Walter Mazzarri no es el intrépido innovador táctico que él ve cuando se mira en el espejo, pero su propuesta futbolística conectó con San Paolo desde el primer instante. El estadio de Diego Armando Maradona es puro fuego; se entrega y ama a los entregados. La hiperactividad ha caracterizado la exitosa última etapa del SSC Nápoles. El no esperar cuando se puede ir, y el meter la bota en vez de mirar, ha sido obligatorio. Se ha visto un fútbol protagonista, activo, con o sin balón. Nunca se contempló nada. Siempre se tomó la iniciativa: presión y sprint. En el sur de Italia, que tiene sabor y se jacta de ello, es necesario transmitir algo que convenza, guste y represente.
Benítez deberá generar ilusiónEn esas, Benítez. El español todavía no ha llegado al siglo XXI. Ha demostrado su dominio de la pizarra y su indudable habilidad para el doble partido, es evidente que tiene calidad, pero Liverpool a un lado, donde dejó aquella Copa de Europa tan chula y meritoria, no logró dejar huella y amor en ningún lugar. No conquista, no consigue calar en la gente. Es posible que sus actuaciones delante del micrófono no le ayuden, le falta algo ahí, aunque el fondo del tema son sus duras preferencias futbolísticas. Mientras unos regalan emoción y ocasiones y otros pelota y control, el súper defensivo Rafa Benítez no ofrece a sus aficiones nada más que puntos. A sus jugadores, tampoco. ¿Es posible mantenerse ilusionado si no te ilusionan nunca? La Serie A es muy larga. Y la Liga es la clave.
La plantilla del SSC Nápoles sí se adapta a los gustos de Benítez.
Si la necesidad de acción y de un toque distintivo que tiene San Paolo es el lado negativo para Benítez, la plantilla napolitana será su gran aval. Todos son futbolistas de perfil bajo, desde el raso Džemaili hasta el mediático Cavani; todos son más de obedecer órdenes sin salirse del guión que de inventarse soluciones por sí mismos. El más creativo es Hamsik y tiene el chip del soldado, como lo tenía Gerrard cuando le entrenó Rafa. De Laurentiis le dará poderes y él definirá un plantel a su medida, sin posibilidad de excusa. Pero ni aun así puede decirse que el reto de Benítez en el estadio más carismático del Calcio vaya a ser sencillo. El Nápoles es un papelón de tomo y lomo. Y aunque entre sus posibilidades no hubiese un entrenador superior al español, puede que sí hubiese alguna opción más apropiada para el post-mazzarrismo.
@DavidLeonRon 29 mayo, 2013
Reflexión: por más que se haya querido negar, hay algo más que el ganar, algo tan importante como la propia victoria.
Si no, es imposible que quien ganó tanto (2 Ligas, 2 Copas de la UEFA, 1 Copa de Europa…) despierte tan poco entusiasmo en el aficionado, estando tan, tan probada su calidad.
El "cómo" importa tanto como el "cuánto". Claro que si el "cuánto" es 0, hay un problema.