nunca jugó más allá de unos octavos de final de un mundial, ni en ningún club gigante. Nunca hubo razón para diseñar planes extendidos para contrarrestar su juego. Neuer sí y seguramente, desde estos mismos cruces eliminatorios de Copa de Europa que inician hoy, empecemos a ver soluciones a su enigma. Es lo normal. El futuro inmediato del fútbol pasa por elaborar sistemas de salida de balón cada vez más sofisticados, aquella vieja obsesión del visionario Cruyff, y por sistemas defensivos más organizados y preparados para defender esas salidas. En ese escenario, un portero capaz de sumar con balón y capaz de permitirle a sus compañeros defender todos en campo contrario, es una ventaja táctica irrechazable. ¿Qué mecanismos se inventarán los entrenadores para defender y atacar a porteros como Higuita y Neuer? ¿Marca personal a los porteros? ¿Qué reglas podrían cambiar? ¿La del fuera de juego? Se vienen tiempos excitantes, sin duda. No por nada el título de este artículo es una referencia a «Con faldas y a lo loco», traducción española de la película Some like it hot de Billy Wilder. Cualquiera valdría. El fútbol se mueve por gente así.
Kundera 17 febrero, 2015
Dos semanas de arduo trabajo y casi 3500 palabras. Sin duda es uno de los artículos que más he disfrutado hacer, pero también uno con los que nunca voy a estar satisfecho. ¡Se puede decir tanto sobre el tema! Desde un principio supe que iba a ser muy difícil. Había que ser muy metódico y ecuánime. No voy a negar que este tipo de jugadores me fascina y lo hace por una de las cosas de las que va este artículo: la ventana al futuro.
Estoy convencido de que cada vez van a haber más porteros así. El nivel técnico se está cuidando mucho y se entrena cada vez más para que así sea. El futuro más o menos inmediato pasa por salidas de balón súper poderosas y sistemas defensivos implacables. Ver al Bayern Munich, incluso más que al Barcelona, es la clave de esto. Pep es el diseñador de las mejores salidas de balón y para ganarle al Bayern en Alemania hay que hacer cosas muy extremas contra eso. Y, vamos, no sólo es Pep. El mejor equipo de Mourinho tenía una salida de balón que comenzó a cambiar cosas en el fútbol… ¡Vimos marcajes al hombre al mediocentro! Llegará el día en el que toque marcar al portero. La ventaja posicional de estos es brutal, siempre de cara, sin riesgos a su espalda, con tanto tiempo y tambo espacio…
@ Higuita
De verdad, imploro a todos los miembros de la comunidad que se vean todo lo que puedan de los 17 vídeos que ha hecho el youtuber Steveaki13 con imágenes de casi toda su carrera. Es ver ciencia ficción. Un portero que tira demarques de ruptura, que regatea, que hace paredes y que permitía a un equipo de centrales lentos defender en la mitad del campo. También recomiendo el partido contra Alemania, muy chulo las que le monta a los eventuales campeones.
@ Neuer
¡Qué jugador! Su conocimiento del juego de posición es perfecto. Sus saques son impresionantes y sus decisiones ofensivas, cuando ataca, son buenas. Neuer es un tipo que arma juego. Es menos virtuoso en algunos sentidos que Higuita, pero es otra esfera. Ha sido capaz de sumar en ataque posicional. Un jugador histórico.