Sin Víctor Sánchez del Amo y sin Lucas Pérez, Pedro Mosquera era el último gran exponente que quedaba de lo que había sido el mejor momento del Deportivo de la Coruña desde que en 2011 perdiera la categoría. Durante ese magnífico otoño, el mediocentro gallego era la tiza en la pizarra de su entrenador. Si el Dépor quería la pelota, él la guardaba. Si había que atacar más rápido, él lanzaba. Si había que replegar, él organizaba toda la fase defensiva. Si la idea era presionar, él se encargaba de que el Dépor sólo pudiera perder el balón estando ya preparado para la posterior presión. Durante aquel otoño, Pedro Mosquera era uno de los mediocentros de La Liga.
La situación a comienzos de este curso ha sido muy diferente. Sin la versatilidad de Víctor y la intimidación constante de Lucas, el Dépor perdió competitividad y el fútbol de Mosquera, sentido. Pero no fue sólo una cuestión táctica. La sensación es que al final del curso pasado Pedro comenzó a atravesar un bache de juego del que no ha salido. La precisión, control y orden del que dotaba a todos sus pases se ha esfumado. Y el Deportivo, consecuentemente, lo pagó.
Guilherme dos Santos ha encajado a la perfección.
En su intención de encontrar una fase en la que sentirse cómodos y desde la que crecer, Gaizka Garitano decidió formar un doble pivote bastante particular en el que el brasileño Guilherme dos Santos ha asumido un papel cada vez más importante en el juego deportivista.
De juego aseado, toque seguro y lectura precisa, Guilherme ya gustó como interior de apoyo de Pedro Mosquera. Su capacidad para ofrecer una línea de pase y así dar continuidad a la posesión parecía encajar muy bien con las necesidades iniciales del Dépor. Pero en cuanto Lucas se marchó y Mosquera se cayó, Garitano comenzó a necesitar otras cosas más concretas y especiales: el técnico vasco necesitaba un futbolista que pudiese juntar al equipo con/sin balón, que permitiese a Celso Borges cargar el área constantemente y que, a su vez, agilizase el camino más corto que tiene esta temporada el Deportivo para llegar a la victoria. Éste, evidentemente, no es otro que hacer llegar el balón a Emre Çolak.
El turco va bastante sobrado de calidad técnica y de talento creativo, pero no es autosuficiente. Necesita recibir el balón en zona de mediapuntas y que el resto de atacantes estiren el campo, creando y habilitando nuevas líneas de pase. Si Çolak tiene esto, el Deportivo disfruta, juega más y compite mejor. Porque, a día de hoy, ni la seguridad de Sidnei+Albentosa ni tampoco la vehemencia de Florin Andone, ofrecen tanta garantía de resultado positivo como un partido en el que su mediapunta sea protagonista. Por todo, pero sobre todo por lograr que esto sea posible, Guilherme dos Santos es uno de los jugadores más importantes de este nuevo Dépor.
Que el turco reciba en zona de mediapuntas es la prioridad.
Sin Lucas Pérez la manta se hizo mucho más corta y «sin» Pedro Mosquera la manta directamente se deshilacho. Ahora, asentado como mediocentro, Guilherme ha arreglado el roto y ya le está permitiendo a Borges, Çolak y Andone alargar la dichosa manta.
Segundo Asalto – 18 – La teoría de la manta corta en Riazor
Foto: MIGUEL RIOPA/AFP/Getty Images
JediKnight 3 febrero, 2017
Cómo mola Çolak! Qué descubrimiento.