Madrid, Milan, Madrid y Madrid. Tras las fechas más señaladas del almanaque culé Fábregas vuelve a estar discutido, y con razón. Su balance se reduce a un gol, cero asistencias, tres partidos muy malos y una suplencia consecuente. Cuando Cesc fichó por el Barça se apuntaron una serie de motivos que podían entorpecer su éxito. No fue un fichaje de triunfo asegurado, como por ejemplo el de Alba, pero él, que era consciente porque en la Selección ya estaba sufriendo alguno de esos posibles problemas, decidió asumir el riesgo por amor a la camiseta. 18 meses después podemos decir que todas las monedas le salieron cruz. Debe revertir una situación muy difícil.
Ya ha superado varios bajones en BarcelonaPersonalidad para remontar no le falta. No tiene ni la técnica ni el dominio del juego de posición de sus compañeros; pero instinto de superación y ganas de triunfar le sobran. También experiencia, aunque parezca increíble, pues en su tortuoso periplo como azulgrana ya ha visitado más de una vez la actual sensación de fracaso, y ha logrado sustituirla luego por un moderado optimismo. El último bache parecido a éste fue en la antesala de su visita a La Coruña, y justo entonces protagonizó el que quizás ha sido su mejor encuentro en el FC Barcelona. Él jugó de «4», y el Barça, a su ritmo. Hoy el Camp Nou recibirá al Deportivo. Sin Xavi y con Cesc, como en la primera vuelta.
El Dépor de Oltra se prestaba más a ser destrozado por Cesc que el de Fernando Vázquez.
Sí hay que apuntar que el entonces conjunto entrenado por José Luis Oltra era ideal para el fútbol de Fábregas. Oltra ha demostrado cosas, tiene cualidades, pero no supo convertir a los gallegos en un equipo de Primera. Defendía demasiado arriba sin tener medios, en una de las decisiones estructurales más raras que se han visto esta temporada en la Liga. No es que Fernando Vázquez haya transformado al Dépor en una roca, sigue siendo un bloque algo flojo, pero al menos ganó en realismo. Lo lógico sería verle hoy un poco más atrás y un poco más junto, en el menos bueno de los casos. Con todo, el caso Cesc no gira en torno a esto, porque su déficit no es de calidad. Es cierto lo de la técnica, en espacios reducidos no tiene ni imán ni un pie redondo, pero el fútbol no es sólo eso ni siquiera en Barcelona, y de lo demás (físico, concentración, constancia, llegada, ubicación, etc) va tan sobrado que compensa con margen las décimas de menos en precisión. Su sino es anímico, y ni Pep, ni Tito ni Roura han sabido descifrarlo. Sin afán de intentarlo, anotaremos algo: un episodio repetido en muchos clubes durante la transición de una leyenda vieja a un crack joven es aquél que deja ese aroma a «pero es que el joven aún no ha hecho nada para sentar al viejo». Es verdad, pero es injusto. Mientras que quien ya hizo su historia siga jugando, el nuevo no tendrá autoridad. Lo idílico son las transiciones suaves, porque no le duelen a nadie y parece que afectan menos. Pero cuando conoces a otra tienes que alejar a tu ex.
@Cerdido_ 9 marzo, 2013
El apunte de que el joven no hizo nada para sentar al viejo para mi es la clave de esta cuestión. Dicho esto, yo creo que aunque Xavi diese mas que Cesc de forma individual, que el de Arenys juegue por delante de él es algo hasta necesario, porque puede que en prestaciones individuales aun no supere a Hernandez, pero creo que para el colectivo es mejor. Al equipo (pensando en el martes) le quitaría ese elemento de duda entre lo que somos y lo que hemos sido, y sentando al 6 también evitas esas situaciones tan molestas donde baja a por el balón a subirlo cuando ya hoy por hoy ese movimiento es de todo menos ganador.
Dicho esto y mientras lo comentado no se produzca (y este año al menos mientras se compita no se producirá) creo que es el momento de que Cesc e Iniesta inviertan sus posiciones y el primero sea el delantero y el segundo el centrocampista. Me parece la solución (o media solución) menos traumática dentro del XI tipo para intentar solventar algo el tema de la profundidad.