Son sólo los primeros pasos del proyecto de Julen Lopetegui en el Real Madrid, y hay dos nombres que obligan a darle cierto margen a cualquier análisis. El primero de ellos, por incomparecencia, es Luka Modric. El jugador croata, finalista del pasado mundial, aún no ha tenido recorrido en los planteamientos iniciales del técnico vasco, y obviamente se presupone que un futbolista de su jerarquía va a acabar teniendo un rol protagonista. El segundo de ellos es Casemiro, que si bien es cierto sí ha despejado alguna incógnita, aún queda resolver cuál será su utilización una vez Toni Kroos comparta minutos con el pequeño genio croata.
Obviamente, qué utilización se le dé a tres piezas que han sido tan determinantes en los últimos años en el Real Madrid va a provocar matices en el comportamiento de sus atacantes, pero al margen de eso y del camino que vaya dibujando Lopetegui, hay una realidad en la configuración de la delantera que va más allá de la idea global, derivada del perfil de delantero que, hasta la llegada de Mariano Díaz, había en la nómina del equipo merengue. Lógicamente, hecho motivado por la herencia de la figura de Cristiano Ronaldo, jugador de tal trascendencia que provocó que el diseño de la plantilla estuviera cuidadosamente enfocado a potenciar sus virtudes.
El luso absorbía una gran cantidad de los remates del equipo. Incluso en una temporada como la pasada, en la que le costó arrancar a hacer goles, disparó a puerta 6,29 veces por encuentro, casi el 40% de los remates de los de Zinedine Zidane. La naturaleza de sus acompañantes permitían ese aclarado en el área, quedando claramente reflejado en los nombres de Karim Benzema, Isco, Marco Asensio, Lucas Vázquez, y también en el de Gareth Bale. El galés es dibujado como el gran relevo de Cristiano Ronaldo, y aunque a nivel de jerarquía y por sus condiciones básicas -disparo, juego aéreo, y potencia en los desmarques de ruptura-, esa es la lectura básica, hay una enorme diferencia en la forma de percibir el juego entre uno y otro que provocaba que el cambio de cromos no fuese tan sencillo.
El Real Madrid configuró su plantilla para exprimir al máximo a Cristiano Ronaldo
Por resumir a la mínima expresión la diferencia entre ambos, puede decirse de forma básica que Cristiano Ronaldo es delantero, y Gareth Bale es centrocampista. El galés siente el fútbol desde la organización de los ataques de su equipo, y el luso lo hace desde la finalización de los mismos. Es una desigualdad demasiado notable como para que el cambio de piezas no recibiera un matiz desde la composición de la plantilla, y ahí entra de lleno el nombre de Mariano Díaz. Lo que en un principio tiene que entenderse como competencia directa para Karim Benzema, además de una rotación para el francés, lleva implícito un peso mucho más importante en el que puede acabar siendo plan ‘A’ de Julen Lopetegui, tanto estando el galo en el terreno de juego como si no lo está.
En pretemporada, Julen Lopetegui hizo una prueba que hubiera podido tener recorrido -y es una cuestión que no puede descartarse de forma definitiva-, con Marco Asensio. El mallorquín ejerció como delantero en varios encuentros, aunque su naturaleza pide mucha movilidad en dirección al medio campo, apoyos y contactos con la pelota. Esto ha provocado que el Real Madrid, más allá de haber hecho goles, haya mostrado poca presencia en área rival, sobre todo en las fases de ataque posicional. La explicación es sencilla: Bale, Benzema y Asensio han priorizado pelota al pie, y aunque el galés siempre deja movimientos de ruptura, suele ser cuando el rival deja bastante espacio a su espalda, no siendo su fijación llegar a zona de remate cuando el rival tiene a su bloque replegado.
Por supuesto, a nivel de jerarquía, Asensio, Isco, Bale y Benzema parten por delante de Mariano, pero el dominicano cuenta con un valor añadido indiscutible: es una piraña en un ‘lago de cisnes’. En un equipo que en su totalidad busca un alto volumen de participación y pedir el cuero al pie, él es la nota discordante. Al Real Madrid no le faltaba capacidad para colar la pelota en la red. Cuenta con jugadores cuya exquisita técnica les permite finalizar con acierto, pero el matiz es que ese remate no surge de cualquier situación. Mariano no tiene como intención principal participar en el circuito de pases, de modo que el equipo blanco gana presencia en el área, con un jugador que además busca el remate con una fijación casi enfermiza, concentrando toda su energía en cualquier parte de su cuerpo con el fin de mandar la pelota a la red. En resumidas cuentas, es un jugador radicalmente distinto a cualquier atacante blanco, y por tanto llega para resolver una necesidad evidente.
Mariano resolverá una carencia que tenía el Real Madrid desde la salida de Cristiano Ronaldo
En el Olympique de Lyon, donde jugó como delantero centro, llama la atención su mapa de calor de toda la temporada, donde por tendencia natural acababa pasando más tiempo sobre la izquierda que sobre la derecha. Es cierto que Fekir, la gran estrella del conjunto galo, tiene esa tendencia de gestionar el carril interior derecho, de modo que el lado débil para atacar zona de remate era el perfil zurdo. Es una tendencia que encaja para que Mariano en el Real Madrid, además de ser la alternativa a Benzema, pueda ser también complemento tanto del francés como de Gareth Bale. El ‘9’ blanco gestiona apoyos en todo el ancho del campo rival, pero el Bale intervencionista en la organización de los ataques es el que juega en la banda derecha, de modo que el aclarado se producirá de forma habitual en la otra banda.
La opción de que Mariano gestione el perfil izquierdo del ataque del Real Madrid -además de darle un mayor valor al impacto de Lucas Vázquez como revulsivo ya que el dominicano es un cabeceador mayúsculo- cumple con otro requisito, que tiene que ver con la idea defensiva de Lopetegui, basada en una presión muy agresiva. El reciente fichaje blanco ayudará en ese aspecto tanto si juega como primer punta, como si lo hace jugando escorado. Es evidente que tenerle en el campo significa sumar un activo que encaja perfectamente en la idea de morder con agresividad tras la pérdida. Además, existe una particularidad relacionada con el repliegue del equipo. Ahí el Real Madrid se garantizará que su hombre encargado de cargar el área cierre una banda en la fase defensiva con gran disciplina, lo que provoca un híbrido más que interesante.
Mariano, sin embargo, presenta un problema importante para ser titular en este Real Madrid
Llegados a este punto y quedando claro que el fichaje de Mariano encaja perfectamente en las necesidades del equipo blanco y que la mentalidad del dominicano no dejará margen a la indecisión, su fútbol sí presenta un problema grave como para que acabe de verdad siendo parte del plan ‘A’ de Julen Lopetegui. Aún con margen para matizar su propuesta, hay varias cuestiones que parece que van a ser innegociables, teniendo además toda la lógica del mundo a tenor del tipo de futbolista que el Real Madrid tiene en plantilla. La movilidad en campo rival, mucha pelota al pie, búsqueda de dominio a través de posesiones altas y después, ejecutar una presión agresiva con el bloque junto parece la propuesta clara. Y aquí Mariano penaliza en exceso la ejecución de la idea.
El nuevo delantero del Real Madrid suma un buen puñado de virtudes como atacante: verticalidad, determinación en el remate, un buen disparo y un excelente juego aéreo. Sin embargo, su soltura en la combinación es pobre, y el Real Madrid demandará que los futbolistas involucrados en los pases en campo rival sean precisos para poder ejecutar el plan. Mariano no es fino en el espacio reducido ni tiene gran soltura para devolver el cuero, de modo que en principio y a pesar de que sea un gran complemento para el ataque blanco, su inclusión en los planteamientos iniciales demandará a Lopetegui algún ajuste desde la táctica difícilmente ejecutable por un jugador tan enérgico y en permanente movilidad como Mariano. Apartarle del juego no será fácil porque él demandará presencia.
Sus datos de participación en su única temporada con continuidad en la élite en el Olympique de Lyon constatan esta circunstancia, que será muy interesante a la hora de medir qué uso le da Lopetegui. Mariano dio 15,07 pases por partido, con un ratio de acierto del 76,6%. Muy lejos de los 27,21 que dio Cristiano Ronaldo en la pasada temporada –con un 82,2% de acierto-, o los 31 de Karim Benzema, con un 83,1% de acierto. Un dato relevante, más teniendo en cuenta lo que está construyendo el técnico vasco, que tendrá una tarea muy concreta para sacar a relucir lo mejor Mariano Díaz y ponerlo en disposición del equipo: ocultar esa carencia que tiene el dominicano para darle forma a su idea sin quedar penalizado cuando toque cargar el área.
Faetón 1 septiembre, 2018
@David
"pero el Bale intervencionista en la organización de los ataques es el que juega en la banda derecha, de modo que el aclarado se producirá de forma habitual en la otra banda"
Pero para eso se necesita que quienes habitualmente amasan por izquierda la bola (Ramos+Kroos+Marcelo+Asensio/Benzemá) descarguen hacia la derecha a Carvajal/Odriozola+Bale/Lucas y que estos a su vez alimenten a Mariano, ¿no?