Profundizar tácticamente en lo que fue el Atlético-Barça de ayer sería excesivo. Hubo detalles importantes, como la actuación individual de Fernando Torres, pero en general asistimos a un encuentro de bajo nivel porque los rojiblancos jugaron a lo que peor saben hacer y los culés, quizás, lo vieron muy fácil y se dejaron llevar. No se les podría culpar. Cuando el Atleti se lanza al ataque su defensa de la contra rival es tan anti-competitiva que diluye la concentración de cualquiera. Así, lo más interesante no estuvo en lo que ocurrió, pues se vio lastrado por esa contagiosa mezcla de debilidad e hipertensión, sino en el plan en sí del entrenador Luis Enrique. Y definitivamente, su idea fue partir a su equipo en un 8+3 y jugar al contraataque.
Marc y Leo son los lanzadoresAun aceptando lo ya apuntado sobre la transición defensiva rojiblanca, la ofensiva del Barça asusta. Aterra. No es que su diseño porfíe en cuanto a complejidad frente a los mejores sistemas de contraataque que hayan preparado Mourinho o Klopp, pero seguramente sí lo haga en eficacia. El mero hecho de fijar a Messi en la banda mientras el contrario ataca y va sumando jugadores en campo culé ya es algo casi indefendible. ¿Qué puede hacerse? Messi solo es reducible mediante escaleras defensivas de peldaños estrechos (es decir, con tres o cuatro cuerpos juntos y peleones delante de él), y no es lógico fijar cuatro piezas allí apartadas en la banda mientras el balón está lejísimos de ese lugar. ¿Cortar la línea de pase? Sin duda es la opción, pero es muy, muy complicado negarle la recepción a un hombre de banda, porque en las bandas hay mucho espacio y cualquier mini-desmarque le deja libre, a menos, otra vez, que haya cuatro defensores acechando su sombra.
Bajo el son marcado por este Lionel contragolpeador, tres de sus compañeros crecen. Ter Stegen -es un jugador ofensivo de primer nivel, y punto- mezclando corto con largo, Suárez, que con espacios cuadriplica su valor, y este Neymar en plena explosión que empieza a alejarse de forma rotunda del nivel de jugadores como el propio Suárez son complementos suficientes como para pegar con fuerza asesina.
Lo de atrás no ofrece ninguna garantía como sujeción.
El problema es que un equipo contragolpeador necesita una defensa organizada que le sirva de cimiento. Y el Barça de eso no tiene. A título individual, sus zagueros y medios no son hoy por hoy la envidia de los grandes de Europa, pero encima se les hace el flaco favor de forzarles a defender solos, sin ninguna ayuda formal de los delanteros, aunque a veces se peguen una carrerita orgullosa. En cualquier caso, el Atlético, que de por sí no es una potencia en ataque organizado y que encima sufría las bajas de Godín, Tiago y Koke, llegaba hasta la frontal del área como si nada hubiera delante. Un equipo con Mario Suárez y Gabi encontraba a Raúl García entre líneas como Alonso encuentra a Robben con la ayuda de Guardiola. Y aunque individualizar no procede porque la respuesta colectiva no permitía defender bien, ese duelo García vs Iniesta llamó la atención más que los demás. Se puede tener el control de un partido jugando a la contra, y bien que lo sabe el Barça porque lo ha sufrido en sus carnes, pero para ello es imprescindible un sistema defensivo que por lo menos aporte estabilidad. No sabemos si Luis Enrique acabará construyendo uno así. Aunque no disponga de las piezas ideales, casi nada es imposible en el fútbol. Dicho esto, queda claro que es algo que el Barça deberá mejorar bastante si de verdad tiene entre sus planes usar el contragolpe para competir. Ayer ganó, pero no compitió del todo bien.
Alejandro87 29 enero, 2015
De acuerdo, Abel. Ayer El Cholo hizo de Paco Jémez: muy visual la propuesta, genera un ambiente de remontada y de equipo ultraofensivo pero, en el fondo, sabes que les van a caer un par.
Es de lo peor que le vi a Simeone en años. Plantear un partido al FCB así es temerario, pero conservar el esquema una vez te pones 1-1 es verte superado por el momento. Eso o sus jugadores no le escucharon cuando intentó recular.
PD. Adoro a Paco Jémez pero creo que las responsabilidades de los dos cuando enfrentan a un grande son bien diferentes y que uno puede permitírselo y el otro jamás.