El FC Barcelona encarriló la Supercopa de España tras vencer en el Sánchez Pizjuán por un contundente 0-2. Lo consiguió en un partido basado en las debilidades del prematuro proyecto de Jorge Sampaoli, hasta el punto de que incluso el sistema empleado por Luis Enrique, que fue algo más conservador y reactivo de lo normal, guardó relación con esos defectos que el Sevilla FC ya evidenció en el título europeo homónimo del que hoy se trata. En realidad, cabe presumir que esto será lo que suceda en cada encuentro disputado por los hispalenses en los próximos meses, porque da resultados frente a ellos incluso sin la necesidad de hacerlo demasiado bien.
Luis Enrique utilizó la ausencia de Neymar para alinear una suerte de 4-4-2 con Rakitic y Arda en las bandas y Busquets e Iniesta en el doble pivote.Luis Enrique se adaptó al rival Así pues, Messi dejó el costado y ejerció a tiempo completo como segunda punta. La otra novedad residía en la titularidad de Mathieu como lateral izquierdo, lo cual implicaba una asumida falta de profundidad en dicho sector que, se intuye, se justificaba por el hecho de aportar un plus aéreo en la zona de Vitolo, con el afán de que el Sevilla no tuviera una salida directa fácil hacia el poderoso extremo canario. Y es que esa era el chip clave de Luis Enrique: cerrar espacios y líneas de pase cuando Rami, Mercado y Kranevitter tuvieran el balón para forzar errores y matar a la contra. El estilo ancestral culé le llevó a acumular un equitativo 49% de posesión en el primer periodo, pero el plan con el que ganar se erigía sobre su fase defensiva.
Vitolo lideró los mejores compases del juego hispalense.
Dicho esto, el ejercicio defensivo del Barcelona resultó algo incompleto. En concreto en su sector izquierdo, el custodiado por Arda, Iniesta y Mathieu/Digne, fue superado por el triángulo que formaron entre Mariano, Vitolo y las caídas de Vietto. Esta circunstancia derivó en que el descompensado posicionamiento ofensivo del Sevilla no implicó esta vez una absoluta falta de progreso con el balón controlado, sino que encontró líneas de pase verticales que le permitieron avanzar y juntarse más arriba. Como consecuencia, pudo presionar más veces donde desea que durante la Supercopa de Europa, mostrar cierta eficiencia en el intento y causar, en general, una impresión un poco más competitiva. Si bien, y pese a que el Barça no estaba coleccionando apenas méritos destacables, regaló las dos ocasiones más claras de esa primera mitad y, a cambio, no creó ninguna. Mascherano y Piqué tuvieron trabajo, pero lo sacaron adelante con mucha, mucha suficiencia.
Arda pareció ejercer de segunda punta al inicio del 2º tiempo.
Luis Enrique retocó el esquema en el descanso con intenciones ofensivas. Al principio pareció recuperar el 4-3-3 de siempre con DenisMessi dio el balón al Barça haciendo de Iniesta y Arda de Neymar, pero luego se descubrió una especie de 4-3-1-2 con Messi de mediapunta bastante retrasado y Turan arriba y centrado junto a Luis Suárez. Fue una variante interesante. Implicar a Messi en la posesión hizo que el Barça se apoderase de la misma, situarle por delante una doble referencia liberó algo más a Luis Suárez y se vieron jugadas sugerentes en el propio Turan, que manejando la bola en el espacio corto y haciendo pequeños y bonitos trucos en esas latitudes sí es un futbolista con algunos trazos de excelencia. Fueron los mejores momentos de los azulgranas y los mejores de Denis, cuya capacidad para activar el perfil opuesto al de Messi fue la noticia más positiva de la noche pensando en el futuro. Digne, en ataque, se valió bien de ello.
Siempre, Sampaoli mantuvo sólo tres piezas por detrás del balón.
Con el Barça por delante en el marcador, el partido recobró sus constantes iniciales pero con peores perspectivas para los locales. La lesión de Escudero fue cubierta con el cambio de banda de Vitolo, y en pos de lograr un plus de agresividad en ataque -cosa que se antojaba imprescindible porque el Sevilla no había creado peligro alguno-, el constructivo pero inocente Vietto cedió su plaza al eléctrico Ben Yedder. Así, Sampaoli extravió la sociedad que le había dado altura durante sus instantes más prometedores, algo que intentó paliar con el ingreso de Ganso al campo (actuó como interior izquierdo y N´Zonzi se puso de pivote) sin demasiado éxito. Los hispalenses seguían dejando sólo tres hombres por detrás de la línea del esférico, Luis Enrique agregó a Munir al cóctel para hacer sangre y Messi lo acabó encontrando en una transición rápida. La definición del hispano-marroquí, fantástica, restó en principio relevancia al encuentro de vuelta en el Camp Nou, aunque igual que se contrasta su lado negativo, hay que reflejar que si existen entrenadores capaces de convencer a sus futbolistas para intentar cosas imposibles, Jorge Sampaoli es uno de ellos.
Foto: Aitor Alcalde/Getty Images
José Luis 15 agosto, 2016
Me gustó mucho más el Sevilla en la Primera parte que en la segunda. Puede ser porque vi sufrir mucho más a Busquets en ese primer período, y eso hace que el rival se crezca. Hubo momentos en los que incluso aprecié esa "presión selectiva" que tan bien hace Klopp con sus equipos. Es decir, Busi recibe de espaldas, y antes de recibir tiene a un hombre detrás. Así, hubo más de un robo, y sensación de bastante peligro. No se pudo apreciar esto en el segundo período, por ese "cambio" de sistema de LE y porque el bueno de Sergio jugó mucho más "tensionado". Miraba hasta 4-5 veces a su alrededor antes de recibir un pase, por fácil que fuese.
En clave sevillista, me gustó bastante la primera parte de Escudero. Su función me recordó muchísimo a la de un gran lateral culé: Sergi Barjuan. El lateral sevillista estaba en todos lados. Incluso era el encargado de sacar los córners. Y aquí vi un gran déficit en el Sevilla. El Barsa, que sacó a Mathieu por estas razones, una vez lo perdió, solo quedó con Busquets, Piqué y Suárez como hombres "altos". Pues 5 córners después, los N'zonzi, Rami, Vázquez, Vitolo y hasta Mariano, no crearon una sola ocasión de peligro. Nada de nada. "Palito" a Sampaoli, pues aunque el Barsa defiende muy bien estas acciones, era un agujero que tenía hoy.
En cuanto al Barsa, los primeros 60 minutos de Arda me parecieron de lo mejor del conjunto culé. El empecinamiento del Barsa por fichar a un delantero es normal. Pero si no es un "9" puro, no entiendo tal insistencia. Si no es Suárez el que falta, la opción del 1-4-4-2 es muy rentable, ya que dispones de Arda, André, Denis o Rafinha. Amén del cumplidor Munir. Si el que falta es el uruguayo, Leo está acostumbrado a jugar de falso "9"; e incluso el 1-4-3-1-2 con Neymar y Munir/Arda arriba es un recurso ganador en la mayoría de partidos que pueda disputar el Barsa.
Aún con el 0-2, hay que ver el partido de vuelta…