Mestalla abría el año con uno de los partidos más esperados de la temporada, la visita del líder, que a su vez es su rival más íntimo y, en el presente, el equipo referencia en Europa. Lo recibía con argumentos para competirle, ya que su Valencia tiene fútbol para ganarle a cualquiera. La ciudad lo sabía y salió a gritarlo a la calle de una forma que no se veía desde no se recuerda cuándo. Y ambos conjuntos fueron justos con el ambiente. Se jugó mucho y bien.
Mestalla fue un factor claveNuno propusó una estrategia parecida a aquélla que tantas veces probó Emery sin suerte ni resultados: en el arranque, imperaría el frenetismo con y sin balón para usar la baza del infierno de la grada e intentar adelantarse, y tras el arrebato, un repliegue más pasivo para retomar el aire. Al contrario que en la etapa anterior, este Valencia se desenvuelve de maravilla defendiendo en campo oponente, si bien su estilo no suele ser tan presionante como el de ayer. Pese a ello, Nuno confió en que sabrían cómo encimar al Real y el Valencia salió con la intensidad al máximo. Al máximo. Con tres centrales, dos carrileros, tres medios y dos «9s».
La intensidad ché no regaló un respiro durante el tramo inicial.
De entrada, lo que el Valencia consiguió fue que el Madrid no tuviera un control total sobre todo lo que sucedía. Los de Ancelotti tienen una salida de balón muy buena y hombres muy técnicos desarrollándola, pero el producto final no le da para superar vez tras vez con pases cortos una apuesta tan física -en número y agresividad- como la que enfrentó ayer. Con una frecuencia considerable salía en largo, los tres centrales y Enzo Pérez ganaban a la BBC y los chés sentían la acción como una victoria que alimentaba su fe. Luego, con el balón en su poder, lo cierto es que el Valencia se quedó corto en el primer tiempo. Su ataque, en consonancia con su chip defensivo, parecía demasiado vertical y rápido, y Ramos y Pepe, sobre todo Pepe, dieron a Iker una paz que seguro que estaba frustrando a Nuno, con el mérito añadido de que la respuesta de Kroos e Isco en defensa no estaba siendo, ni mucho menos, la de Alonso y Modric contra el Bayern en la semifinal.
Bale, el único fino de la BBCMás peligro crearon los merengues. Cuando el Valencia no conseguía forzar el balón largo de Pepe, Ramos o Iker, el Madrid terminaba encontrando bien a Ronaldo bien a Bale contra un solo central en los picos del área de Alves. El portugués recibió más veces porque se movió mejor, y el galés creó más peligro porque estuvo más fino. A medida que pasaron los minutos, Marcelo, Kroos e Isco fueron dividiendo más y más presiones y los extremos recibiendo con mayor asiduidad, lo que derivó en el inicio del repliegue local. El Valencia bajó de revoluciones, su posicionamiento y podría decirse que también su nivel. Kroos e Isco aprovecharon el espacio que se les dio y el líder estuvo muy cómodo hasta el descanso, aunque su goteo de ocasiones no era el ideal porque los de Nuno también saben defender en campo propio y le tenían tomada la medida tanto a Benzema como a Cristiano. Se dice pronto, pero conste el valor del logro. Sobrevivieron sin mediar milagro.
La pausa de Gayá fue el origen de un Valencia dominador.
Tras el descanso el partido se transformó. El Valencia había recuperado la intensidad de los primeros minutos e iba a jugarse la misma carta, pero con Gayá donde Piatti (la sustitución se produjo en el minuto 22, cuando el Real ya había domado el primer arrebato ché). No hubo color entre lo que haría José Luis y lo que había hecho Pablo, fundamentalmente porque el canterano imprimió al colectivo algo de lo que había carecido: reflexión. Gayá se tomaba tiempo para decidir qué hacer, y eso era magnífico, pues a menudo lo más útil era no hacer nada, estarse quieto allí abierto con la pelota controlada y dejar que los merengues debatiesen entre sí sobre quién tenía que defenderlo. En teoría era Bale, pero como a Ancelotti le había rentado dejarlo arriba contra Piatti, reincidió en ello. De primeras Gayá se midió varias veces a Carvajal, le superó en el mano a mano y atrajo la atención de Isco. El Madrid, que en el primer tiempo había sido un bloque coherente con errores individuales, empezó a deshilacharse, cosa que aprovecharon André Gomes para aparecer entre líneas y Negredo para ejercer de pívot asistente y servir de nexo entre el propio Gayá y Barragán, que era su espejo en el otro lado. El Valencia era mejor, sumó ocasiones y transformó un par. Remontada completada. Puñetazo de autoridad.
Del 70 al 90, lo del Real fue algo cercano a la exhibición.
Con 1-2 en el marcador y su equipo algo colapsado, Ancelotti tomó cartas en el asunto: Khedira y Jesé por James y Bale. Y de ahí al final el Madrid fue un vendaval. Era el minuto 70, así que el Valencia ya no podía encimar a Kroos y cía y ese problema había dejado de existir. En defensa, Jesé tomó a Gayá y el sistema se estabilizó, si bien es algo que apenas se vio porque el Real atacó todo el rato, sin parar, en parte por el control de Khedira sobre los despejes del Valencia -pases no podía dar; solo despejes-. Isco había pasado al interior izquierdo y reactivó su sociedad con Marcelo, y entre ambos rajaron la defensa ché en cada ataque. Estuvieron mágicos, solo les faltó meter la última. Y por si fuera poco, para variar y no permitir al Valencia centrarse en una única jugada, habilitaban a Jesé cuando querían en el otro lado para que encarase a Orbán con todas las ventajas del mundo: tenía tiempo, espacio y a Carvajal doblando. La maravillosa labor de Orbán contra el canario -ni una vez se le fue- y la, ahora sí, milagrosa actuación de Otamendi evitaron que el Madrid consiguiera el gol que, por volumen ofensivo, tan probable parecía.
En resumen, el Valencia-Real Madrid resultó un partido de primer nivel y cortos nos quedamos con la valoración. Incluso en la derrota, los de Ancelotti mostraron fútbol, ideas y estructura de equipo campeón, y el Valencia consagró su temporada venciendo con propiedad a semejante contendiente. Habría que ver su lugar en la tabla si Parejo no se hubiera perdido mes y medio de competición entre lo que estuvo de baja y lo que necesitó para recuperar el ritmo. Y está a 5 del líder.
jackbonaventura 5 enero, 2015
Qué partidazo. Lo de Otamendi y lo de Gayá empieza a ser cosa muy muy seria y en mi opinión, André Gomes, si aprende y gana sobriedad (lo hará con la edad y la experiencia, supongo) puede ser una mala bestia de cuidado.
Mención especial a la inmensa labor táctica de un Enzo Pérez recién bajado del avión. Hay que ser muy bueno para bajarte del avión, y ponerte a jugar de mediocentro corrector junto a una línea de 3 centrales con unos chavales con los que casi ni has jugado y contra todo un Real Madrid de 22 victorias consecutivas (o de 0, es el Real Madrid).
Por otro lado, querría abrir un debate: veo que el proyecto del Valencia ya se puede confirmar como algo muy serio, vista la evolución desde verano. Vamos, hasta tal punto que los veo como el 4º equipo de España con claridad. Así pues, ¿quién opináis que tiene mejor plantilla -lo cual no implica ser mejor equipo-, el Atleti o el Valencia? Con vistas actuales y de futuro.