El pasado sábado la Real Sociedad saltó al césped de Anoeta con un once al que le faltaban Illarramendi, Zurutuza, Carlos Vela y Oyarzabal. O lo que es lo mismo, cuatro de las seis piezas que más comúnmente componen su armazón ofensivo. Los principales encargados de hacer avanzar al equipo, y algunos de los hombres a quien señala el sistema para desequilibrar cuando el fútbol txuriurdin alcanza el último tramo del campo. Ausentes ellos, el cuadro de Eusebio Sacristán se encomendó a los habituales que sí constaban en el equipo inicial, esto es a Xabi Prieto para la asociación y a Álvaro Odriozola y Yuri para profundizar por los costados como vía alternativa. Pero en concreto al lateral derecho le pidió más. Fue Zurutuza y Vela.
Odriozola, el último producto de la cantera donostiarra en asentarse en el primer equipo, apenas suma una decena de partidos en la máxima categoría, pero su impacto, que ha sido creciente, se está haciendo sentir en la Real desde el primer momento. Lo que inicialmente fue una velocidad distintiva recorriendo el carril y una lectura especialmente atinada de los tiempos para incorporarse y desdoblar al extremo, ha ido sumando, con el transcurrir de las semanas, más y más argumentos al fútbol con el que el de San Sebastián contribuye a la puesta en escena de uno de los equipos mejor engarzados de Primera. Alcanzada posición de ataque, algo a lo que la tendencia central del extremo le invita y su físico le permite en infinidad de ocasiones, es un jugador con muchas soluciones.
Odriozola es un nuevo argumento ofensivo de peso para la Real.
Cuenta ya tres asistencias en escasos dos meses, en tres acciones que por variedad y sustancia bien podrían servir como muestrario de su destreza cerca de la línea de fondo. A Juanmi, ante el Eibar, le sirvió un centro medido para que definiera de cabeza, con un pase atrás hacia la frontal habilitó a Xabi Prieto para que el capitán firmara un golazo contra el Betis, y recientemente frente al Leganés le entregó el balón del empate, de nuevo a Juanmi, después de una jugada de extremo puro. Odriozola tiene el toque, el temple, la velocidad y el descaro como para convertirse en imprevisto cuando por delante actúa un extremo que monopoliza atenciones, y para ser martillo cuando todas las miradas en la banda derecha realista recaen sobre él.
Y es que Odriozola parece tener siempre a mano una receta, y la calma suficiente para detectar la más indicada en cada momento pese a la velocidad con la que zigzaguean sus piernas. Un lateral en el que Illarramendi pueda apoyarse, que alimente a Willian José en el área, que conozca el valor de un envío al balcón del área, que estirando hacia el banderín llene de desmarque y regate un lado del campo que ha asumido ya que tanto para Carlos Vela como para el equipo es bueno que el mexicano lo pueda abandonar de tanto en cuando, y que además de todo esto sea capaz de recuperar su posición atrás antes de que el rival la invada. Odriozola parece todo cuanto necesitaba de su lateral derecho la Real Sociedad.
Foto: DESIREE MARTIN/AFP/Getty Images
Roberto 4 abril, 2017
Siempre he tenido una inquietud respecto al futbol. ¿Porque los equipos como la Real Sociedad, que no tienen el mejor talento(tienen, pero no el mejor) se paran a jugar(en lo tactico) muchas veces con un parado incluso superior a los mejores equipos, de seguro no mas competitivos, pero digamos que si»mas académicos»?
Es incompatible tener a los mejores jugadores y a la vez una pizarra muy elaborada? Solo se me viene el Barça de Guardiola y tal vez el Madrid de Mou como equipos que han logrado eso.
Para mi, por ejemplo, no es casualidad que el año que el Atletico en el ciclo Cholo ha tenido mas talento, sea el que menos haya podido dejar su huella