Pilar y los cachorros de la Eurocopa | Ecos del Balón

Pilar y los cachorros de la Eurocopa


George Bernard Shaw, Nóbel de Literatura irlandés, escribió que la juventud era una enfermedad que se curaba con el tiempo. El señor Shaw pronunció eso porque no vio jugar ni componer música con la pelota a Michael Laudrup en 1984 y en 1992. Tampoco descubrió al Bernd Schuster de 1980 y al de 1986. Ni al incipiente Cristiano Ronaldo de 2004 y al tirano goleador de hoy. Ellos siguieron y siguieron enfermos de juventud, jugando siempre como recién salidos de una ducha de frenesí, ambición y gloria. Algunos son ya talentos eternos, tanto como en las pinceladas de sus primeros días, cuando saludaron al mundo desde el anfiteatro de una Eurocopa, la mejor fábrica de estrellas tempranas que alimenta el fútbol. Ahora nos hemos asomado a esta ventana bisiesta y hemos descubierto o confirmado nuevas minas de genialidad.

Las parabólicas, la red de redes y la tormenta tecnológica han acabado con las fronteras, nos han acercado el fútbol como una joya cotidiana, al alcance de un segundo o de una duda. Casi nadie nos sorprende ya en un torneo de estas dimensiones. Si acaso, se producen revalidaciones,Hummels, Mandzukic y Dzagoev han dado el salto; Konoplyanka y Pilar han aparecido para el gran público se da el paso decisivo que separa la magia de la pubertad y la consolidación de un futbolista especial y diferente, con el futuro como único límite. Esta Eurocopa, como tantas otras, le ha puesto el sello de calidad a Mats Hummels, a Mario Mandzukic o a Alan Dzagoev. Ellos han gritado su salto a la madurez. En ese túnel hacia lo adulto, espera Mario Balotelli. Y dos futbolistas se han quitado el precinto para demostrarse al planeta tal y cómo se anunciaban: Yevhen Konoplyanka y él, el breve y sobresaliente Vaclav Pilar, el joven que más poderosamente ha derribado la puerta de las apariciones. Espumoso como la cerveza de Pilsen, desde donde se propulsó al escaparate internacional con el Viktoria Plzen, sus 23 años se han derramado por los campos de la Eurocopa como una catarata de vitalidad, emoción y osadía. Quizá sea Pilar la revelación del torneo, a caballo de la banda izquierda de la República Checa, donde la intrepidez de Jiracek o Gebre Selassie, más mayores, de 26 años, también nos recuerda ese asombroso frescor que siempre ha representado esta selección (o su madre Checoslovaquia) en este torneo. Los checos siempre regalaron novedades en las Eurocopas. Ahora es Pilar, autor de dos goles, un extremo que ha sorprendido más por su madurez en el juego que por su fantasía e inspiración con la pelota. Comparado en su infancia futbolística con Leo Messi por su anatomía efímera y sus gestos locomotores, Pilar ha impactado por su sacrificio defensivo, su desborde perpetuo, su obsesión por ser valiente y por la astucia en los movimientos interiores. Siempre aparece cerca, siempre acaba lejos. Hablamos de un depredador del segundo palo.

La juventud de Pilar visitará la Bundesliga con el Wolfsburgo, club avispado en cerrar su fichaje antes de que los focos lo apuntaran demasiado. Lo de Pilar es una página más en un torneo único en fenómenos impactantes durante su historia. La magia de la Eurocopa guarda una leyenda singular: su capacidad para descubrirnos y garantizarnos jóvenes talentos, carne de enciclopedia en el futuro. Si hay una competición propensa a las irrupciones, esa es la Eurocopa.

Numerosas leyendas han dejado como primer recuerdo para el fútbol su paso por la Eurocopa.

Pilar nació como checoslovaco en 1988, cuando la «vieja Europa» agonizaba al otro lado de un Telón de Acero con fecha de caducidad. De aquellos lugares, siempre aterrizaron novedades en la Eurocopa desde la primera edición de 1960. Pilar se une a otras eclosiones que procedieron de esa Europa silenciosa y opaca, como las de Viktor Ponedelnik (URSS) y Milan Galic (Yugoslavia), las dos principales apariciones de la fase final de la Euro 1960 disputada en Francia. Ponedelnik contaba con 23 años y solo había jugado un partido con la URSS liderada por Yashin e Ivanov. Pertenecía a un equipo de provincias, al SKA Rostov, lo que ensanchaba la relevancia del mérito en una selección nutrida desde los clubes de Moscú. Delantero centro con cuerpo de artillero, ya había marcado en la semifinal a Francia antes de cabecear el gol del título en los estertores de la prórroga ante Yugoslavia. Tras eso, fue el mejor punta del país, hasta que se retiró joven en 1965, aplastado por el sobrepeso. Enfrente, en la selección yugoslava comandada por Sekularac, Milan Galic, de 22 años, saludaba a Europa con un formidable torneo y un gol en la final. Delantero del Partizan del Belgrado, ganó ese verano la medalla de oro en los Juegos de Roma y dos años después fue cuarto en la Copa del Mundo de Chile.

Del huevo de la Eurocopa, nacieron también con carácter de estrellas europeas en 1964 dos futbolistas que se retaron en las semifinales: el inabarcable José Ángel Iribar, 21 años de piernas y brazos infinitos y portero de la España campeona en Madrid. Y un carro blindado más de la escuela húngara, Ferenc Bene, cuyo gol a Iribar forzó la prórroga resuelta por Amancio y quien días después abrió la victoria por el bronce de Hungría ante Dinamarca. Bene hacía pareja con Florian Albert, otro goleador despiadado. Bene tenía 19 años, pero ninguna timidez: semanas después, se alzó con el oro en los Juegos de Tokio autografiando más goles que nadie, 12. En sus 17 temporadas en el Ujpest Dozsa fraguó una cartilla anotadora de 303 goles.

En la edición italiana de 1968, se produjo una aparición puntual y memorable: el joven Pietro Anastasi. Otro chaval, de 21 años, adscrito al Milan, Pierino Patri, fue el ojito derecho del seleccionadorDzajic fue la estrella de la Eurocopa de 1968, donde Pierino Patri apareció de forma puntual y memorable italiano Ferruccio Valcareggi en las semifinales ante la URSS (ganadas por sorteo) y en el primer partido de la final. Fue el torneo en el que se estiró el mito de la fortuna y la dulce especulación ‘azzurra’: un lamentable arbitraje arrebató a Yugoslavia el título y la final exigió un desempate en el que Italia volteó la alineación. Y apareció Anastasi para en su segundo partido internacional marcar el gol de la sentencia con 20 años recién cumplidos. Había debutado esa campaña en Serie A con el Varese y después marchó a conquistar títulos a la Juventus. Un golpe en los testículos tras una broma con un masajista le privó del Mundial 70 y de compartir delantera con Luigi Riva. En aquella Yugoslavia, sobresalieron dos jóvenes: Dragan Dzajic, el mejor futbolista balcánico de la historia y uno de los mejores extremos zurdos de siempre, y Vahidin Musemic. Dzajic fue la verdadera estrella del torneo con 22 años. El Balón de Oro solo se lo arrebataron Best y Charlton en el año mágico del Manchester United. Héroe del Estrella Roja, Pelé bautizó a Dzajic como “El Milagro de los Balcanes”. Era veloz, escurridizo e imaginativo. Su diagonal desde la izquierda arrollaba, de ahí los casi 400 goles de su carrera. Musemic, delantero centro, tenía un año menos, brilló en el FK Sarajevo y el Niza, y lo apodaron “Orao” (Águila) por su remate de cabeza en picado.

En 1972, Alemania ganó la Eurocopa ante la URSS y a dos jugadores para su historia.

La Eurocopa de Bélgica de 1972 escenificó la mejor sinfonía alemana de siempre. Ese gen portaban las dos grandes revelaciones del certamen: los ‘gemelos’ Paul Breitner y Uli Hoennes, dos mitos germanos, por entonces con 20 años. Breitner había debutado un año antes y nadie en toda la década osó arrancarle del perfil izquierdo de la defensa: potente, incansable, pegajoso… Hoennes, compañero y amigo del Bayern de Munich, tardó algo más en recibir el billete de Helmut Schoen. Pero emergió en las semifinales y la final como alimentador de Netzer. Ganaron en la final a una URSS ensamblada por varios jóvenes veloces, físicos, mecánicos y de juego impactante que tres años más tarde elevarían al demoledor Dinamo de Kiev de los años 70 a la cima de la Recopa: el extremo Volodymir Onishchenko, el organizador Anatoly Konkov (protagonista del gol ganador en semifinales ante Hungría) y el volante por la izquierda Viktor Kolotov. Esta terna, de 22 años cada uno, también figuró en los bronces de la URSS en los Juegos de Múnich o Monreal.

Cuando nadie les anotaba en el cuaderno de los triunfos, los checoslovacos derrumbaron el muro alemán en la Eurocopa de 1976. ¿Quiénes era esos muchachos a los que la admirable locura de Antonin Panenka salvó para el recuerdo? Ya habían apartado de la fase finalDieter Muller debutó con Alemania de forma determinante, pero no tuvo continuidad con la selección de Yugoslavia a Inglaterra. Y, de repente, salieron casi de la nada, ya crecidos, el eslovaco y capitán Anton Ondrus (26 años, Slovan Bratislava), capaz de anular a Cruyff en su último gran torneo y de marcar en esa semifinal ante Holanda en el Maksimir de Zagreb. O el goleador de ese equipo, Zdenek Nehoda, 24 años y nueve del Dukla Praga. Más allá de ellos, pasó a la historia el joven fogonazo del alemán Dieter Müller, de 22 años. Debutó con la selección en el minuto 79 de la semifinal ante Yugoslavia. La primera pelota que tocó como internacional fue el gol que forzó la prórroga, donde martilleó dos balones más: su segundo y su tercer gol. La victoria. Alemania enloqueció con él. Venía otro Müller. Otro torpedo. En la final, ya titular, volvió a marcar. En 1977 y 1978 se disparó: doble máximo goleador de la Bundesliga y acertando dianas y dianas en la Copa de la UEFA con el Colonia. Sin embargo, apenas jugó 12 partidos con Alemania. Ni siquiera sus 9 goles con la Nationalmannschaft evitaron su desencuentro con Helmut Schoen. Dieter seguiría goleando para Colonia, Stuttgart y Girondins de Burdeos.

El paradigma de impacto en una Euro es el alemán Bernd Schuster, 20 años, quien en Italia 1980 asombró con su temperamento, manejo y desplazamiento telescópico como mediocentro. Apenas jugó dos partidos: su mágica contribución al 3-2 a Holanda y la final ante Bélgica. Eso no le impidió al «Ángel Rubio» adjudicarse el título y el Balón de Plata de ese año, además de ganarse el traspaso al Barcelona. Su tormentosa relación con el seleccionador Jupp Derwall y los roces con Breitner silenciaron su carrera internacional con solo 23 años. En este torneo, debutó con Alemania, aunque con escaso peso, Lothar Matthaus. Y brilló también otro joven germano, el central Karl-Heinz Foster, una piedra acerada. Otras revelaciones fueron el goleador belga Erwin Vanderbergh (21 años, Lierse) o el tímido resplandor del inglés Glen Hoddle (22, Tottenham Hotspurs).

Tras alumbrar a Bernd Schuster en 1980, la Eurocopa de Francia fue una de las más prolíficas.

Y llegamos a la apoteosis juvenil de la Eurocopa de Francia 84, donde ejecutó su entrada en la aristocracia del fútbol un ejército de rebeldes, cada cual, bandera generacional e icono de sus selecciones durante los próximos años. Fue el torneo donde supuró el talento del danés Michael Laudrup (19 años, Lazio), del belga Enzo Scifo (18 años, Anderlecht), del rumano Gheorghe Hagi (19 años, Sportul Studentesc), de los yugoslavos Dragan Stojkovic (19 años, Radnicki Nis) y Srecko Katanec (20 años, Olimpia Ljubiana) y de un español que sustituyó a Hipólito Rincón en la lista, aunque aún no debutó: Emilio Butragueño (20 años, Real Madrid). La sobredosis de clase fue histórica, con genios de la periferia del área, como Laudrup, Stojkovic o Hagi. El faro de Scifo en el centro del campo. Y el mando aterciopelado de Katanec desde la caverna defensiva.

En el 88, en Alemania, la Italia de Vicini configuró un equipo en el que se confirmaron los sub 21 que habían perdido dos años antes la final del Europeo ante la España de la Quinta del Buitre: Vialli, Donadoni, Mancini y Giannini. Pero este torneo significó la incontestable inauguración de Paolo Maldini, de 19 años, como potencial leyenda. También se dieron a conocer gracias a su solvente papel, el central inglés Tony Adams (21 años, Arsenal) y el delantero danés Flemming Povlsen (21 años, Colonia), a quien las lesiones masacraron una carrera que tuvo precoz paso por el Castilla.

Y así nos acercamos al material más conocido: Stefan Effenberg (23 años, B. Munich) destelló en la Eurocopa del 92 antes de que, como tantos alemanes, se peleara con los seleccionadores.En la del 1996, una nueva generación de checos deslumbró a Europa Y fue el primer gran baile de Denis Bergkamp (23 años, Ajax), quien un año después saltó al Inter. En Inglaterra 1996, los checos volvieron a entusiasmar con varios nombres inéditos que brincaron de la Eurocopa a los mejores clubes del continente: Pavel Nedved (23 años, Sparta Praga->Lazio), Patrik Berger (22 años, B. Dortmund->Liverpool) o Karel Poborski (24 años, Sparta Praga-> M. United). Terminaron por amanecer Seedorf y Kluivert, ambos del Ajax y con 20 años. Y también la elegancia de Zidane, 24 años, recibió pasaporte para el panteón del fútbol y cambiaría ese verano Girondins por Juventus.

Y en la Euro de 2000, pobre en brillo joven, apenas asomaron un poco la cabeza un Steven Gerrard de 20 años o el juguete roto del fútbol alemán, Sebastian Deisler (20 años/Hertha). Dejaron buenos minutos el yusgoslavo Dejan Stankovic (21 años, Lazio) o el noruego John Carew (20 años, Rosenborg), pero las dos principales irrupciones fueron Thomas Rosicky (19 años, Sparta Praga) y Gianluca Zambrotta (23 años, Juventus).

Junto a la de 1984, la Eurocopa de Portugal fue la más generosa en estrellas juveniles. Varios de los futbolistas más prestigiosos de la actualidad se reafirmaron en aquel torneo. Saborearon goles el sueco Zlatan Ibrahimovic (22 años, Ajax) y el italiano Antonio Cassano (21 años, Roma). Enseñó su brújula Xabi Alonso (Real Sociedad, 22 años). Mostró sus manoplas Petr Cech (22 años, Rennes). Pisaron con fuerza los alemanes Bastian Schweinsteiger (19 años, Bayern Munich) y Philipp Lahm (20 años, Stuttgart). Y paseó por la alfombra roja, en su casa, como héroe popular, Cristiano Ronaldo (19 años, Manchester United). También fue una edición fecunda en amaneceres de estrellas estrelladas: el letón Maris Verpakovskis (24 años, D. Kiev), el checo Milan Baros (22 años, Liverpool), el griego Angelos Charisteas (22 años, W. Bremen) o el holandés errante Andy van der Meyde (24 años, Inter). Casi todos ellos, siguen cerca de nosotros, como los brotes de 2008, los rusos Zhirkov y Arshavin, el croata Modric o el turco Arda Turan. Ellos serán siempre cachorros de la Eurocopa, una manada insurrecta y agitadora, enferma de juventud, de talentos inagotables; ilustres en el ayer y muchos de ellos, leyendas del mañana. Una colección en la que quizá recordemos algún día a Vaclav Pilar y su menudo cuerpo feliz.


18 comentarios

  • @migquintana 21 junio, 2012

    Hay que ver la de talento surgido, aparecido o encumbrado que hay en la historia de las Eurocopas

    En las más recientes, pese al tema paraboliquero que comenta con muchísimo tino Chema, también hemos tenido nombres propios de una calidad desmesurada. Recuerdo perfectamente la Eurocopa de Cristiano Ronaldo: sus mechas tan de comienzos de los 2000, cómo destrozó para la élite -que, aunque cueste entender, es donde competía- a Raúl Bravo, sus lágrimas en la final frente a Grecia… Tengo un muy buen amigo que, desde entonces, está rotunda e irremediablemente enamorado de él. Fue un flechazo a primera vista y el amor continúa… pese a que sea del Atlético de Madrid.

    En el 2008, lo de Luka Modric y Arshavin fue fascinante. El primero apareció en una fase de grupos donde Croacia jugaba muy bien y Srna era extremo derecho, todos nos hicimos un poquito de esta Selección y un muchito de Luka. En el caso de Arshavin, pues lo comenté hace no mucho tiempo, pese a ganar la UEFA ese año él era un desconocido y tras cuatro partidos llegó a infundar un miedo real a todo aficionado español. Lo que hizo ante Holanda fue uno de los partidos que más me han emocionado a nivel de selecciones, por no decir el que más. Es que… madre mía, me obliga a poner el vídeo y verlo un par de veces. Como mínimo, claro.

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  • Chema R. Bravo 21 junio, 2012

    Vaya vídeo de Dzajic! No lo tenía controlado ese documento. Qué manera de reventar a Camachito!!

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  • @ecosdelbalon 21 junio, 2012

    Suelo ser muy reacio a lanzar las campanas al vuelo con las apariciones de la Eurocopa, y de hecho ni siquiera lo estoy haciendo con Pilar pese a que me está enamorando, pero reconozco que por Modric y Arshavin hubiese apostado casi todo tras la Eurocopa de 2008.

    Fascinante torneo de ambos.

    Aún conservo la fe en un Luka que convenza a todo el mundo.

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  • Chema R. Bravo 21 junio, 2012

    Es normal ser reacio, hay que serlo, seguro que en 1984 quienes vieron aquello en un pañuelo, a Laudrup, Hagi, Stojkovic o Scifo, pocos proyectaron, aunque la rompieron, que serían lo que fueron. 2004 es buen ejemplo, Baros parecía que acabaría siendo algo serio, ya jugaba en el Liverpool. O Andy, ya fichado por el Inter. Y fueron gaseosa. Baros sigue ahí porque no han salido otros. Pero es bueno ilusionarse prudentemente con estas apariciones, Abel. Es el tiempo quien reparte a cada uno. Luka aún puede hacer grandes cosas, Arshavin se nos quedará con lo que ha sido: nos dejó 2 partidos inolvidables en 2008 (solo jugó 2) y con eso bastó para seducir. Luego, ya, cogió otro camino. Pero así hay muchos, como Bryan Roy en la Holanda del 92, o Taument y Jonhy Bosman… Parecían la leche, y la leche solo fue Bergkamp. O un ejemplo español, el central Salva García en la España del 84, 23 añitos, elegante central que parecía que con su fichaje por el Barça tras un añazo en Zaragoza sería algo, y no fue mucho más. De las últimas tres o cuatro euros, ya concretaremos mejor dentro de un tiempo.

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  • @migquintana 21 junio, 2012

    @Chema R. Bravo

    ¡Fueron dos! ¡Es cierto! No me acordaba de que el primero que la rompió fue Pavlyuchenko, de hecho ahora recuerdo que fue el que nos marcó en la fase de grupos, pero que tras el partido de Holanda se quedó totalmente eclipsado por ese pequeño genio de mofletes colorados que regresaba de una sanción, si no me equivoco. Qué cosas…

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  • Chema R. Bravo 21 junio, 2012

    @migquintana

    Sí, le ocurrió lo mismo que a Rooney este año, venía sancionado y, miento, jugó 3, Grecia, Holanda y España en semis.

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  • piterino 21 junio, 2012

    Gran repaso, mucho valor en el artículo.

    Pilar es sin duda interesante. No pondría la mano en el fuego con él y además ha hecho un primer movimiento en su carrera muy típico de los checos, mudarse a la Bundesliga, pero añadiendo un componente de riesgo de desorientación, firmar por el Wolfsburgo. El talento sin duda lo atesora, y además es descarado y muy vertical. Desde luego, al menos nos ha obligado a seguirle.

    Coincido con Abel en que ningún proyecto de estrella me ha enamorado tanto como Modric o Arshavin en 2008, aunque reconozco que, con los años, he perdido la fe en ambos. Por distintos motivos. Lo de Andrei es obvio, mientras que no consigo ver a Luka haciendo suyo un equipo. Me ha costado verlo en los Spurs, salvo momentos o partidos concretos, y ni siquiera veo acertado afirmar que la Croacia de Bilic haya sido el equipo de Modric. Ni en esta Euro ni en los años anteriores.

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  • @ecosdelbalon 21 junio, 2012

    Por cierto, hace 2 meses me ofrecieron todos los partidos de Schuster en Italia 80 y dije que no "por falta de tiempo". Aún estoy a tiempo de tenerla al completo. Lo mismo me animo.

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  • @SVilarino 21 junio, 2012

    Acabo de perderte un poquito el respeto, Abel. Schuster 80 es merecedor de renunciar a unas cuantas cosas xD

    Por completar (aún más el artículo), decir que en el año 80 yo también destacaría a Jan Ceulemans, que tenía 23 años, pero que era lo suficientemente joven como para no haber participado de la anterior gran hazaña del fútbol belga, cuando el Brujas (su club), llegó a la final de la Copa de Europa del 78. Baresi era miembro del equipo italiano con 20 añitos (también estába su hermano Beppe).

    En el 84 jugadores bastante buenos como Daniel Bravo, Mircea Rednic o Georges Grun. Aron Winter en 1988 con los holandeses, o el fantástico centrocampista soviético Olexiy Mikhailitchenko, o Jürgen Kohler, Olaf Thon, Bodo Illgner (fue suplente de Immel) y el primer gran torneo de Jürgen Klinsmann con 23 añitos.

    ¿Y qué me decís de Brolin, Bjorklund y Patrick Andersson en el 92? O del número 20 de los ingleses, ni más ni menos que Alan Shearer. Y Frank de Boer en su primera aparición oranje,

    Muchos mitos haciendo presencia por primera vez en la Euro…

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  • Chema R. Bravo 21 junio, 2012

    ¿Franco Baresi llegó a estar en el 80? Beppe sí que salió a jugar, pero a Franco no lo recuerdo. Sobre Schuster, Abel. Como veas el 3-2 a Holanda te caes del sofá. Schuster jugó dos partidos, pero qué dos.

    En el 88, se esperaba mucho de Winter, sí, pero no jugó. También se quedó fuera Drobolvoskiy, que literalmente se salió después en los Juegos de Seúl. Y asomó la cabeza también el irlandés Niall Quinn. Es cierto, Illgner!!! Quien se quedó fuera fue Reuter, que apuntaba mucho y se quedó en nada. En los suecos del 92, dudé en ponerlos. A Brolin no lo metía porque para mí su irrupción es el Mundial de Italia con aquel gol a Brasil. Y Shearer apareció, pero no tampoco lo recuerdo como un impacto. De todos modos, como comenta Sergio, menudos tipos todos esos, vaya futbolistas nos han dado las Euros….

    Pero vamos, lo del 84… eso fue tremendo, quién lo iba a decir que esos pequeños animales acabarían siendo unas bestias…

    Yo de todos modos, si tuviera que coger un favorito, sería Dzajic… Era Balón de Oro si el Manchester de Busby no gana la Copa de Europa…quedó tercero, y entonces, aunque los futbolistas del este de Europa recibían votos, no tenían tantas exposición…. El vídeo enlazado de Dzjic es un deleite, como revienta a Camacho, lo parte por la mitad, y Camacho no era de los que se dejaban partir fácil. Eso sí, Dzajic luego saltó a los despachos y fue presidente del Estrella Roja. Ahí acabó metido en líos serios de corrupción, blanqueos de dineros, traspasos sobrevalorados y esas historias. Vamos, un personaje.

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  • @DavidLeonRon 21 junio, 2012

    Mitazo Verpakovski, ¿no marcó un gol maradoniano poco antes del torneo?

    Schuster 1980… yo he visto imágenes sueltas de su actuación. Pocas cosas me han impactado más. Absolutamente brutal.

    Ahora el fenómeno "aparición" en las Euros y Mundiales se ha perdido por la información tan globalizada y el acceso a cualquier partido del mundo. Es algo que se echa bastante de menos.

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  • Chema R. Bravo 21 junio, 2012

    @DavidLeonRon

    Es que imagina a los tíos de fútbol del 84, viendo a Hagi, Katanec, Stojkovic, que jugaban aún en sus primeros equipo, en la otra punta de Europa, sin una noticia fiable de allí… Esa magia se ha perdido mucho… qué razón tienes. Por ejemplo, en el 2004, Ibra o Cech pisaron fuerte, pero ya eran relativamente conocidos, uno lo acaba de fichar la Juve y al otro el Chelsea.

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  • piterino 21 junio, 2012

    Abel, impropio de ti rechazar eso. Mucha noche de insomnio "conformándote" con "Gansos" y "Ralfs" y dejando a don Bernardo en la despensa. Si Di Bartolomei te impactó, éste (teniendo en cuenta además momento y contexto) no será menos.

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  • @ecosdelbalon 21 junio, 2012

    @ Vil-Piterno

    Joé, que he visto a Schuster ^^ Lo que rechace fue la Eurocopa de Italia 80.

    Ahora todo lo más que tengo que pagar por el paquetito cuando antes era gratis… ^^

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  • Antonio León Romero 21 junio, 2012

    Vaya recuerdos. Sobre todo por Dzajic. Quedé enamorado de su zurda. Sin embargo de Patri no logro asociarlo.
    La de 1972 siempre irá asociada a NETZER.

    @ Abel
    Estoy con Sergio Vilariño. Que hayas rehusado ver al nibelungo de 1980 , no tiene perdón. Esa enorme consideración que tengo a tus conocimientos futbolísticos ha dado un bajón. Espero tu penitencia y remisión del pecado

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  • Antonio León Romero 21 junio, 2012

    Entre que escribí el comentario y su envío transcurrió unos minutos. Veo que has rectificado. De todas maneras la irrupción del alemán , que por cierto no empezó de titular como bien indica el articulo asombró a todo el mundo. Por eso es obligatorio 1980

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  • DennisBergkamp 21 junio, 2012

    Muy bueno el artículo, viene bien refrescar la memoria. Ojo con lo de Deisler, ese tío iba para ser un Gerrard alemán. Una pena las lesiones que tuvo.

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  • @charloz_ 21 junio, 2012

    Abel, da mi sí, que son dos minutos, y mándame los partidos, que algo de tiempo sacaré.

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