El partido de vuelta del cruce que ha medido a Barça y Levante en estos octavos de Copa no tuvo demasiado misterio. La diferencia de calidad individual y las premisas y condicionantes que se fueron dando entre alineaciones y planteamientos por ambos bandos crearon un escenario de amplia superioridad blaugrana. Ernesto Valverde dio descanso a Luis Suárez y Sergio Busquets, dos de sus vértices en el sistema y sobre el campo, dos decisiones que tuvieron mucha relevancia por las soluciones que comparecieron en su lugar. Paco López, como añadido, eligió un plan cuanto menos singular, que conviene puntualizar para comprender el ritmo y el dominio que el choque tomó una vez llegó el primer gol.
El conjunto granota decidió no obsesionarse con cerrar su portería. Si ya de por si los levantinistas promueven un ida y vuelta de ritmo muy alto, en su visita al Camp Nou, los visitantes optaron por no colocar su zaga muy abajo, no bascular en exceso ni mandar ayudas a la zona del balón y, por si fuera poco, encomendar a sus puntas, Mayoral y Boateng, la misión de no invertir esfuerzos en la fase defensiva, quedando ciertamente descolgados. Este plan, pensado para generarse llegadas hacia Cillessen y una posible precipitación en los culés, contenía la evidente contrapartida de abrir demasiado espacio para la velocidad que Messi, Alba y Dembélé representan al máximo nivel.
Messy y Dembélé finiquitaron las opciones del Levante
Valverde, que colocó a Messi en la punta del ataque, con la consecuente libertad absoluta para aparecer y mejorar cada jugada, ganó con ello la ruptura de Ousmane por dos de los tres carriles, haciendo del francés, como catapulta del argentino, la cuestión táctica más obvia y determinante de la noche, la que más relación directa tuvo con el marcador. La diferencia fueron ellos, a quienes llegó la pelota siempre limpia. El Levante alternó fases de presión, sobre todo con 0-0, donde apenas inquietó las conexiones del trío de centrocampistas que eligió el extremeño.
De nuevo, Rakitic de pivote, con Arthur y Vidal en los interiores, aprovecharon las líneas dispersas y separadas de su rival para apoyarse en Messi en vertical y los laterales en horizontal, garantizando una continuidad que cambiaba de ritmo ante la alzada defensa granota. El resultado, en lo puramente visual, vio a Ousmane lucir carrocería y nuevamente crear la expectativa y el asombro de lo que puede ser en el futuro el descomunal jugador del Fútbol Club Barcelona, uno de los grandes protagonistas de la temporada en el Camp Nou y uno de los argumentos de mayor peso para condicionar todos los planteamientos de cualquier equipo del mundo.
AdrianBlanco_ 18 enero, 2019
"Uno de los grandes protagonistas de la temporada en el Camp Nou y uno de los argumentos de mayor peso para condicionar todos los planteamientos de cualquier equipo del mundo".
Condicionar, esa es la palabra. Tengo mucha curiosidad por ver cuál es la intención del Barça en la Champions; porque si el escenario vuelve a permitirle correr, como lo ha hecho en la fase de grupos, Dembélé puede ser un recurso demoledor. Y ya no solo Dembélé, sino que Luis Suárez (como ya hemos analizado) se está moviendo también muy bien lejos del área.