El líder comenzó su partido en Heliópolis sabiendo que el Atleti y el Real, pese a sus exigentes calendarios, habían solventado sus dos compromisos con sendas victorias. En condiciones normales, a un grupo tan experimentado como el de Luis Enrique le daría casi igual, pero, en sus circunstancias actuales, en las que la pena le vuelve sensible a cualquier noticia, verse como tercer clasificado a las 20:30 de la tarde supuso una dificultad añadida que penalizó más si cupo su fútbol maltrecho.
Tampoco el Betis está para alegrías. Merino, consciente de sus problemas en la transición defensa-ataque debido a la lentitud de susEl Barça no creó ocasiones delanteros, sacrificó al habilidoso Musonda en favor de su hombre más rápido en las distancias largas, Cejudo, que a su vez es el más comprometido de sus atacantes de cara a las tareas defensivas. Lo primero, lo de la velocidad, apenas pudo verse; lo segundo, lo del esfuerzo, sí. Ante un Barça de ritmo lentísimo que sentía pavor ante la posibilidad de perder el balón, el poblado sistema defensivo bético logró acabar el primer tiempo sin haber sufrido ni siquiera una ocasión de gol en contra. Y eso que, durante los últimos 10 minutos de este, jugó con uno menos por la expulsión del nervioso Westermann.
La transición ataque-defensa del Barça no cometió ningún error.
Tras la reanudación, el encuentro continuó por los mismos derroteros, si bien el Barcelona dio un paso al frente metiendo a Mascherano y Piqué en campo contrario y empezó a pasarse la pelota más cerca de la portería de Adán. Además, más allá de la lentitud y la inferioridad numérica verdiblanca, su ejercicio de presión tras pérdida estaba siendo bastante eficiente, desde luego mucho más de lo que venía viéndose, lo que le permitió escribir un guion de ataque continuo que, a razón de tres cuartos de hora, debía saldarse o con un acierto de Messi o con un fallo del Betis. Y se saldó con ambas cosas. El primero, a propósito, tras un envío vertical a la espalda de los centrales de Merino; un pase recto y normalmente inútil del que ayer abusaron Iniesta y Busquets y que, ejecutado por Leo, acabó germinando en los tres puntos. Quizá, aunque de inicio pareciera una consecuencia más de la falta de ideas y soluciones de este agónico Barcelona, formase parte de la estrategia concreta de Luis Enrique para la visita de anoche en cuestión.
Unomas 1 mayo, 2016
Me sorprendió que ayer el barça abusó del pase largo, también los pases cortos muchas veces eran altos. Puede que fuese una consecuencia del mal estado del césped?