Old Trafford no paraba de aplaudir. Aquel devoto y sincero sonido se había hecho tan familiar al 5º año que terminó confundiéndose con el ruido del ambiente. Sabía, le constaba, que 75.000 diablos estaban allí, ardiendo por él, pero no lograba hallar estímulo en un amor tan entregado, tan fácil, tan accesible para cualquier buen futbolista. Mientras se preguntaba si eso sería todo, si no habría nada más, en algún lugar oyó que al sur, cruzando la parte más oriental del Atlántico, había un templo que jamás se rendiría ante él. Entonces sintió la llamada del reto, y vio su opción de pasar a la historia. Investigó y supo que el gol de su vida tenía que derrumbar aquel coliseo silencioso llamado Bernabéu, y así nunca nadie olvidaría que él existió, que jugaba más rápido que el balón y que se llamaba Ronaldo. Tras 1.000 días con el heredero, el ejército mudo que otrora ensordecía está listo para volver a gritar. Sir Alex Ferguson lo sabe.
Lo sabe porque lo padeció. Él sufrió el razonamiento de Ronaldo, y tardó un año en entenderlo, y en aceptar que no podía negarle su destino. Ferguson había conseguido que la Premier League fuese el lugar en el que estar, para casi todos excepto para él, al que podía ofrecerle cualquiera cosa menos lo que buscaba. Era la liga más divertida, y por la tanto la del dinero a espuertas, la del seguimiento inigualable, la de la fama sin par; la liga de Inglaterra, y así pues la más respetuosa. Era perfecta. Es perfecta. Y está programada para que el Manchester United gane casi siempre, porque ése fue el trato de Sir Alex: «Yo os daré todo, pero jugaréis con mis reglas». Con extremos, dobles puntas y ritmo alto. Con centrales de área, mediocampistas de tres toques y sin presión en campo contrario. Un modelo de oro que los Red Devils interpretan como nadie, pero que sufre cuando baja al continente. Una manera de jugar que genera admiración unánime, pero que palidece por sistema, demasiado a menudo, contra el poder del Mediterráneo. El Manchester United ha jugado mejor que el Real Madrid en esta 2012/13. Su nivel medio ha sido superior hasta hoy. Pero su base táctica es una invitación a que Di María, Özil, Cristiano Ronaldo y Benzema hagan el partido de su carrera.
Las capturas que encabezan este párrafo (1 y 2) retratan el problema principal: la terrible separación entre sus dos líneas de 4. Ofrecemos un par más, para que quede claro del todo (3 y 4). Sus centrocampistas tienden a encimar un poquito para forzar al rival a salir por fuera, que es donde ellos se hacen fuertes (es muy difícil pillarles en un 2×1 en banda, lo normal es que tiren el 3×2 defensivo, con lateral, mediocentro y extremo propios contra lateral y extremo rival); sin embargo, sus centrales optan por guardar su posición, en pos de que no le pillen la espalda con un pase largo y de estar listos para defender su área, que es donde son formidables. O sea, dejan libre la zona de la mediapunta, algo que en la Premier League no castigan demasiados equipos pero que en la cruel Copa de Europa suele convertirse en el gran centro de operaciones de los máximos candidatos al títulos. Es el lugar en el que estar para Di María, Özil, Ronaldo y Benzema, y Ferguson no puede concederlo tan fácilmente. Como ha ido haciendo desde que entendió la competición, hace ya más de un lustro, el sabio escocés disfrazará a los suyos de Liga de Campeones: esperamos un Manchester United replegado, con un doble pivote más hundido. Más lejos del arco rival, pero también más protegido contra el Real. No serán ellos mismos -desventaja-, pero competirán mucho mejor.
La idea será justo ésa, meterse más atrás para dejar menos huecos. Si intentamos concretar más, la variante red devil ganadora, al menos sobre la pizarra, parece ser sacrificar al extremo izquierdo, desplazar allá a Cleverley y cerrar el medio con un doble pivote Carrick-Phil Jones. No sería algo nuevo (la imagen de la derecha lo prueba), aunque se salga de la norma. Con esa disposición el conjunto inglés retrasa su medular -Jones al fin y al cabo es central- y mejora física, táctica y técnicamente de cara a defender sin balón. Además, el joven Phil tiene una influencia clara sobre el sector izquierdo del rival, el coincidente con Coentrao, Benzema y Cristiano Ronaldo, hombres a los que, por condiciones (fuerte, rápido y pegajoso), puede reducir más que cualquiera de sus compañeros. No obstante, hay que precisar que así el United pierde frescura a la hora de contragolpear, o de atacar en general. Abrir con dos extremos, ser anchos, es básico para este equipo, pues así crea espacio en el centro para Rooney y Van Persie y retrasa marcas para que Carrick esté más cómodo iniciando. Aunque Ferguson, para dejar a Carrick a su gusto, lance a Jones hacia arriba a lo Khedira cuando tienen el balón, no es lo mismo de siempre. Es peor.
El Manchester United cambiará muchas cosas para competir. El Real Madrid, sólo a Sami Khedira.
Saber cambiar es síntoma de competitividad loable, pero tener que cambiar, como será esta noche el caso de Ferguson, es un quebradero de cabeza. Mourinho, por contra, no tendrá esa preocupación. No tanto, por lo menos. El modelo de juego del Real Madrid no tiene ninguna desventaja especial de cara a los Red Devils, tan solo deberá ajustar algún matiz que otro. El más importante es referido a Sami Khedira. Sin duda, el alemán se ha convertido este año en un bastión ofensivo para los suyos. Su energía desborda a extraños y emociona a propios, sus movimientos sorprenden y dañan y su poderoso retorno hace del todo sostenible que pise área en cada jugada, pero hoy su rival directo será Wayne Rooney, una de las tres amenazas más fieras que puede encontrarse. Individualmente ningún medio puede detener al chico malo, y Xabi Alonso no es una excepción. Además, el tipo de posesión del Madrid no está orientada a que el rival no la tenga nunca, y su calidad actual tampoco es que le dé para finalizar cada jugada. El fenómeno inglés va a recibir el balón y lo va a hacer en contras, y ahí Mourinho debe tomar una decisión: ¿soltar al búfalo para atacar el lado débil del United o fijarlo atrás y hacer del doble pivote una primera barrera? La sensación es que Di María, Özil, Ronaldo y Benzema, a poco que rulen, le van a necesitar menos que su amigo tolosarra.
Rooney en la izquierda es una variante que hay que tener en cuentaY es que Rooney, amén de extraordinario, es absolutamente troncal en cualquier fase del juego red que implique tener el balón. Lo es, por ejemplo, en los contragolpes. Asumiendo que el Madrid va a tener más balón que su oponente, se intuye que las contras serán uno de sus problemas. En este sentido, el Real está bien provisto. Su transición ataque-defensa, por estructura y por poseer a algunos de los mejores jugadores del mundo en la labor (Arbeloa, Ramos, Pepe, Alonso, Khedira, Di María) es muy fiable. Eso sí, la superioridad de Pepe y Ramos defendiendo lejos de su arco contra Rooney y Van Persie atacando en las mismas circunstancias no debe confundir. Los puntas de Ferguson no corren, sino que lanzan. Es una rara avis disfrutar una carrera de Wayne por el carril central dividiendo con balón, o de un desmarque poderoso de Robin a 60 metros vista, así que lo normal es que no le den el gusto a los animales blancos. Su arte es recibir en el centro de espaldas, atraer al central, esperar a que uno de sus extremos gane el sprint a un lateral y habilitar esa carrera al espacio. El Manchester United contragolpea por fuera, nunca por dentro. Aunque los centrales del Real Madrid sean fantásticos recuperando metros contra un extremo en carrera -son los más rápidos y los que mejor miden e interpretan las distancias más largas-, la situación de por sí ya constituye una clara desventaja defensiva: la diagonal es más larga que la línea recta. Pueden perder.
Si no juega Pepe, Varane permite al Real Madrid mantener su estiloEsa calidad de Wayne Rooney y Van Persie administrando la zona intermedia es la base del equipo en un porcentaje altísimo. De hecho, una vez hemos comentado su modo de contragolpear, pasamos al ataque posicional y encontramos algo parecido. Cuando el oponente le consigue frenar la salida rápida, el Manchester United baja el ritmo y busca soluciones. Por banda casi nunca las encuentra. No de forma directa, digamos -a menos que juegue Nani-. El modo mediante el cual los Red Devils consiguen acelerar, cambiar de nuevo la velocidad para desbordar a la defensa que les custodia, es la asociación mágica entre sus dos cracks. Al contrario que otras parejas de puntas, Rooney y Van Persie no juegan a crearse espacios el uno al otro. Ellos no se distancian para dividir marcas. Su valor es juntarse y, aun presionados, combinar con fluidez gracias a su formidable nivel técnico. Se pasan la pelota tan rápido y en distancias tan cortas que desequilibran, consiguen que el rival se estreche sobre ellos y, entonces sí, si no pueden finalizar, abren a un costado, que ya sí recibe en ventaja. En lo referido a este tema el duelo será reñidísimo. Rooney y Van Persie son la mejor pareja de la Champions lanzando esos apoyos, y Ramos y Pepe -la variante Varane está comentada en el audio de la derecha-, el mejor eje central en la anticipación. Es muy difícil atisbar quién ganaría esta batalla tan crucial. Es muy fácil saber que será extraordinaria.
Con dos plantillas tan extensas y completas, el número de variables posibles es casi infinito.
Di María parte con algo de ventaja sobre Luka y Essien de cara al onceEntrando en el terreno de las variantes, ayer Mourinho sorprendió apareciendo con Essien en la rueda de prensa. En el 95% de las veces, su acompañante en el pre-partido fue titular, pero ésta parece encaminada a ser una de las excepciones. Es verdad que Essien jugó un buen encuentro contra el Manchester City hace unos meses. Permitió al Real jugar en 4-3-3, redujo a las barbaridades de Touré las salidas del vigente campeón inglés y dominó claramente el encuentro, pese al agónico marcador. Sin embargo, ni Mickael parece estar apto para un reto mucho más rápido como sería el United ni tiene ritmo para protegerse ante una eventual presión de Rooney sobre él. Costaría dramáticas pérdidas de balón. Lo normal, lo que menos sorprendería, sería ver a Di María como extremo derecho del leal 4-2-3-1. El argentino, esté como esté, siempre ha sido clave para su técnico. Por ser el único delantero que baja a recibir en cada jugada, por ser el único driblador nato, por ser el único que abre el campo y por ser el único atacante que corre para atrás cuando pierde la pelota. Evra es un hueso terrible, pero el Di María de Mestalla mete al Real Madrid en cuartos de final, ni más ni menos. Por eso chocaría tanto su ausencia. Si finalmente su discreto momento de forma le cuesta el puesto, Modric sería la alternativa primordial (audio de la izquierda para profundizar).
Chicharito en el área es bastante mejor que los centrales blancosEn cuanto al Manchester de Sir Alex, cuatro son los nombres secundarios que pueden desequilibrar la eliminatoria de un modo u otro. El de mayor calidad es Nani, por supuesto. El portugués es, por clase, el nº 3 de la plantilla, pero su indisciplina táctica y su tendencia a amasar demasiado el balón le cuestan carísimas. La realidad es que el sistema se resiente con él, aunque siempre pueda decidir bien en una jugada aislada bien martirizando a su par -y a alguien más- durante los 90 minutos. Welbeck es justo lo contrario. Obediente, rápido, currante y profundo. Atacando desde una de las bandas puede dar sentido como ningún otro a los contragolpes que dirigen Rooney y Van Persie. En un registro muy diferente queda Kagawa, que es el recurso técnico, el pausado, el que aumenta la posesión del United. Si llegado un momento del encuentro Ferguson necesita más cuota de balón para controlar a partir de él, el japonés tendrá su lugar. Y por último, el hombre del detalle. En una eliminatoria tan igualada como la que se presenta, un gol es un puñetazo doloroso. Chicharito contra el adelantado sistema blanco puede llegar a parecer invisible, pero si el balón llega al área una vez, sólo una vez, el tanto será casi inevitable. Los centrales blancos son brutales, pero en el área chica no son ni Thiago Silva ni Carles Puyol. Chicharito puede sellar esta guerra perfectamente.
Pero por encima de todo, el partido dependerá de su mejor futbolista: Cristiano Ronaldo.
Nuestro afán por profundizar en lo desconocido no puede esconder lo más relevante. El Real Madrid, pese a haber jugado peor que el Manchester United en lo que va de año -lo cual sin duda es un grave problema-, es un equipo superior. Su pico es bastante más alto. Si a eso sumamos que en el choque de estilos el del Real sale beneficiado, concluimos que, como mínimo, las opciones del equipo español están intactas. Su gran pena, que Marcelo y Benzema, dos herramientas devastadoras e imparables para los Red Devils, no están, por una razón u otra. Su gran aval, que Özil, al nivel que viene exhibiendo, debe aprovechar lo mucho que le dará la Premier. Y claro, Cristiano Ronaldo. Ferguson convirtió la Premier League en el lugar en el que estar. Eso hace de los tres cuartos el sitio en el que Özil puede dar su gran paso. El United intentará reposar en su gigante, Rooney, para apagar la llama de Mesut. Cristiano Ronaldo, para ser siempre, para perpetuarse en la historia fundamental tras 1.000 días de blanco, mira justo desde donde debe a esta hora del día. Estadio Santiago Bernabéu, Copa de Europa. The place to be. Alfredo Di Stefano le enseñó cómo.
_
Artículos relacionados:
El futbolista espacial
El nuevo Rooney o el Real Madrid
El lanzamiento
En Manchester no hay futbolistas, sino estrellas del rock
Una de extraterrestres
farraspau 13 febrero, 2013
Formidable texto, Abel, y estupendos los complementos en audio.
Una variante que se me ocurre al planteamiento inicial: ni Benzema ni Higuaín, y así tienes espacio para un centrocampista más.
No es que discrepe de que Mou debe cambiar poco, pero es que el momento de forma del francés tal vez no invite a meterlo en un partido así. Potencialmente es de lo que más daño puede hacerle a los centrales ingleses, pero es que ahora hace dudar mucho y tal vez le rinda más un Essien o un Modric al lado de Xabi y un Khedira más suelto. Eso le permitiría apretar más arriba sin romper el cuadrado centrales-medios que debería vigilar a RVP y Rooney.
La verdad es que no lo tengo nada claro. Mou sabe a lo que juega Ferguson cuando sale de Inglaterra en Champions, así que tal vez sea más atrevido, por ejemplo, de lo que es con el Barça o de lo que fue ante el Borussia, pero es que en este RM quitar a un 9 no significa ser menos ofensivo.
Muchas ganas de #realunited