Se acerca el invierno. El frío, las lluvias, los vientos, la nieve. El brasero, la enagüilla, la bata y el abrigo para salir a la calle. Y el fútbol, que es justo ahora cuando no se detiene, cuando se intensifica y no descansa ningún martes y ningún miércoles. Hay que adaptarse. Este deporte tiene mil caras, y a todas se les debe devolver la sonrisa. Ninguna sobra. Las expresiones más duras de los meses gélidos igualan diferencias que ofenden, y exigen respuestas creativas e improvisadas que ponen a prueba la fuerza de los grupos, la calidad de los jugadores y el fútbol de los equipos. Mientras el balón se mueva, la respuesta al problema está en el manual más público y a la vez más secreto: el de este juego. Y si es bajo la lluvia, además de bonito será divertido. Cuando Mou es sólo José, y habla, suele recordar cosas que olvidamos sin querer. De niños nunca parábamos cuando empezaba a diluviar. Y nos quitaban más que un balón si la autoridad se lo llevaba.
Ante el invierno enfadado hay una serie de equipos con más recursos que otros, y ninguno tiene tantos como el Real Madrid, sobre el papel. Físicamente es el sumun. Quizá no por fuerza, pero sí por velocidad, capacidad de reacción, salto y equilibrio. Además, tiene a Mourinho; un genio táctico de grandes reflejos, rica imaginación y cultivada vocación didáctica.
Pape Diop fue el protagonista en el primer cuarto de hora.
El Levante de JIM saltó al campo con su sistema habitual, el 4-2-3-1, con un doble pivote compuesto por un mediocentro (Iborra) y unMourinho usó 4 sistemas diferentes a lo largo del duro partido contra el Levante UD interior (Diop). Subiendo la altura del segundo modificó todo lo que suele hacer en el día a día, y pasó a defender mucho más arriba: «como seguro que va a haber fallos, que sean más cerca de Iker que de Munúa». Ojo con esto. Hay que tener en cuenta que el Levante es el equipo de la certeza, del no error, y aunque el césped le viniera bien porque limó la enorme distancia técnica, en ellos implicó un cambio de chip que a la postre les pasó factura, tanto en juego como a balón parado. No obstante, en el primer cuarto de hora fueron mejores que el Madrid, que también se preparó para las circunstancias: Di María y Ronaldo a pie natural y Callejón de delantero centro. La precisión sería un imposible, así que Mourinho facilitó las líneas de pase a sus extremos (cuanto más abierto se está, más espacio se tiene y más fácil se recibe) y les dio las salidas hacia fuera, para que guardasen el balón en las bandas mientras el resto subía para cargar remate y segundas jugadas. El plan hubiese sido correcto tras 6 horas de lluvia, pero no tras 24. Es verdad que no había muchos entre, por ejemplo, Alonso y Ronaldo, pero la pelota tenía que recorrer tanta distancia que el flujo era ínfimo. Se paraba por el camino o cambiaba de velocidad durante el mismo. Diop, soberbio, rapiñó todas y cumplió la voluntad de su entrenador. Para pena suya, esta vez Casillas estuvo protegido por su zaga de guerra: Arbeloa, Pepe, Ramos y Coentrao; soberbios los cuatro, con mención especial para los laterales, que gozaron como niños sufriendo como animales.
El Real Madrid pasó del 4-2-3-1 a 4-4-2 y cambió el partido.
El partido se estaba jugando, luego la pelota rodaba. No al gusto del pasador, pero rodaba. Lo que el Madrid necesitaba entonces era unXabi Alonso y C. Ronaldo, los lectores de la situación cambio de plan. Retrasó a Di María (volante izquierdo), abrió a Özil (volante derecho) y cerró a Ronaldo (doble 9 junto a Callejón), y desde ahí puso en práctica una idea distinta: balones cruzados hacia las esquinas del área. O sea, al espacio. Y ni a espaldas del lateral ni a espaldas del central, sino en la zona intermedia. Lo que conseguía así era que Navarro y Ballesteros corriesen hacia atrás y alejándose de portería, de manera que si el punta blanco desviaba el balón o simplemente el césped frenaba la bola, el central quedaba a contrapié. Alonso -MVP-, Ronaldo y Callejón habían volteado la situación, pues habían metido al Madrid en campo rival, y los fallos técnicos pasaban a estar más cerca de Munúa que de Casillas. Dicho esto, lo gordo no es el cambio táctico. Cualquiera cambia un dibujo. Lo determinante es lo bien que juegan los jugadores del Real y cómo Mourinho desde ahí ha construido un equipo que, enchufado, lee contextos y crea soluciones. El azar es un factor capital en el fútbol, y la lluvia refuerza su valor; pero el juego, de una manera o de otra, siempre tiene la solución a los problemas.
Una vez el Real solventó el primero, Ronaldo se fue lesionado, como Higuaín y Benzema. En un nuevo acierto, Mourinho sacó a Albiol, pasó a 4-3-1-2 con Raúl y Essien sobre Xabi y puso a Di María de Cristiano. Albiol es mal centrocampista, pero sólo tenía que saltar y correr hacia los balones que se frenasen, y eso puede hacerlo. Con el nuevo orden, el Madrid incluso acentuó su dominio, si bien en un lance aislado el Levante, que recién había pasado también a doble 9, encontró el gol con Ángel, compañero de Martins. Pudo hacer más Pepe. El resto fue un poco historia presumible. Iker al fin resultó decisivo y el gol le acabó entrando a un Madrid que se llevó su primera victoria de campeón en esta Liga, tras 11 fechas. El tiempo dirá si necesitó o no demasiadas. Y si es la primera de varias o un oasis en el desierto de lo ordinario.
Rick 12 noviembre, 2012
Las pocas veces que he visto a Essien-Xabi me han transmitido muchas sensaciones positivas. Creo que se acoplan perfectamente y se ve a un Xabi mucho más liberado y hasta seguro para hacer su rol. ¿Creen ustedes que Essien puede llegar a ser el complemento ideal de Alonso por encima del propio Khedira? si hay algo en lo que el ghanés me convence y no el alemán es conduciendo el balón y arriesgando cuando toca en cambio Sami siempre va a lo seguro, es muy cauto en ese sentido. Saludos.