Mourinho había metido al Real en un lío que sus jugadores no supieron corregirle. Hasta hace nada sumaron años de persecución contra un equipo invencible desde la lógica, con el ilógico peso de la obligación de derrocarlo. Al final al tercer intento el Madrid logró situarse por delante del Barcelona, que no era lo mismo que ganarle, algo ya registrado en la Copa de 2011, sino algo más profundo. El cambio de Mourinho, que no quería guerra desde el primer día, fue total. De la vehemencia a relativizarlo todo, cometiendo uno de los errores que le quedaban: obviar que en el Madrid la paz utópica sí es una utopía. Que en Madrid a Yupi lo mataron después del Opening. El Real no dejó de correr, pero sí de competir. Tres (muy) malas direcciones de campo suyas, algo de mala suerte, el pésimo momento de Benzema y el nivelazo de la Liga BBVA despertaron a los blancos 8 puntos por debajo de sus cuentas. Y hechos un manojo de nervios.
José tenía un problema. De hecho sigue teniendo un problema, pero vamos a ayer. El City es un equipazo, el Real venía de un conato de descomposición –lo de Sevilla fue muy grave- y el Bernabéu había comprado munición. A Mourinho estas cosas le gustan mucho, porque se adora y sabe que en el terreno más difícil él es un espectáculo. 4-3-3, el dudoso Marcelo titular, Essien y Khedira como interiores y los tres delanteros locos arriba. Di María, Ronaldo e Higuaín son los más impulsivos, los menos reflexivos. ¿Intención? Consciente de que su equipo nunca va a homenajear a Yoda, quería que tres de sus mejores futbolistas arriesgasen sin cesar, y sin que ello comprometiera la estabilidad del sistema: Di María sobre la derecha, Ronaldo abiertísimo en izquierda y Marcelo con su pasillo favorito; Khedira dominando la frontal y Essien entre él y Xabi. Como Marcelo, Di María y Ronaldo son impresionantes, las ocasiones iban cayendo. Y el City no salía nunca.
Roberto Mancini analizó muy mal al Real Madrid.
Mancini tuvo bastante culpa. Sobre el Real se ha edificado el mito de que no sabe atacar en posicional, pese a que enfrenta cerrojos en cuatro de cada cinco partidos y viene de marcar 120 goles. MourinhoCerrarse tan atrás contra el R. Madrid no es rentable ha creado la transición ofensiva más rica y efectiva que se recuerda, pero eso lo hizo ya en el año 1. En el año 2 sumó un ataque posicional brillante -aunque no sostenido-, que le valió para ser el mejor equipo europeo de la temporada, más que probablemente. ¿Que ataca mejor con espacios? El reto del fútbol en el año 2012 que hoy vivimos todos es crearlos. Si te los regalan, evitas la gran dificultad, y ahí radica la ventaja de transitar. No hay un solo equipo contemporáneo que ataque más fácil desde el saque de puerta que tras robo de balón. Si al Madrid se le encierra el rival y el Madrid está más o menos tranquilo, su victoria se convierte en una cuestión de tiempo de riesgos mínimos, dados sus, por norma, brutales argumentos contra las contras rivales. Mancini se encerró de manera deliberada y permitió a Xabi Alonso reconciliar a todos sus compañeros con el sistema. Un error garrafal.
Afortunadamente para él, tiene a Touré Yaya. Touré, con espacios, es imparable, es buenísimo, es un monstruo. Técnico para fabricarse el taco y perfecto calibrando su zancada, cuando el rival arranca él ya se ha ido, y tiene claridad en la toma de decisiones más frenética. Fue goles para un City que no los mereció. Sí mereció, en cambio, parte de los minutos que sumó sin encajar el tanto, porque su defensa del área fue buena. No es para menos, se puede decir, considerando que por momentos dispuso una línea de 6 hombres sobre Joe Hart, pero organizarse es difícil siempre, y más ante un Madrid que tenía la carta de Ronaldo vs Maicon. Nastasic es más talento que Lescott, quedó claro. E Higuaín, que es un jugador excelente, es una traba para el Madrid. Eso también, otra vez. Sus pases elevados sobre la altura de la hierba matan ataques. O los ralentizan, si tiene suerte. Fue el futbolista que separó a un muy buen Real del área chica skyblue.
Con Benzema y Modric, Marcelo y Di María empezaron a regatear.
El carrusel de cambios favoreció al Madrid, Mourinho estuvo perfecto. En realidad eran fáciles, pero como últimamente se había empeñando en juntar a Ronaldo, Benzema e Higuaín, hay que destacar que ayer no lo hiciese. Modric engaña. Conduce para que vayan a por él, pero nunca se la quitan, y eso es un follón. Quizás lo mejor sea flotarle. Si lo es, lo harán en España, donde están los mejores entrenadores. Por él, Marcelo empezó a recibir solo en zona de interiores y a encarar rivales. Arriba Benzema no es que se saliera, pero es Benzema. Eso implica detener balones donde no caben y que la jugada reluzca. Es decir, rivales cerrándose -que no cerrados- sobre él y espacios para compañeros a los que él va a habilitar con puntualidad y tacto. Di María empezó a salirse, regateando a diestro y siniestro. El fútbol tiene lo que tiene, y casi pierde el Madrid, pero fue muy superior en los dos partidos que se jugaron. En parte, porque su entrenador volvió a ejercer de Mourinho; y, sobre todo, porque Marcelo, Alonso, Di María, Ronaldo o Benzema son aun mejores que los mejores del City.
@marcel99710 19 septiembre, 2012
Hablando en clave City, tres detalles:
1) Rara decisión de Mancini el liberar a Xabi de principio. Solo hasta el '20 ordena una vigilancia estricta sobre él con Touré. Tapado Alonso y sin Özil aparece Di María, haciendo el Madrid menos fluido. Así ganó minutitos de descanso con balón. Junto con la titularidad de Maicon, el único lunar de Robbie Mancini.
2) Kompany. Quizás haya una lectura errónea de su partido. Jugó 70 minutos de central-lateral frente a Ronaldo y estuvo mucho tiempo en el área, ahí le cuesta. Muy superado. El 3-2 no existe si hubiese dado una última ayuda a Zabaleta. Sin embargo, es central élite.
3) El 5-3-1-1 cedía (más) terreno al Madrid por lo que Yaya podía volar libremente, pero, Silva estaba más cerca de Touré que de Tévez, por lo que el peligro de contra no era real. Dzeko por Silva fue un cambio ganador.
A pesar de todo, no vi un 'partidazo' como he leído. 70 minutos bastante aburridos.