Tras lo visto en San Mamés en la primera vuelta y la revancha de ayer en Anoeta, puede afirmarse sin tapujos que el derbi vasco ha recuperado su juego. Sin perder un ápice la entrega, el ritmo o la emoción que le deben definir, Ernesto Valverde y Eusebio Sacristán se han compenetrado para regarlo de fútbol de notable categoría.
En este episodio, el técnico más inspirado fue el del Athletic Club, que fue el equipo que dominó la contienda. Las ventajas fueron edificadas a partir de la dupla ofensiva compuesta por Raúl García e Iñaki Williams, quien ejerció de «9». La movilidad del velocísimo punta, que estuvo marcada por una heterogeneidad total (apoyos, caídas a izquierda o a derecha, rupturas al espacio y encadenando unos desmarques con otro dentro de una misma jugada) sembró la incertidumbre entre Iñigo Martínez y Raúl Navas (ambos bastante superados) generando un contexto táctico que Raúl García, desde segunda línea, supo interpretar para dar continuidad al juego directo de los leones. Un juego directo que, conste, no debe confundirse con un pelotazo aleatorio.
Beñat Etxebarria fue decisivo tanto en ataque como en defensa.
Lo propiciado por Williams y García en la parcela de ataque sentó las bases de lo que, abajo, harían entre Aymeric Laporte, Yeray Álvarez y, en especial, el fantástico Beñat Etxebarria. Con líneas de pase habilitadas, el triángulo de salida bilbaíno exhibió su finura en el pase largo plantando su posesión arriba con pocos pero precisos toques. Y a partir de ahí, una presión inteligente de los delanteros que penalizaba la fluidez de las transiciones de la Real y permitían, otra vez, a Beñat Etxebarria liberarse casi como mediapunta para ir a buscar a Zurutuza o Illarramendi, siempre escoltado por la primera ayuda de San José y la segunda de los dos centrales, que rindieron a un nivel soberbio.
Sólo Carlos Vela logró sacudirse el dominio del Athletic Club.
El único resquicio que hallaron los txuri-urdin para causar daño al Athletic surgió del talento más salvaje, ingobernable y, tanto para bien como para mal, imprevisible: Vela. Sólo durante las rachas de inspiración del genio mexicano, en su versión más asociativa, logró la Real Sociedad superar el primer empuje de los ganadores y crear problemas en el área del a veces precipitado pero muy dotado Kepa Arrizabalaga.
Foto: MIGUEL RIOPA/AFP/Getty Images
AOGOG7 13 marzo, 2017
Como es costumbre, un placer leer un buen análisis del partido. Me gustaría añadir una mención a Lekue. Lleva un mes a un nivel altísimo, la semana pasada fue el mejor ante el Málaga desde el lateral y ayer volvió a completar una gran actuación, esta vez como extremo derecho. Con mucho recorrido, habilidoso en el uno contra uno y buen centrador. Si mantiene el nivel, es un recurso valiosísimo para el Txingurri, que no cuenta con un gran fondo de armario esta temporada.