El Sevilla Fútbol Club dejó en tierras checas dos lecturas muy diferenciadas. La primera, por empezar con lo malo, es que en una temporada larga Pablo Machín deberá ajustar bien sus rotaciones, porque el plan ‘A’ de momento requiere de ciertas piezas que, en algunos casos, no tienen recambio. La segunda es que con algunos hombres clave sobre el terreno de juego, el sistema fluye de forma natural.
El once de Machín frente al Sigma Olomouc sufrió durante la primera hora de encuentro
La primera noticia de la alineación sevillista estuvo en la titularidad de Maxime Gonalons. Machín, como cabía esperar, no varió su habitual 3-4-2-1, de modo que el francés tuvo que jugar en doble pivote, compartido con Éver Banega. El Sigma Olomouc protegió muy bien el pase hacia fuera -los carrileros fueron Aleix Vidal y Guilherme Arana- de modo que para salir desde atrás quedaban dos opciones: encontrar a Banega o Gonalons, o envío directo sobre el punta, que en este caso fue Luis Muriel, para que el colombiano gestionase la recepción de espaldas a portería.
Ninguna de las dos cuestiones pudo darse con regularidad. El comportamiento de Gonalons es diferente al de Roque Mesa, y aunque se vio intención en el galo de abrirse para dar espacio a Banega por dentro, en muchas ocasiones el Sevilla dibujaba un doble pivote bastante marcado. Es una pareja que puede funcionar, porque lo cierto es que tanto si Banega recibe el primer pase y Gonalons gana un escalón para una posterior presión, como si es al contrario, donde el canterano del Lyon le da buena tensión a sus envíos y podrá activar a Éver detrás de las líneas rivales, la complementariedad es evidente. Una fluidez que, eso sí, no se dio en la República Checa, y que da la sensación de que para conseguirla Machín estará obligado a un ligero cambio en el comportamiento de su pareja de medios.
Jesús Navas y André Silva cambiaron el partido
Un envío más directo sobre el punta tampoco pudo darse, ya que la movilidad de Muriel es radicalmente opuesta a la que presenta André Silva, así que el Sigma Olomouc robaba en campo rival y castigaba a una zaga sevillista que con las figuras de Amadou y Gnagnon mostraba problemas para proteger el espacio, ya que ambos saltaban a la par al poseedor o realizaban cruces excesivamente largos a rivales que no lo demandaban. Alguna buena acción de Vaclik y la falta de agresividad en el remate del cuadro local explicaron el 0-0 cuando se llegó al tramo decisivo de encuentro.
Ahí ya estaban sobre el tapete Jesús Navas y André Silva, que cambiaron radicalmente la cara del equipo de Pablo Machín. Aunque el Sevilla no encontraba liberados a sus carrileros, sí era capaz de activarles tras cambio de orientación, y el de Los Palacios está mostrando un momento de forma pletórico en el arranque de curso. Aunque el rival basculase era capaz de desbordar, y a partir de él el Sevilla empezó a ganar metros. El segundo motivo de la mejoría del conjunto español fue André Silva, que sí comenzó a ofrecer una alternativa tirando apoyos y jugando de espaldas desde la posición de nueve, y descubrió dos pases de gol fabulosos, el segundo de ellos sobre un Pablo Sarabia que no erró en el mano a mano.
David de la Peña 24 agosto, 2018
Me gustó poco el Sevilla durante una hora de partido, pero si nos quedamos con lo positivo, qué armas tan potentes tiene Machín para su sistema. Fue entrar Jesus Navas y André Silva, sólo con esos dos detalles, y el cambio fue radical.
Un debate interesante en torno al Sevilla es su defensa. La unidad B ayer dejó bastantes dudas, si bien es cierto que Amadou y Gnagnon, con rodaje, tienen una exuberancia física que bien enfocada puede sumar. Pero los dos juntos… dudas, ya digo. Hay que ir midiendo si cualitativamente los tres centrales del Sevilla van estando a la altura de las exigencias, que yo creo que está en plaza Champions y pelear por ganar una de las dos Copas.