El debut de la nueva Selección francesa de Laurent Blanc era uno de los momentos más esperados de la semana inaugural. Quizás por eso, para bastantes, resultó el partido más decepcionante de lo que va de Eurocopa. En realidad, en sí no fue malo; Hodgson propuso una idea rudimentaria pero correcta que su equipo desarrolló a la perfección, lo que pasa es que la misma torció aún más el ceño a unos críos a los que casi necesitábamos ver y todavía no olvidaron a Domènech y sus escándalos. Era lo normal, al fin y al cabo. Habrá que aguardar un poco.
4-4-2, defensa en área propia, mediocampo alineado sobre la frontal, Wellbeck disputando las segundas jugadas más rebotadasJohn y Steven, supervivientes y Young soplando por delante, en plan oasis de oxígeno. Lo que no habían propuesto ni griegos ni italianos lo propuso la Inglaterra más cruda: Un repliegue sin escrúpulos. Y bien que hizo y bien que lo hizo. El partido de Gerrard, casi de mediocentro y hasta de tercer central en alguna fase, fue uno de esos cantos a la vida de los héroes más míticos. No quiere morirse todavía. Aún cree que le quedan cosas por hacer. Y se le unió Terry.
No obstante, quedó en el aire como que Francia perdonó porque quiso. Tan solo con haber desdoblado a Malouda o aLa estrechez de Francia fue un problema Cabaye con más frecuencia, para compensar el fuera-dentro perenne de Ribéry y Nasri, Inglaterra se las hubiese visto y deseado, pero Blanc no quería perder la pelota con menos de seis de los suyos por detrás. Puede que esa directriz tuviese algo que ver en el mal partido de los laterales, que no ofrecieron ninguna solución, porque nunca llegaban a la jugada con puntualidad. Ojo, que éste está siendo el mal endémico de esta Euro: Los laterales, a excepción hecha de un puñado muy chico, se han dejado el reloj en casa.
Alou Diarra fue tan incómodo como importante.
Quizás con M´Vila de mediocentro Blanc hubiese soltado más a su grupo, le hubiese permitido ser más amplio y, por consiguiente, más profundo -ser profundo por dentro era utópico-; pero Yann no estaba. Estaba Alou Diarra. Un «5» de mucho nivel que al seleccionador ya le dio resultados óptimos en su Girondins, y que ayer fue media transición defensiva para los franceses. Gerrard y Parker tenían las ideas claras, Wellbeck acudía bien al apoyo y Oxlade y Young tenían energía; pero Alou lo frenó todo de forma sobresaliente. Un aplauso para él, que ser mediocentro único en un equipo sin profundidad es duro. Busquets y Alonso eran dos y los desbordó Pirlo…
ecosdelbalon 12 junio, 2012
Ayer fuisteis muy injustos con él en "Capítulo Tres", Marc Roca. Muy injustos.