El Rayo Vallecano no se va a rendir tan fácil. Ayer, después de empezar perdiendo en San Mamés nada más pisar el césped, la marinería de Paco Jémez consiguió apretar los puños y sacar los dientes para reponerse tras el penalti que Alberto, su portero, le sacó a Raúl García antes del minuto 20. Repitiendo con Álex Moreno por delante del lateral izquierdo, como extremo, permitiéndole así incidir en el último tercio, que es donde más determinante se ha mostrado esta temporada por velocidad y desborde, y con Medrán y Pozo de nuevo como interiores, dos futbolistas a los que -para bien y para mal- no les quema la pelota ni ante la presión del Athletic, el equipo vallecano consiguió competir bien ante viento y marea; aunque su velero, fuertemente castigado por los diferentes acontecimientos que se fueron sucediendo -sobre todo tras el descanso-, acabó zozobrando antes de llegar a la orilla.
Álex Moreno jugando como extremo es una de las grandes decisiones de Paco Jémez tras su regreso al Rayo Vallecano
Con el 1-0 casi de partida, fruto de una acción a balón parado, la primera decisión de los de Gaizka Garitano para con el resultado fue proteger la ventaja manteniendo el bloque lejos de su portero. Con Beñat y Dani García como doble pivote, con Muniain por detrás de Williams, y Córdoba -izquierda- y Raúl García -derecha- abiertos cada uno en un lado, el Athletic respetó el guion al que ya se han acostumbrado desde la llegada del vizcaíno: un 4-4-1-1/4-2-3-1, en función de la altura y la predisposición del rival para salir desde atrás con la pelota, en el que es de vital importancia que la distancia entre las líneas sea la más pequeña posible. Una directriz que, con el bloque tan adelantado, pretendiendo intimidar la salida en corto del Rayo Vallecano, llevó a sus centrales a asumir numerosos riesgos para saltar o meter el pie a 50 metros de su propia portería.
Sin embargo, el guion del partido cambió por completo poco antes de llegar al ecuador de la primera parte. Después de que Alberto, como ya hiciese el pasado fin de semana ante Parejo, le permitiera a los suyos permanecer dentro del encuentro tras detener el disparo rival desde los once metros, el impacto emocional de la situación empujó a unos y hundió a otros hasta el punto de invertir la dinámica del encuentro. Mejor asentado, apoyándose mucho en Pozo, su interior izquierdo, que ejerció como nexo para atacar el espacio por detrás de De Marcos con la velocidad de Álex Moreno, atrayendo y soltando en el momento justo, y con Bebé -que arrancaba desde la derecha- muy móvil para salir de la banda y acabar las jugadas por dentro, el Rayo logró agarrarse al encuentro.
De Tomás no acabó de darle continuidad al Rayo en campo rival
Una dinámica que, en cambio, volvió a alterar su dirección justo antes del descanso. Y ya en la segunda mitad, con el 2-1 y la diferencia también en el recuento de piezas, se le acabó esfumando al Rayo entre los dedos. Si bien es cierto que durante largas fases del encuentro, incluso después de la intervención de Alberto, el Rayo Vallecano estuvo más cerca de la versión que se vio con Míchel que de la exhibida desde el regreso de Jémez, esto mismo no minó -aunque sí dificultó, dicho lo cual- sus aspiraciones para remontar. Fue en ese momento, aprovechando que el Rayo pretendía reponerse de su inferioridad numérica con un sistema mixto entre la línea de tres centrales y la posición de un lateral (Álex Moreno) a medio camino entre un carrilero y un extremo, cuando el Athletic Club entendió que su tranquilidad residía en ese conjunto vacío que acabó siendo la defensa del Rayo por uno y otro costado.
Atacando sobre dicho sector con Muniain y Raúl García, que entraban y salían del carril central con bastante avenencia, el cuadro rojiblanco consiguió ser profundo y encontró situaciones de remate limpias como la del 3-1. Un escenario en el que el Athletic, conforme con la distancia, se limitó a flotar entre las olas, mientras que el Rayo Vallecano hacía por mantener la cabeza fuera del agua.
AdrianBlanco_ 15 abril, 2019
La de Álex Moreno como extremo zurdo es una de las grandes noticias de las últimas semanas. Acercándolo al área rival, que al final es donde más lucen sus virtudes y oculta sus debilidades, el Rayo está explotando su velocidad y su conducción para acercarse al gol. En cierto modo, aunque en este caso no sea carrilero sino extremo, me recuerda a lo de Pedraza en el Villarreal.