Estas semifinales han sido el pretexto ideal para hablar sobre nuestro torneo, sobre su adaptación al nuevo mundo. La de ayer es la eliminatoria antigua, la de la Copa de Europa; y hoy se viene la lucha moderna, la globalizada, la de la Champions League. La que enfrenta a los dos clubes que, de distinto modo, han definido las vías de éxito que ofrece el Siglo XXI. Los que abren la sección de nuestra memoria dedicada a la primera década del mismo. ¿No choca que el Milan de Ancelotti ni conste en esta batalla? 2 titulos, una final, San Siro, Pirlo, Seedorf, 2 balones de oro… y sin embargo flashes de Del Horno o Maxi López se nos vienen antes si nos preguntan por 2004-06 y el himno de las nueve menos cuarto. Ni hablar del gol de Dinho, la pérdida de Xavi, el larguero de Leo, el cabezazo de Terry o el beso de Andrés. Qué títulos más genéricos para cada uno de los episodios y qué pocos no estáis donde quería llevaros… El Chelsea-Barça es excepcional. Y esa es la baza que jugará la plantilla fantasma en, ya sí, por el bien común, su última oportunidad.
Es probable que Guardiola nunca haya encontrado más problemas que esta vez para preparar un doble enfrentamiento de Champions, y es que jamás se midió a un rival tan indefinido como este Chelsea; unLa venganza sí es un objetivo para Stamford Bridge conjunto de grandes futbolistas al que yo no concedo el título de equipo de fútbol. Los londinenses no tienen sistema -lo cambian casi cada semana-, no tienen titulares, no tienen suplentes y, según se intuye, no tienen ni entrenador. Evidentemente, tal coyuntura implica una ventaja importante para el Barça, pero Europa es traicionera, mágica, bruja; y donde hay muchos inconvenientes también surgen algunas ventajas. Además no podemos obviar lo que marca todo el duelo: El Chelsea siente que enfrenta al culpable de todos sus males. Eso da energía. Pierdan, empaten o ganen, los de John Terry y Roberto Di Matteo jugarán un partido de una cohesión, una unión y una intensidad que hoy por hoy no les corresponde.
Al Barcelona se le puede jugar de dos maneras, esperando o presionando. Si optas por lo primero, los de Guardiola se reconcilian con su pasado más reciente y toman confianza, pero como andan unEste Chelsea tiene mil caras. Pero sólo enseña una por choque poquito más lentos, el rival tiene más margen, y puede cerrarse mejor contra Messi. Si se elige lo segundo, el Barça suele pasarlo fatal, porque no quiere renunciar a su salida ordenada, pero no puede mantener el orden, si bien a cambio recibe espacios en tres cuartos que Leo agradece con ocasiones. Cada plan tiene sus pros y sus contras, y su idoneidad queda fijada por la situación emocional que impere en cada momento del partido, razones por las que manejar ambas variantes es lo mejor. Pues bien, el Chelsea no podrá. Tendrá que hacer o una cosa u otra, porque todo lo que proponga estará cogido con alfileres y dependerá sobremanera de la concentración. O sea, los cambios sobre la marcha serán desaconsejables. No será éste un partido formado por muchos partidos chiquitos.
«Juego de posición conservador + Messi» será la fórmula adoptada contra el tácticamente imprevisible Chelsea
Lo normal es que el Chelsea elija lo más sencillo: Defensa formada por dos líneas de cuatro bastante replegadas, jugándose la carta de Ramires sobre el perfil de Iniesta. El Barcelona viene de jugar contra algo parecido, y Guardiola optó por el 3-4-3, con extremos abiertos. Que la idea tuviese continuidad sería un sorpresón. En cuanto a la transición defensiva culé, poco más que duelos individuales se pueden prever. Se sabe que el papel de Piqué será crucial, porque el pelotazo a Drogba será la rutina los blues, y que la habilidad de Mata y las conducciones de Ramires serán un grave problema si la calidad de la pérdida culé no es alta. En gran medida, aquí reside la parte buena de ser un equipo fantasma: Cada uno de sus futbolistas se va a sentir terriblemente responsable de su función, pues no hay nada más que eso, y el orgullo personal está en juego. Y Pep tratará de aburrirlos. Espero un partido muy lento y horizontal, de estos que cuentan despacito los segundos hasta que la coge el dueño de todo. También hoy será Messi el dueño del destino.
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Referencias:
Twitter de «Munich 57″
London bus tour
Soñando con Stamford Bridge
Andrés Iniesta. El gol
Jordi Amat 18 abril, 2012
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