Un vistazo rápido a las carencias de sus rivales sirve para darse cuenta de que el Arsenal, ciertamente, es afortunado. En una liga donde los centrocampistas dominantes envejecen o ya emigraron, los gunners tienen a uno de los jugones más constantes y regulares en su fútbol, a un mediocentro casi de élite y a un buen pelotero como Aaron Ramsey. A ellos se les une ahora un proyecto de crack. Tras interminables días de ausencia, Jack Wilshere está de vuelta. Su impacto, como corresponde al mayor talento inglés desde Bobby Charlton, ha sido inmediato. El Arsenal ha girado hacia algo de difícil ejecución práctica. Si mantienen el plan, Wenger se verá obligado a un trabajo de orfebrería digno de sus mejores momentos.
La calidad de Wilshere es conocida por todos. Interior para actuar al lado de un mediocentro, se involucra con esmero en la gestión de juego, gracias a su hiperactividad y fluidez en el gesto técnico. Quizás su rasgo distintivo sea esa capacidad de conducción “tipo Iniesta” que facilita la creación de ventajas desde zonas prematuras e indefendibles. Arranca desde atrás, poniendo los ataques a mil por hora en la frontal en cuestión de segundos. Ahí está el tema. Jack funciona en este orden. Wilshere es base de la jugada. Un territorio anhelado por muchos compañeros. Demasiados.
El principal perjudicado de esta historia es Aaron Ramsey. Siendo seguramente el peor de los cuatro, resulta lógico. El galés sería relegado a la bandaRamsey, el gran perjudicado de la película derecha. Si bien no es la primera vez que visita este sector, la realidad es que su radio de acción jamás pintó más chiquitito. El Arsenal pretende que sus “extremos” empiecen fijando por fuera y que, a consecuencia de los movimientos colectivos, acaben dentro. El problema es que nadie atiende a Ramsey. Wilshere, dinámico en diagonales sin balón, abre puertas para que Podolski entre en contacto con el cuero. A Aaron, sin embargo, no lo mima por una cuestión de comodidad natural sobre el campo. Jack no vuela hacia allí. A la espera de que Cazorla entable relaciones con el ala diestra, solo Sagna libera a Ramsey, apareciendo desde el lateral.
Bacary Sagna, el único amigo de Ramsey en el equipo
En Santi Cazorla está gran parte del éxito de este tinglado. El asturiano (era sencillo de imaginar) ha tardado entre poco y nada en cautivar al Emirates. El crecimiento del internacional español se fundamenta, entre otros aspectos, en su enormeCazorla y Jack necesitan algo de tiempo para entenderse peso en la elaboración de sus equipos. Santi la toca mucho y cada vez más retrasado (no olvidemos que Pellegrini lo usó en el doble pivote la pasada campaña). El retorno de Wilshere genera un conflicto, al menos en esta etapa inicial. El fenómeno británico aún carece de ritmo para soltarse por delante de la línea de la pelota y se muestra reticente a abandonar el círculo central. Así, a Cazorla se le niega su juguete. Además, anclado en tres cuartos, se pierde la sociedad Arteta-Cazorla. El ex-Málaga es casi inmejorable inventando líneas de pase cercanas al “cinco”. Wilshere sigue tímido en este apartado. Su ilusionante unión con el fichaje estrella de la temporada comenzó con pequeñas trabas. Hay que esperar.
Mucho tendrá que mejorar el manejo del esférico el cuadro de Arsene Wenger para paliar los defectos defensivos. En 2011, Wilshere era un inevitable agujero en las citas más exigentes de Champions League. Nada raro con 19 años. Su fútbol no tuvo espacio para madurar y su estado físico está lejos de ser el idóneo. Jack no puede ir arriba a encimar recepciones alejadas, no es Diaby. Cazorla tampoco ofrece un plus, quedando el carril central como un manjar para la sala de máquinas del oponente. Ninguna pieza aspira a la anticipación en el Arsenal, excepción hecha de unos centrales que ya de por sí arriesgan lo suyo en estas cuestiones. Esta vez tendrán disculpa.
En el Arsenal, solo los centrales anticipan con soltura
Con 65 minutos juntos, adivinar hasta dónde puede llegar el cuarteto Arteta-Wilshere-Ramsey-Cazorla es muy complicado. Hay futbolistas diferentes, pero también una ausencia grave de agresividad. Con esos nombres, el balón no se pide al espacio. El enemigo vive tranquilo. Las piernas de Gervinho como 9 son alivio relativo, sobre todo porque Giroud, más allá de que le quede grande esta aventura, legitima en balones al área y luchando contra centrales. Al final uno acaba siempre en idéntico punto con el Arsenal; acordándose de Tití.
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javimgol 2 noviembre, 2012
Veo a este Arsenal muy blandito. Wilshere-Arteta-Cazorla (directamente saco a Ramsey del corazón del equipo) es el clásico engranaje que rinde de maravilla en un videojuego de fútbol pero no en la vida real. Aún así, hay que ponerle dos asteriscos:
* Si el Arsenal tuviera un delantero de verdad, los otros 10 nos parecerían mejores de los que son.
* El tema que siempre plantea Áxel Torres: con este panorama económico en la Premier, al Arsenal hay que exigirle ser TOP 4. No campeón de Liga como dicen los antiArséne ni sencillamente entrar en Europa como venden los mayores fans del alsaciano, sino quedar el cuarto.
Ahora bien, para ese cuarto compiten a priori con el Liverpool. Tottenham y Newcastle evidentemente pueden ocupar ese cuarto puesto por calidad de plantilla (y a día de hoy están mejores posicionados que los citados Arsenal y Liverpool), pero veo más demérito en gunners y scousers si no alcanzan el cuarto puesto que méritos ajenos.