José Mourinho empezó a escribir su libro en Porto, pero el primer destino que le exigió ganar la Copa de Europa fue Londres. Era el principio de un nuevo y gran sino que tendría que aprender a dominar. Refundó el Chelsea FC para empezar; encubando esa identidad vertical, rápida, abierta y transeúnte a la que el club retornará pese a haber alzado la Champions jugando de otra manera. Y se entiende; ese Chelsea 2004-2006 es historia de la Premier League y el origen de un gigante. Aun así, Mourinho veía que no, que contra Pirlo, Gattuso y Seedorf o ante Edmilson, Xavi y Deco estaba condenado a la desventaja teórica. Buscando la iniciativa estrechó su sistema, sentó a un extremo y sumó un nuevo centrocampista. Este Chelsea´s Update fracasó; funcionó mal. No volvió a sacrificar amplitud en beneficio de nada. Llegó a Milan y dio las llaves a Ibrahimovic, con quien levantó un Scudetto. Pese a éste, precipitó el Inter´s Update muy pronto, apostando por un perfil de futbolista más rápido y agresivo. Rapidez y agresividad, lo aprendió bien. Ganó el Triplete, hizo historia y se vino a España. Tras una 2010/11 de reconocimiento y adaptación (al Real Madrid, a la Liga BBVA y al FC Barcelona, que son tres huesos), acometió el Real Madrid´s Update 1 el verano pasado. Aquí lo bautizamos como «La Escalera Real», una maravilla competitiva. Con todo, Luka Modric acaba de ser reclutado para jugar en el Santiago Bernabéu. No es una simple mejora; es un cambio significativo. José Mourinho, incesante, ha aprendido cosas nuevas.
La Escalera Real se cimentaba sobre dos ideas: el doble falso 9 y el paso del 3-3-1-3 de salida al 2-3-5 que el Madrid instalaba en campo rival. El primer factor estuvo presente durante todo el año, pero el segundoEl Real Madrid no pudo dar continuidad a la brillantez de su gran mes de Octubre se fue difuminando hasta que desapareció casi por completo. Uno de los motivos, quizás el más importante, fue el bajón de Kaká. No en vano, Kaká fue titular durante el mes virtuoso del equipo (Betis, Lyon ida, Málaga, Villarreal, Lyon vuelta…), demostrando que Mourinho le tenía reservado un papel importante. Su llegada, su agresividad… esa capacidad tan suya de ser centrocampista y estar más cerca del gol que un delantero empujaba a los mediocentros rivales y generaba un espacio en el medio que se convertía en tiempo para Xabi Alonso, el promotor de la transformación táctica (subiendo un escalón). Sin el fuelle del brasileño, que se lesionó y hasta ahí su buen nivel, todo fue más difícil. Los espacios no surgían igual, la ventaja duraba menos tiempo y la exigencia, tanto física (Alonso) como técnica (Arbeloa, Khedira, Higuaín), se multiplicó para los jugadores blancos. El Madrid seguía siendo temible, los números así lo retrataron, pero el juego no era el mismo. Era peor. Además, la incomodidad, o la falta de brillantez, se alargó demasiado como para culpar a un simple mal momento de forma. O faltaba algo, o algo funcionaba mal. Entonces, Mourinho decidió que Kaká era prescindible y que necesitaba una pieza nueva.
Luka Modric se asemeja poco o nada a Ricardo Kaká. El croata es un especialista ligado a la gestación y la gestión del juego cuyo espacio favorito reside en zonas cercanas a las de un mediocentro. O sea, Mourinho tratará de despejar la x de forma distinta a la del año pasado. En lugar de crear espacio por aplastamiento para que Xabi y el teórico extremo derecho (Di María u Özil) administren la jugada, buscará un control más técnico, de mayor número de pases. Y de menor exigencia físico-táctica.
Modric es muy versátil, pero su demarcación ideal es la de interior cercano al mediocentro, bien en un 4-2-3-1 o en un 4-3-3.
En el verano de 2011 Mourinho fichó a Nuri Sahin, un medio que sólo podía jugar en la base de la jugada, el rol asumido por Modric en sus dos últimos años en la Premier League. Sin entrar a valorar el caso Nuri niCon balón, Xabi Alonso y Modric formarían una pareja complementaria al cien por cien promover una comparativa entre los niveles de ambos, Luka es mucho más apropiado para convivir con Alonso. Para empezar, no es un estricto receptor del primer pase, como sí lo es el turco. Recibe más desde centrocampistas que desde defensas, algo coherente para quien no necesita ser el futbolista con más presencia de su equipo. Como siempre fue el mejor allá donde jugó, se le ha exigido tener ese papel central que sólo a rachas puede asumir; de aquellos barros, estos lodos, y su fama de irregular. Girar alrededor de Alonso le resultará un alivio, más que una pérdida de poder. Y al guipuzcoano, la línea de pase que va a dibujar Modric cuando él quede entre Pepe y S. Ramos le va a encantar. Ahí el Real Madrid puede tener un filón. El repertorio técnico de Modric, regate incluido, convertirá ataques posicionales en transiciones puras. Luka bate línea muy fácil de mil maneras distintas. Siguiendo con lo táctico, la típica diagonal dentro-fuera de Khedira para compensar el movimiento de Di María estaría a salvo, pues también la tiene. Además, y aquí estará el gran salto de calidad en el ataque organizado del Real, Modric implicará una línea de pase atrás sobre la que pivotar en cualquier momento. Es decir, no hará falta que Kaká u otro empuje hacia portería en pos de que Alonso tenga margen de tiempo y espacio para subir. Mientras Xabi llega, estará Modric. Siempre y cuando el 3-3-1-3 (2-3-5) tenga continuidad.
Pese a la gran compatibilidad, no están hechos a medida; por eso Modric no va a ser titular como Casillas y Ronaldo, sino como Khedira y Özil, por ejemplo. Una traba menor, pero traba al fin y al cabo, es que ambosLa viabilidad defensiva del Alonso-Modric pasa por fijar a diez rivales por detrás del balón se sienten más cómodos en el perfil izquierdo que en el derecho. Son diestros, y les gusta controlar hacia dentro. Será Modric quien se sacrifique en este sentido, porque su virtuosismo palia la vicisitud. El croata, si no consideramos el chut a portería, está por encima de la perfección técnica. Domina de manera sobresaliente todo lo lógico, y suma dos artes extrañas: el ya citado regate, atípico de todas todas para un jugador de su rol, y una precisión en el exterior de su pie derecho que fascina. Velocidad, destino y efecto a su gusto en cada golpeo, sin apenas recorrido de la pierna. No morirá por ahí. Lo que realmente le restará opciones ante determinados retos será su relativa fragilidad defensiva. Sin ser un desastre, a Khedira no llega. Y no sólo por condiciones, sino también por chip y talento. El alemán da un paso hacia delante cuando el Real pierde la posesión, lo que le permite un control sobre las segundas jugadas que machaca. Modric, que ha aprendido a sufrir en la Premier, es de los que corren para atrás cuando el balón cambia de dueño. Resumiendo, Mourinho sólo apostará por esta pareja cuando entienda que el dominio total está a su alcance. Que, dicho sea de paso, la temporada pasada fueron la mayoría de las veces, aun con menos mimbres.
En esas contadas fechas condenadas al control alterno, Modric se podrá hacer hueco como titular de tres formas distintas. La primera, como interior izquierdo en un 4-3-3. Mourinho ama los triángulos; han polarizado sus proyectos en Porto, Londres y, parcialmente, Milan; pero en Madrid, donde no ha dispuesto de piezas para él fiables, nunca ha consolidado ninguno. Xabi Alonso, Modric y Khedira, por condiciones, forman un triángulo llamado a producir fútbol a mansalva, en todas sus acepciones. De hecho, el dibujo desataría al mejor Sami blanco. Lo veremos, con certeza. La segunda variante sería con Modric de Özil. El croata, como «10», es netamente inferior a Mesut; pero su sentido de la continuidad reforzaría si Mourinho pretendiese bajar el ritmo al choque. La verdad es que así lanzaría un nuevo reto posicional a los pivotes contrarios, ya que Luka, incluso de mediapunta, tendería a abandonar la frontal para ligarse a tareas más suyas. Sería tan raro que un jugador tan poco resolutivo ocupase un lugar tan adelantado en el equipo de la determinación que confundiría de manera irremediable. Por último, y esto es jugoso, el Madrid con Modric se guarda una carta de subsistencia ante una eventual baja de Cristiano Ronaldo. Özil en la derecha ha proporcionado al Real muchos momentos de control desde su fuera-dentro, pero en la izquierda nunca ha existido el movimiento espejo. Modric lo habilita, sobre todo con Coentrao por detrás en lugar de Marcelo, por todo lo que le limpiaría el portugués desdoblando sobre la línea. Como recurso es tan interesante que no hay que descartarlo aun con Cristiano, que podría pasar a la derecha perfectamente si el rival invitara a ello.
Los Clásicos volverán a definir títulos, como en los últimos dos años, y Modric tendrá un papel importante en ellos.
Desde que se hiciese oficial, una de las mejores (y más repetidas) preguntas sobre el fichaje ha estado relacionada con el peso que tendrá o dejará de tener el futbolista en los partidos más importantes del año. La pretensión de Mourinho, sin duda, es que Modric impacte sobre los mismos. El croata, por personalidad y sangre fría, es un tipo de grandes momentos. También por fútbol. En el particular caso del enfrentamiento rey, el Real Madrid-FC Barcelona, le avala su portentosa técnica. En especial, su don para neutralizar presiones como la culé, ya bien exhibido contra la Selección en la última Eurocopa de Polonia y Ucrania. Modric acosado por dos hombres casi siempre implica un compañero solo y habilitado; su porcentaje de éxito saliendo de ésas marca diferencias, es muy difícil robarle el balón o forzarle el pelotazo. Uno de los problemas que había tenido el Real Madrid en sus duelos contra el FC Barcelona de Guardiola había estado en la lentitud de ejecución de sus jugadores más retrasados. Solo Xabi Alonso (y Marcelo, si juega) es moderadamente rápido en el gesto, el sistema defensivo azulgrana se cerraba sobre él e impedía que el Real eligiese ritmo. La solución que se inventó Mourinho, y que resultó súper decisiva en el último Clásico liguero, fue incrustar a Özil en una línea de cuatro centrocampistas durante el movimiento defensivo, para que estuviese cerca del robo, dividiese atenciones y la transición ofensiva blanca fuese más continua. Modric es éso de manera natural. Un verdadero «anti-presión de los cinco segundos». Un arma más para la interminable Guerra Fría.
El no haber realizado una pretemporada correcta penalizará su arranque, si bien no tendría por qué afectar a su rendimiento en abril.
Para terminar, su primer paso. Modric ha jugado un total de 24 minutos en los últimos dos meses, y su trabajo en equipo ha sido prácticamente inexistente en el mismo periodo temporal. No es la mejor manera de prepararse para una temporada de 60 partidos, desde luego. Tampoco para presentarse ante todo un Santiago Bernabéu, y menos aun tras el pésimo inicio del Real Madrid a nivel de resultados, que le va a hacer jugar bajo presión desde el primer instante. Lo normal sería que Mourinho lo protegiese hasta que finalizara su puesta a punto; dándole minutos en partidos cerrados o incluso situándole como mediapunta para liberarle de carga defensiva. Habrá que esperar hasta octubre, más o menos, para verlo a pleno funcionamiento. Va a merecer la pena. Más allá de su riquísimo valor futbolístico, Luka Modric es una delicia para los sentidos. Una de esas estrellas que aumentan el valor de la competición que disputan. Le ha llegado la hora de situar su jerarquía a la altura de su talento. Hasta hoy no lo hizo, y desde mañana no tendrá ninguna excusa.
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@LolOrtegaP 28 agosto, 2012
Ya que no puedo dormir, aprendo. Muchas gracias por el artículo, Abel