Es una batalla increíble, de las más bonitas de los últimos tiempos. Barcelona y Atlético de Madrid han disputado cuatro partidos esta temporada y los cuatro han finalizado en empate. En 360 minutos de juego solo ha habido cuatro goles y en cada uno de los encuentros ha podido ganar cualquiera. Atleti y Barça contraponen sus modelos sin que ninguno tenga capacidad de superar al otro con claridad. A golpe de individualidad, los de Gerardo Martino logran tener el balón pero rara vez penetran hasta donde desean. Y el Atleti, que resiste y resiste, al final contragolpea menos de lo deseable. Salvo sorpresa, así estarán hasta el minuto 180 (o 210) de eliminatoria. Y porque no les dejan jugar más.
Barcelona y Atlético de Madrid exhibieron todas sus virtudes y defectos en un partido vibrante
Aclaremos antes que nada que el choque tuvo todo lo bueno que pueden ofrecer dos de los mejores equipos del continente. Como hemos comentado en repetidas ocasiones en Ecos, ni Atlético de Madrid ni Barcelona son equipos perfectos. Tienen carencias evidentes que no pueden ser ocultadas cuando llega la hora de competir al máximo. Pese a ello, todo lo sucedido anoche en el Camp Nou llevó el aroma del máximo nivel del balompié mundial. Con defectos, fue fútbol grande.
Como al Atleti hace rato que le salieron los dientes, Simeone puede pedirle lo que quiera a sus hombres sin miedo al petardazo. Incluso puede pedirles que salgan al coliseo azulgrana a presionar a todo campo en una ida de cuartos de Champions. Sus chavales van a cumplir. El Atlético saltó al césped agresivo, con Koke y Filipe impidiendo que Neymar se acomodara en la banda derecha y sus dos delanteros buscando a los centrales y a Pinto. Tanto atrevimiento tuvo un impacto visual importante y varias consecuencias. Los visitantes gozaron de una ocasión clamorosa de Villa pero permitieron la única recepción con metros por delante de Messi en todo el partido. El Atlético comprendió que debía ser cauto pero con su acto de valentía sembró la duda en el Barça y comenzó a vestir de sospechoso a Pinto.
El arranque valiente y arriesgado del Atlético tuvo su peso en el desarrollo de la primera mitad
Prudente como son ellos, entre Martino y Xavi debieron decidir que aquello había que pararlo. A partir de ahí, el Barcelona comenzó a invertir cuatro futbolistas (a veces cinco) en una salida de balón contra la que solo curraban dos colchoneros (Villa y Costa). Como el sistema de los jugones no presenta extremos fijos, el Barça no encontraba referencias exteriores en las que apoyarse. No se pegaban pases atrás y la pelota solo corría por impulsos individuales. Tiago y Gabi completaban un ejercicio perfecto cerrando por dentro a un Barça que no generaba casi nada. Para colmo, Alves jugó muy cerrado con el objetivo de presionar de forma inmediata a Koke y tapar así la contra rojiblanca. Solo a través de una genialidad inverosímil de Messi sintió cerca el gol el Barcelona. Los azulgranas carecían de juego para confundir y atravesar a su oponente.
Justo cuando el Atlético, ya más replegado, se preparaba para entrar de lleno en el territorio Diego Costa, un mal gesto dejaba fuera de concurso al brasileño. Consciente de que sin Diego no hay manera de avanzar, el Atleti recuperó en ciertos instantes la presión adelantada del arranque. Sin llegar a tener el efecto de los primeros minutos, los del Cholo pudieron pasársela más arriba gracias a la acumulación de piezas en el lado izquierdo. Allí se citaban Villa (bien tocando de espaldas), Filipe Luis, Koke y el ingresado Diego Ribas. Había superioridad numérica y parecía que el Atlético combinaba, aunque después no sucedía nada. A pesar de todo, el Atleti era el vencedor moral del primer acto.
Cesc Fábregas resumió por sí solo la confusión del ataque posicional del Fútbol Club Barcelona
Iniesta echó a Cesc del partido en busca de su espacio para jugarFue tras el descanso cuando Andrés Iniesta cogió el toro por los cuernos y dijo basta. El manchego bajó a por la pelota y empezó a regatear como si el fútbol se acabase mañana. Por desgracia para el Barça, semejante recital no estaba teniendo el efecto correspondiente. Primero porque Gabi, amparado por la energía del 0-1 de Diego, despejaba y cortaba todo lo que pasaba por allí. Aun así, el motivo principal tuvo mucho que ver con el caos posicional con el que atacaba el Barcelona, ejemplificado sobre todo en la figura de Cesc Fábregas. Realmente fue tremendo ver como Cesc pasó a no tener ubicación clara. Nadie sabía de qué estaba jugando el de Arenys, carente de utilidad en todas las acciones de su equipo. Ni se abría, ni la pedía atrás… Como remate final, Messi retrocedió en busca del slalom milagroso, imposible ante tanto lío colectivo. El Atlético había involucrado a Diego en tareas defensivas y ya casi formaba en 4-5-1. Los madrileños no sufrían. Minuto 68. Fuera Cesc Fábregas. Entraba Alexis y con él, el 4-3-3 de siempre.
Los veinte minutos finales fueron los más decantados a favor de uno de los dos conjuntos
A la modificación táctica del Tata, Simeone respondió con la entrada de José Sosa, pasando ahora sí a un 4-5-1 (Diego de 9) que significaba casi una renuncia total a la contra. No le salió bien la jugada al Cholo, pues un minuto después, Iniesta inventó un pase terrible a la (no es novedad) espalda de Juanfran. El gol terminó de espolear a un Neymar que, como extremo zurdo, echó hacia atrás al Atleti con sus arrancadas. El crack brasileño fue más profundo e incisivo que nunca, forzando a Gabi a salir a la banda y liberando del todo a Iniesta, que ya hacía lo que quería. El Barça colocó a sus laterales arriba y a partir de ahí, gracias al trabajo en la anticipación de Busquets, Mascherano y Bartra (bien todo el partido, sobresalientes en este tramo), el encuentro ya fue un continuo ataque barcelonista. Pudieron y quizás merecieron marcar los locales, pero en la portería atlética habita un fenómeno histórico que no se rinde tan fácil. Tanto Atleti como Barcelona entendieron como justo el resultado y ya piensan en el duelo del Calderón. Será épico, seguro.
@VGordoA 2 abril, 2014
Gran partido. Lamentable Juanfran (y diría que flojito Courtois) en el gol de Neymar. Villa también muy flojito, no se puede perdonar la primera que tuvo (y la segunda); el Barcelona hizo bien en quitárselo de encima, no está para el alto nivel.
Excelente el repliegue del Atleti después de la presión alta, consiguió minimizar a Messi.
¿se arriesgará Martino a jugar en la vuelta con Neymar en la izquierda, sin Cesc y con Alexis en la derecha)? No creo, sobre todo porque no sé si a Messi le gusta jugar así, pero sería lo más razonable. Si no, le costará marcar (aunque con el estado Iniesta, Messi y Neymar, lo puede hacer en cualquier genialidad).