Los héroes del descenso

Pocos objetivos más desagradables conoce el fútbol que el de evitar un descenso. No por cualquier cosa se denomina “salvación” al hecho de mantener la categoría. La necesidad de los clubes de quedar en Primera División es casi absoluta. La tensión lo envuelve todo. Llegados a las dos últimas jornadas del campeonato, la táctica de los entrenadores se pierde entre suspiros de miedo y casi todo obedece al acierto de los valientes que controlan el pánico sobre el césped. Por eso, el equipo de «Las Gaunas» ha puesto la lupa sobre aquellos jugadores que pueden rescatar del abismo a Granada, Getafe, Gijón, Vallecas y Coruña. Si en esta tanto tanto Betis como Espanyol han quedado al margen es porque las matemáticas les amparan en más del 99% de los casos; ellos no necesitan a un héroe para respirar.

Lucas Pérez: Las piernas de la esperanza

Se apagó Mosquera, y el Dépor dejó de competir como en este otoño¡Qué larga puede hacerse una Liga! El Deportivo de la Coruña, como le pasase al Eibar en 2015, está sufriendo en sus carnes el peso de una segunda vuelta interminable. Quién le iba a decir al equipo de Víctor Sánchez del Amo, que en la jornada 17 sumaba las mismas derrotas (solo dos) que FC Barcelona y Real Madrid, que en ese mismo campeonato le esperaban tardes de agonía. Los gallegos, que habían mostrado diferentes propuestas futbolísticas tanto de repliegue como de manejo de balón, pasan hoy por momentos de enorme duda. Pedro Mosquera, mediocentro y figura capital, acusa el desgaste dentro de un dibujo táctico alterado por el propio Víctor en varias ocasiones. Del 4-3-3 al 4-4-2 o 4-2-3-1, el técnico madrileño no encontró la solución para recuperar la solidez.

Y en momentos de pánico, pocas fórmulas resultan más fiables que la del delantero capaz de generar cosas por sí solo. Esa figura en el Deportivo se llama Lucas Pérez. Su velocidad, espíritu de lucha y hasta sus orígenes coruñeses le emparentan con el héroe que anhela Riazor en estos instantes. El Dépor afronta una durísima doble jornada final que, sin embargo podría favorecer táctica y anímicamente tanto a Lucas como al propio equipo gallego. Por un lado, visitarán a un Villarreal con todos los objetivos ligueros cumplidos y de resaca europea. En la última fecha aparece un Real Madrid con la mente en la final de Champions League. Rivales enormes pero con distracciones y que podrían dejar espacios. Pequeñas oportunidades para la fuerza de Lucas Pérez.

Rubén Rochina: El principio y el final

El Granada CF de José González adolece de lo mismo que casi todos los Granadas que se recuerdan: su ataque parece terriblemente desestructurado, como si nada saliese de manera automática y cada ventaja creada requiriera de una gran acción personal. Apenas en aquellos compases en los que Successs y Rochina se quedan muy, muy abiertos en los costados y el equipo logra darle a su mediocentro Rubén Pérez tiempo y espacio para maniobrar, el cambio de orientación del susodicho establece algo similar al orden, pero ignorando lo que no deja de ser una excepción vista en fases contadísimas de los partidos, toda acción de peligro nazarí halla su origen en una iniciativa de alguno de sus atacantes que resulte acompañada por la inspiración intelectual y el acierto técnico. Material no falta: ningún candidato al descenso cuenta con más talento individual para inventarse una ocasión.

Rochina puede originar rachas de fútbol en equipo con su talentoSi bien, entre tantos, sobresale el propio Rochina. Lo del pequeño mediapunta de Sagunto que alterna el centro con las orillas está siendo una mezcla entre lo brillante y lo soberbio. Es decir, combina flashes de imaginación desbordante con una rutina lógica que genera equilibrio allá donde participa. Cuando Success o Peñaranda fueron los delanteros preponderantes, el Granada fue un conjunto de fútbol discontinuo que nació y murió en ellos mismos, lo cual no debe interpretarse como una acusación, porque era muy complicado que hicieran otra cosa sin contexto táctico que les facilitase ninguna combinación. Pero Rochina sí es capaz de aguantar la pelota hasta el momento justo, modificar su entorno mientras tanto, y soltarla cuando y hacia donde debe para implicar más piezas y ofender en grupo. Rochina sabe resolver como cualquiera, pero aparte, puede desencadenar una racha de juego en el Granada siquiera sea de 10 o 15 minutos que, con suerte, acarreará buenas noticias.

TRASHORRAS, EL APEGO SEGURO

Ocurra lo que ocurra Trashorras ha de estar en el campo, dominandoLa valiosísima victoria que el Rayo Vallecano consiguió hace ahora cinco jornadas frente al Villarreal otorgó a los de Jémez una buena posición para mantener la categoría una temporada más. El calendario -Rosaleda, visita del Real Madrid, Vicente Calderón- rebajó en las siguientes tres semanas cualquier visión optimista de la situación, obligando al conjunto de la franja a pelear hasta el último segundo por el objetivo. Teniendo en cuenta que cerrará el campeonato en casa ante el descendido Levante, una victoria en Anoeta podría valer una plaza en Primera, la quinta consecutiva de los vallecanos en la máxima categoría, la que sería la racha más longeva del club en dicha división. A su vez, futbolísicamente el equipo ha asentado el dibujo con dos puntas y dos extremos, pero es con el capitán del barco, Roberto Trashorras, con quien el Rayo ha de recordar cómo llegar a tierra firme.

La trayectoria de Paco Jémez no se puede explicar sin Roberto Trashorras, quien hace apenas veinte días cuajaba una formidable actuación frente al Real Madrid en Vallecas. De todos los equipos que luchan por la salvación, los madrileños seguramente respondan con mayor nitidez a la cuestión identitaria. Y es el lucense el que en estos años ha dotado al Rayo de ese apego seguro que fortalece la idea y la prepara para los momentos complicados, restando confusión, dotando de coherencia y verbalizando como ningún otro tanto la pertenencia social como el rasgo futbolístico. Más allá de que Paco opte por la doble punta, Trashorras ha de ser el mediocentro que en los 180 minutos que restan de campeonato vuelva a preparar al Rayo para la vida en Primera.

Jony Rodríguez: El insistente puñal del Pitu

Getafe y Sporting de Gijón llegarán a su cita con los mismos puntos pero en dinámicas de juego y confianza bien distintas. Seguramente, lo anómalo sea lo de los azulones, pues a falta de dos jornadas y contemplando al abismo de reojo, no extraña que la angustia atenace como viene atenazando a los pupilos de Abelardo. En este escenario de temores y fatigas en que ha terminado por deshilacharse el armazón en el que el «Pitu» siempre buscó sus cartas, lleva Jony Rodríguez tirando del equipo algunas semanas sin pedirle ni necesitar de él demasiado a cambio. Convertido en solución individual para vestir de amenaza la ofensiva sportinguista, el asturiano es capaz de activar todo el carril izquierdo de forma autosuficiente, por mucho que Isma López le pueda tender la mano como fiel escudero.

Jony no necesita nada para aparecer de forma decisiva en un partidoJony es la solución constante en el ataque, tanto si recibe cerca como si lo hace muy lejos del área, pues le sobra determinación y fuerza para arrancando desde su propia mitad estirar hacia arriba, hacer perder metros al adversario y permitir la aparición de nuevas opciones ofensivas. Decisivo saliendo hacia fuera, con posibilidad de punzar por dentro o hasta de definir desde la derecha, su obstinación, verticalidad y capacidad física parecen perfectas para que el Sporting pueda castigar a un rival como el Getafe, que a cambio de recuperar el ánimo ha asumido riesgos en forma de espacios a la espalda de su línea de mediapuntas. Si los de Esnáider se parten, Jony Rodríguez es la opción más clara que tendrá el Sporting de Gijon para saltar de una mitad a la otra.

Pedro León: Pegar primero es pegar mejor

Ahora el Getafe apuesta por que pasen muchas cosas en los partidosMás allá de lo anímico, el problema más grave que debía tratar de solucionar Juan Eduardo Esnáider para obrar el milagro azulón era el de la falta de gol. Como se demostró durante la etapa de Escribá, sobre todo tras la marcha de Lafita, el Getafe es el equipo con menos capacidad para resolver los partidos de toda la Liga BBVA. Sus delanteros, Álvaro Vázquez y Stefan Scepovic, apenas suman diez goles y cinco asistencias, una cifra tan escasa en la práctica como lo parece al principio en la teoría, pues además tampoco ha estado compensada por un sistema defensivo demasiado sólido. Para resolver esta cuestión, Esnáider no se ha guardado nada: ha mandado a sus líneas arriba, ha aceptado la consiguiente creación de espacios y, para tratar de aprovecharlos al máximo, ha renovado casi por completo la línea de mediapuntas, tanto a nivel de nombres propios como de sus posiciones.

Y ha funcionado de forma inmejorable: en estos cuatro partidos con el argentino al mando, el Getafe ha sumado un punto por cada gol marcado (7). En este sentido, incluso más que Pablo Sarabia, que ahora actúa por la izquierda para que su camino hacia el gol sea más corto y recto, la figura de Pedro León se antoja especialmente clave para el Getafe. Desde la derecha, pero no pegado a la línea de cal, el murciano está pisando con tiempo y espacio la esquinita del área, desde la cual bien puede poner uno de sus centros milimétricos o trazar una diagonal hacia el gol. En el plan de Esnáider, marcar primero se antoja clave. De lo contrario, sus próximos rivales, Sporting y Betis, se podrían cerrar, ordenar y pausar el partido en su favor, lo cual apagaría el nuevo nervio del Getafe, que además necesita sumar al menos 4 puntos en dichos encuentros. Por tanto, si de un duelo de pegar se trata, Pedro León es su nombre.