Fue un partido de entrenadores; prudente, cerrado y bien jugado por parte de los dos equipos, sobre todo en su primera mitad. El Barça con el balón y el Villarreal sin él buscaron alejar al otro del gol y consiguieron hacerlo. Los de Marcelino, plantilla menor y con las ausencias de sus dos jefes, se adaptaron y compitieron. Mientras, los del Tata mostraron esa versión que, unida a la gran pegada de Leo Messi, hace imaginar un FC Barcelona compitiendo por la Champions.
El FCB defendió realmente bienResulta épico ver al Barça remangado en su área como cualquier modesto tras todo lo que ha sido. Es admirable y, además, en según qué situación aislada puede hasta ser eficaz, pero la plantilla culé tiene calidad para tener el balón todo el rato, es su don, y a partir de ahí debe emerger y crecer el Plan A. Y si es defensivo el problema, igual se soluciona con el balón, que funciona tan bien o mejor que el físico o la táctica y de éso otro no se está provisto. Y eso fue lo que vimos ayer: un equipo que no daba ni un pase que le expusiera a sufrir una contra. Y de ahí vino su solidez.
Marcelino nunca cambia de dibujo; pero las bajas le forzaron.
Marcelino reinventó a su conjunto desde un 4-5-1. La línea de cuatro estaba a 5 metros de su área y la de cinco a 10 metros de la anterior. Ambas rectas y ocupando todo el ancho en principio, sin regalar las bandas como a veces otros han hecho en el Camp Nou. La actitud defensiva era madura y perfeccionista, pero no agresiva. El Villarreal no metía la pierna. Su plan no era robar la pelota, sino impedir que el Barça llegase hasta su frontal, y si alguien se salía de la línea y metía el pie, ahí ya se estaría dejando libre un hueco que algún culé podría aprovechar para recibir y eliminar a 5 amarillos. Es decir, de un lado teníamos a un equipo que no iba a arriesgar el balón para no sufrir contraataques, y del otro, a uno que no iba a arriesgar su posición para que no le creasen peligro. Como ninguno perdió la paciencia, ninguno cometió errores, y así el partido fue condenado a decidirse por aciertos extraordinarios. Algo que favorecía, claro ésta, a los de mayor calidad.
El Barça tiró de la jugada que más rédito defensivo le ha dado.
La jugada de auxilio del Barça fue la misma de siempre:
1. Circulación de balón larga y segura que permite ir metiendo jugadores propios en campo contrario y a todos los rivales por detrás de la pelota.
2. Se va escalando con pases entre líneas a jugadores alejados o cambios de orientación hasta que se alcanza una zona cercana al área a invadir. Todo eso sin poner en riesgo el balón.
3. Ya en zona de peligro, quien tiene el balón empieza a atraer más rivales que antes, porque existe el miedo a una acción decisiva. Así que se sigue tocando en el medio hasta que el rival se hace estrecho y deja libres las bandas.
4. Un lateral sube al hueco vacío y recibe un pase en profundidad.
Excepción 1 (que es la que nos interesa aquí): El pase no llega a su destino. En ese caso, el rival se hace con el balón tras una posesión culé larguísima, mientras corre hacia atrás y mientras mira hacia su córner. Sus compañeros están igual que él. Y, encima, hay un montón de culés en campo contrario a los que la jugada sí les pilla de cara. Es fácil y seguro presionar en esa situación.
El Barcelona-Villarreal, su primera parte en particular y los 20 minutos iniciales en especial fueron esto. Y una exhibición impresionante de Sergio Busquets, que es el rey en esta fiesta. Obviamente, estos puntos ni son fáciles de completar ni son el secreto definitivo del triunfo. Jugando a ésto se dio, por ejemplo, el famoso 7-0 del Bayern. Pero es el único Plan A que puede dar estabilidad defensiva continua a estos jugadores. Nacieron para defender así. Y ahí está la videoteca.
Iniesta, Cesc y Neymar no estuvieron demasiado brillantes.
¿Por qué el Barça con tanta posesión, además de defender muy bien, no pudo crear más peligro? La respuesta fácil es decir que el Villarreal lo evitó, pero el aficionado culé dirá que si el Submarino puede, los mejores de la Champions también podrían y que no quiere que eso pase. Calma. No tiene por qué. Ayer, entre otras cosas, Iniesta, Cesc y Neymar no jugaron un buen partido. Con la pelota desequilibraron poco y sin ella no se movieron como saben. No saltaban entre líneas. Si por ejemplo Andrés empezaba la jugada en la zona izquierda y entre las dos rectas defensivas del Villarreal, él no hacía por venir, recibir, tocar y volver rápido a la celda a ofrecerse en otro sitio donde sí le pudiesen filtrar el balón. Hubo inmovilismo generalizado. Además jugó Song de interior derecho y no se enteró mucho del tema. Tiene técnica, pero el graduado GuardiCruyff no se lo ha sacado todavía. Menuda diferencia con lo que hizo el miércoles Sergi Roberto ante el Celtic de Glasgow.
Xavi absorbió y mandó en la última media hora del partido.
Además, el Villarreal se animó. Al principio por medio de genialidades de Trigueros. Recibía defendido, no se la quitaban y la sacaba jugada. El joven dejó su sello. Luego en la segunda parte el partido se agrietó y Gio Dos Santos apareció. Se fue un par de veces de Montoya y Piqué. Con Bartra y Alba no pudo. Por eso Marcelino dio entrada a Uche por un centrocampista y pasó al 4-4-2 típico. Buscaba compañía para el mexicano. Y para que no fuesen alimentados, Martino quitó a Song y puso a Xavi. El pequeño veterano es una herramienta utilísima en ese contexto. Con el resto más apagado físicamente, se muestra, acapara y manda. Prácticamente cerró el encuentro. Un encuentro muy bueno, muy positivo y muy higiénico. Los nubarrones se han disipado y vuelve a ser más fácil trabajar. Hay que aprovecharlo para evitar su regreso.
@DavidLeonRon 15 diciembre, 2013
"Tiene técnica, pero el graduado GuardiCruyff no se lo ha sacado todavía"
Ni se lo va a sacar me da a mí. Song no es Keita. Song es un futbolista de ejecución, de controles, regates y gestos técnicos brillantes, pero no juega pensando. Es más, su pachorra es importante.
Keita era tremendo ahí, siempre se movía al espacio correcto. Lo que pasa es que, siendo bueno con la bola, no llegaba a Song en la vida.
Por cierto, el partido defensivo de Busi fue tremendo, sobre todo los hilarantes primeros 20 minutos, pero yo destacaría el tema del balón. 100 pases, 94% de acierto y varios de ellos profundos. Vi al Busi fino con la pelota. Ese no lo había visto ese año. Sin embargo robando y tal siempre cumplía.
En fin, que el tío es completamente imprescindible, nada que no supieramos ayer a estas horas.