Hace ya varias semanas que Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ viene probando cosas. El Real Betis sigue sufriendo mucho durante los partidos, valga el ejemplo de la segunda parte ante el Mallorca, donde Joel Robles salvó al equipo de una derrota con varias intervenciones extraordinarias, con el equipo asustado por la dinámica negativa y la poca confianza que aún tiene para proteger el marcador y jugar con tranquilidad, pero el plan ha cambiado. El dibujo ya no es el mismo y aunque el sistema está lejos de ser una garantía, todo es un comienzo. Si han tenido que llegar antes la victoria que el juego para comenzar a despegar, bienvenido sea, dirán por el Benito Villamarín.
En este nuevo proyecto del Betis hay una idea general que debería de imperar por encima de otras subyacentes: el Betis es un equipo de grandes talentos individuales, y no específicos. La naturaleza de la plantilla tiene dentro cierta injusticia individual muy ligada a la inspiración que se percibe y cataloga al Betis a la hora de posicionarlo en la tipología de equipos. Joaquín Sánchez, Sergio Canales y Nabil Fekir son tres futbolistas nunca circunscritos a un cometido o encargo dentro del plan, sino más bien a representar el plan por sí mismos. Y encajar tres planes en uno no es sencillo. Ahí ha estado siempre su dilema y su despegue.
Rubi está metiendo a Joaquín y Fekir en los costados
En pos o no de ello, lo cierto es que Rubi comenzó su escalada cuando, visitando el Santiago Bernabéu y recibiendo después al Sevilla de Lopetegui, dispuso de una zaga de tres centrales que aunque ha abandonado últimamente, ha seguido saliendo desde atrás con tres hombres, siendo uno de ellos el mediocentro. Puede hablarse de matiz ya instalado en el día a día del equipo, sea como parte estructural o recurso continuado ante la presión rival. Lo más importante de esta medida no es, que también, tener un hombre más para avanzar desde que se saca de puerta, sino reubicar los movimientos de sus tres mejores hombres.
En las dos últimas victorias del conjunto verdiblanco, Rubi ha ‘eliminado’ la figura del mediapunta como elemento estático y fijo, para que Joaquín Sánchez y Nabil Fekir ocupen los costados, a pierna cambiada. Un escenario ya clásico en el que la determinación de ambos puede convivir con tal de tirar diagonales con balón y recibir entre líneas para crear superioridad. El primero, por lectura y finura, y el segundo por su primer control y su descomunal disparo (3 disparos por encuentro, a distancia del segundo en el equipo). Es suprimiendo el 4-2-3-1 donde han aparecido el valor de interiores más reconocibles. Y ya no tanto es la figura de Sergio Canales una de las que más puede servirse del nuevo escenario, sino todavía más la de Andrés Guardado.
Casi más que Canales, recuperar a Guardado sería una gran noticia
El mexicano es, probablemente, el mejor jugador de la plantilla en el pase de continuidad. Si él recibe orientado y después lleva el balón a una banda para automatizar la circulación con extremo y lateral, la posesión del Betis está en disposición de generar consecuencias positivas en la recuperación posterior y una defensa más relacionada con la calidad de la circulación. Aunque en los inicios tenía sentido ubicar a Fekir como mediapunta claro del dibujo, el Betis apenas podía llegar hasta él, uno de los claros síntomas de deterioro y preocupación de todo el juego del equipo. Pocos equipos pueden presumir de tener a un pasador como Guardado, el talento de Joaquín, la conducción y el recorrido de Canales o la zurda de Fekir. El nuevo 4-1-4-1 tiene todavía mucho que demostrar, pues sigue sufriendo, pero el giro está bien pensado.
Cristóbal 3 diciembre, 2019
Lástima que este Guardado sea la sombra del Guardado del primer año, un jugador con ese pase de continuidad que mencionas es básico en el equipo, la pregunta es?, si en invierno no viene nadie, ese rol lo puede asumir Carvalho??