La coherencia de este Sevilla

Jorge Sampaoli lo está logrando poco a poco. Los tiempos elegidos resultaron algo confusos, pues ciertos planteamientos, determinadas alineaciones y sus problemas para sacar la pelota desde atrás, en contraposición con los resultados, hicieron arquear la ceja a la hora de relacionar lo visto de su Sevilla con lo que había sido la esencia del entrenador argentino. Tras muchas victorias, cada vez más detalles acercan a su equipo a lo que la expectativa creó tras su llegada al Sánchez Pizjuán. Y de entre esos jugadores que se van acercando a escuchar con mayor atención lo que su técnico argumenta, está Steven N’Zonzi, quien ha adquirido un papel troncal en la evolución del equipo. Al borde de los 28 años, el francés está en un momento de madurez futbolística evidente.

El contraste de una temporada a otra es tan intenso como interesante. N’Zonzi llega a Nervión para cubrir la baja de Stephane M’Bia, un futbolista caracterizado por su capacidad de robo, presión adelantada, ida y vuelta y un enorme poderío físico, rasgos identitarios del Sevilla de Unai Emery. El camerunés, acompañando a Krychowiak, representaba un tipo de futbolista paradigmático del 4-2-3-1 que Unai asentó en Sevilla, tras heredar mediocampos de corte y roles similares. Así, el ex del Stoke City, por apariencia física y lugar en el campo -Krycho era el ‘5’ inamovible-, parecía venir a desempeñar un papel muy parecido al de su predecesor. Más o menos fue así, aunque su ritmo y dinámica fueran diferentes.

Con Emery, Steven N’Zonzi carecía de temple y orden

La temporada 2015-2016 en clave sevillista, caracterizada por el intercambio posicional entre Iborra y Banega, entregó al galo un rol más secundario en minutos, y diferente de lo que fue el citado movimiento entre Vicente y Ever. Recordando a aquel N’Zonzi, resulta más fácil de comprobar hasta qué punto es ahora Steven un futbolista distinto. No obstante, ambas versiones del jugador comparten su capacidad para robar en campo contrario, haciendo de su versión pasada un perfil mucho más liberado y caótico del que es hoy. Llegando al área, buscando el robo a los pies y sin ese punto de calma e inteligencia para no partir al equipo en determinados momentos, su rendimiento no convencía para apostar por él como indiscutible titular.

En el equipo de Emery, de ritmo muy alto, definido por repliegues, transiciones, juego por banda y reacciones a la propuesta del rival, N’Zonzi iba a todos lados. Seguramente a demasiados. Su adaptación de la Premier a la Liga seguramente tuvo que ver, pero ya en el Stoke mostró un toque y actitud con la pelota que necesitaba recordar primero y hacer evolucionar en un sistema acorde después. Como con casi todos los jugadores del mundo, lo que te rodea, te determina. Y N’Zonzi se ha visto determinado por un ritmo ofensivo y defensivo completamente diferente. Lejos del virtuosismo de un pasador de élite, su actual momento se define por la coherencia con el plan sevillista. Steven N’Zonzi es un futbolista completamente coherente con lo que va necesitando Jorge Sampaoli.

Con Sampaoli, N’Zonzi pasa más la pelota y recupera fácil

El Sevilla, una vez dibujó el sistema de tres centrales, asentó tanto las posiciones como las posesiones. La salida de balón sufrió menos, cruzar la divisoria a través de Nasri y los laterales era más fácil y desde ahí, construir y recuperar en campo rival, una oportunidad constante. N’Zonzi, ahora sí, mediocentro del equipo, se ha convertido en el intérprete y apoyo principal del balón en su zona central. Todas sus labores van de la mano de la sencillez: no pide más de lo que da mientras da espacio a Samir, apoya a los costados y suma (muchos) pases con una técnica cada vez más aplicada. Por último, y más importante: su presión en pocos metros y pocos segundos ya no expone su exceso de ímpetu. Todo lo que hace N’Zonzi en el campo, por temple y contexto, es profundamente coherente con lo que va siendo su equipo.

Foto: CRISTINA QUICLER/AFP/Getty Images