Más de una vez hemos esperado, ya en la madrugada, al metro o al autobús durante 17 minutos. A veces 20, otras 15. No es mucho; te acostumbras. Por el contrario, a primera hora, habremos cogido muchos con un minuto de diferencia; 55 segundos entre tren y tren en esa media hora febril de los transportes públicos. Mucha demanda, lógica frecuencia. El tiempo es algo elástico, por eso el fútbol tiene una relación tan pasional con él. Hay partidos de 120 minutos, de 90, de 60 o de un minuto. En Anfield sobraron tantos como faltó tiempo para cantar un gol.
Decíamos ayer que la prueba definitiva para el Arsenal antes de vérselas con el Bayern Munich era enfrentarse a Luis Suárez, que no suele marcar ante los grandes. Y resulta que el uruguayo no marcó, pero en 17 minutos ya habían pasado tres trenes. Más que tren, convoy, que suena más contundente. Y los gunners no vieron ninguno.
Los de Wenger no afrontaron el partido con la tensión necesaria
Siempre lo es. Que te marquen gol al minuto de juego y a balón parado es un contratiempo agudizado para un equipo como el Arsenal, que pasa a descuidar ciertos aspectos para intentar llegar arriba y remontar un resultado.Coutinho marcó las diferencias El balón parado marca diferencias en todos los aspectos, muchos psicológicos. Y nunca se debe considerar azar la manera en la que se lanza, quién lo hace y quién remata. Gerrard sacó al primer palo, donde Koscielny y Mertesacker, hombres de mayor envergadura, quedaban lejos. Ahí picó Suárez, ganándole a Arteta el medio metro. Skrtel ponía el 1-0. En el siguiente córner, Martin se mueve hacia el punto de penalti buscando la comba abierta de Steven. Libre de marca el eslovaco, cabezazo tremendo y 2-0. Esto de entrada era un mazazo, pero todo derivó en más problemas.
El balón parado mató al Arsenal casi antes de comenzar el partido
Habrá existido porque materialmente es posible, pero es muy complicado que un equipo llegue seis veces y meta seis goles. El Liverpool llegó en tantas ocasiones, prácticamente todas de valor gol, y metió cuatro en la primera parte. Lo que ocurrió fue lo siguiente.
Con un gol en contra tan temprano, la presión se hizo bola de nieve para un Arsenal sin Flamini, clave para entender las próximas líneas, y Ramsey, cubierto por Oxlade. El balón pesaba el doble, relleno de agua Rodgers se hizo fuerte a través del mediocampoy convertido en enemigo a partir de ese momento. Si el ánimo colectivo no se restablecía, comenzando a tensar la pierna y a mover al rival con ímpetu y claridad, el Liverpool iba a jugar a placer. En su 4-1-4-1, si se suma que tiene que recuperar una desventaja, al Arsenal se le viene jugando fácil si no se conecta rápido al partido. Así, Brendan Rodgers se hizo fuerte en el centro del campo, cambiando a Coutinho –extraordinario- de lado, para que no le ocurriera lo que sucedió en el encuentro de ida, donde Henderson y Cisshoko tuvieron problemas de agilidad y reacción para encarar los movimientos de Özil y Ramsey. Phillippe respondió de lujo y el Arsenal no encontró la manera de girar a su rival.
Liverpool acumulaba por dentro y mordía en banda -> contragolpe
Con Arteta como iniciador, los laterales proyectados ante la aglomeración de los reds, el único pase fácil era a la banda o que Wilshere bajara a recibir de Mikel e intentar atraer alguna marca. Al no haber movimiento que amenazara un espacio, el Liverpool se hizo dueño de los mismos y comenzó a defender hacia delante y de cara; muy cómodo. Robaba en la banda y encaraba una transición con sólo dos hombres cerrando: los zagueros, Koscielny y Mertesacker. La idea defensiva del Liverpool tenía automatizada su respuesta ofensiva. Arteta se acercaba al hombre de banda al que cedía el cuero. Al no tener un apoyo a su lado, en cuanto robaban los locales, alguien sprintaba con todo el aliento posible por el flanco contrario.
El lío, muy similar al que sufrió el Everton hace pocas fechas, estaba montado. El partido había dejado fuera al Arsenal, que se mostró inoperante, abandonado y sin apenas tensión. No marcó Luis, que tuvo dos disparos que valen más que el 80% de los goles, pero Rodgers sabe, lo prefiera o no, que su equipo es mejor sin el balón. Así disfrutan sus jugadores y su gente. El Arsenal necesita cosas y no tiene tiempo; Guardiola asoma.
@DavidLeonRon 9 febrero, 2014
La verdad es que hoy es uno de esos días en los que hay que darle la razón a Abel cuando dice aquello de "¿pero para qué queréis que baje Ozil, si lo suyo no es eso?"
Es increíble cómo disminuye la clarividencia de un futbolista que arriba es capaz de verlo todo. Todo.