El concepto de experiencia como cúmulo de vivencias y paso del tiempo, más si cabe si todos los golpes han sido fruto de ir a buscarlos para mejorar, no responde únicamente a conocer el entorno, sino a conocerse uno mismo. En el mundo del tenis, por ejemplo, una de las (muchas) claves que están alargando la carrera de los tenistas profesionales es conocer a la perfección, en base a la experiencia, su cuerpo: cuánto descanso necesita, cuánto pueden forzarlo, qué carga de dolor puede soportar. Todos esos avisos que aportan un tremendo plus para rendir al máximo en momentos concretos. El conocimiento de uno mismo en la Champions League tiene un valor idéntico a conocer la competición en sí, a conocer la esencia de las eliminatorias. Cinco años después de su obra cumbre, Simeone y sus jugadores tienen hoy la oportunidad y el reto de saber qué equipo son y qué equipo han dejado de ser.
El Atlético no puede vivir en la supervivencia, no es el equipo de 2014
Porque si el espíritu que despertó en el encuentro de ida toda la pasión acumulada sigue intacto, ello no puede esconder o simular un escenario táctico del mismo poder. Si despojamos al Atlético de ese anhelo y esa necesidad anímica por conquistar el cetro que puede convertirle puntualmente en una roca, a nivel táctico el Atlético de Madrid de 2014 o 2016 podría pasarse muchísimos minutos atrincherado pero, salvo sorpresa aún mayor para esta noche o hipotéticas venideras que desmientan lo que se ha ido deteriorando en las últimas temporadas, y sabiendo que en las eliminatorias no viene siendo suficiente con aguantar y achicar agua como único plan, el conjunto colchonero sabe que su idea pasa por aderezar su defensa del área con una posesión de calidad que cierre el grifo de una Juventus que buscará convertirlo en un dique abierto.
Construido el contexto, y dado que Thomas Partey elimina la opción de los cuatro centrocampistas en fila de cuatro que compareció en el Metropolitano, surge una opción que no es descabellada que se cumpla de inicio o, sobre todo, transcurrida la noche sobre el Juventus Stadium: Antoine Griezmann en banda derecha. Una circunstancia que tiene varias razones de ser y constar ante el intento de remontada de los hombres de Massimiliano Allegri. La primera de todas, sirviendo como razón empírica, es que en el encuentro de ida ya ocurrió. El francés se situó en el flanco derecho en fase defensiva, orientando y descolocando al campeón italiano a la hora de realizar la presión en campo contrario. Esta medida le dio un aire fundamental al Atlético para organizarse y, sobre todo, restarle ritmo ofensivo a una Juve que esta noche imprimirá una agresividad mucho mayor a su circulación de balón, y por encima de cualquier cosa, a su juego exterior.
La Juventus intentará mandar a Cristiano al área cuando gane metros por fuera
Aunque no se obcecará en un único tipo de ataque que mande a Cristiano a facturar al área, es obvio que la Juventus tiene un poder de primer nivel en su intensidad, recursos y ritmo cuando acumula dos hombres en las bandas y dos puntas en el área, lo que llevará al Atlético a intentar sumar efectivos en el momento del centro y en el momento del remate. Como a todos sitios no se puede llegar si además quiere cazar el rechace e iniciar una transición, el papel de Griezmann en toda esta historia es una manera de poder estirar la manta un poquito más. El galo no negocia un ápice de concentración ni una gota de esfuerzo, implicándose en el 2×2 en banda que retrase el centro. A su vez, sin Thomas Partey, sea Saúl o Giménez el acompañante de Rodri, el control y pase de salida hacia los puntas será algo menos limpio, pues ninguno es fluido bajo presión, lo que puede hacer que Griezmann reciba fuera, la controle y atraiga efectivos turineses a su recepción para después descargar al centro mientras Morata lanza desmarques a la espalda de los centrales, sujetándolos para hacer respirar al ‘7’.
Aunque el Atlético perdiera un hombre en el carril central, pasando de un 4-4-2 a un 4-1-4-1, este dibujo podría ser ciertamente útil para ser más ancho, creando cuatro líneas defensivas, con un mediocentro de ajuste para impedir pases entre líneas y más gente en los costados, permitiendo al interior ayudar al extremo y el lateral en caso de darse un ritmo alto y profundo en la circulación juventina. Simeone sabe a qué equipo se enfrenta y seguramente también sepa que necesita de más cosas que un gran Jan Oblak para interpretar y resistir avalanchas. El Atlético necesita salir de las cuerdas y competir desde el centro del ring para que cada asalto le aleje de un KO.
AArroyer 12 marzo, 2019
¿Va a necesitar Simeone tirar de este recurso o le valdrá con un 4-4-2 con Saul de Pivote y Lemar/Correa en una banda?
Si añadimos el tema de que en los laterales van a estar Juanfran y Arias a banda cambiada -¿Gimenez de lateral derecho y Juanfran en el izquierdo?-, no me extrañaría nada que el Atlético necesitara meter cinco medios y salida lateral.
Las bajas de Douglas Costa y Alex Sandro son importantes para Allegri, pero está claro que va a intentar crear una estructura que suelte a Cancelo: agresividad, jugando a un toque por fuera para abrir la basculación del Atleti.
Vaya partidazo!