El fútbol, como la vida en general, es demasiado complicado como para que una simple primera impresión sea garantía de algo. Sin embargo, en ciertas ocasiones basta con un rato para percibir si un futbolista es diferente. Si tiene ese algo especial que explique por qué y cómo ha llegado aquí, a este momento y a este lugar. Es una cuestión de feeling, pero no es subjetivo. Son esos controles finos y orientados. Esa conducción con la cabeza lo suficientemente alta como para así tener la capacidad de elegir la mejor opción. Esa personalidad para salir y pedir la pelota. Para exigirla incluso. Ese desparpajo para pisar zonas del campo que van más allá de su posición de partida. Ese olfato para aparecer donde nadie te espera.
Su impacto en la Real ha sido muy potenteSon, en definitiva, todas esas acciones que Mikel Oyarzabal ha ido dejando sobre el césped de Anoeta desde el primer minuto que lo pisó. Todas esas acciones que no pudieron dejar antes de forma tan rotunda ni excepcional Marco Sangalli o Pablo Hervías, sus predecesores en tiempo y espacio. Porque lo de Oyarzabal ha sido diferente. También mejor, pero sobre todo diferente. La Real Sociedad, de unos años a esta parte, parece vivir instalada en una depresión que ni se sabe cómo llegó ni se sabe cómo se podrá ir, pero que afecta de forma evidente a su día a día. En este escenario, salir y rendir no es fácil. Básicamente porque para hacerlo uno no tiene el respaldo de una dinámica colectiva, sino que debe generar su propia ola de optimismo. Debe ser su propia fuente de energía. Como Imanol Agirretxe a comienzo de temporada, como Íñigo Martínez desde el ecuador de la misma. Eusebio ha ayudado a paliar este problema, pero no del todo. Por eso cuando salió un chaval nacido en 1997 que hacía cosas diferentes en un contexto no demasiado propicio para ello, todos tuvimos ese feeling especial. Por eso, cuando además de brillar con luz propia comenzó a hacer jugar bien al resto, todos sentimos que esta impresión era cierta.
Mikel Oyarzabal brilla por su lectura, desparpajo y personalidad.
Su lectura del juego es genialLa principal virtud de Mikel Oyarzabal es que sabe jugar, en el sentido de que comprende el juego, interpreta con acierto la mayoría de situaciones que enfrenta y, gracias a ello, toma decisiones acertadas que benefician al equipo. Casi siempre lo suele hacer partiendo desde la banda izquierda, abriendo el campo como le gusta a Eusebio, pero el propio técnico ha admitido que le da libertad para que pise zonas interiores y así dinamizar el ataque txuri-urdin. No obstante, en el Sanse actuaba como mediapunta y en el primer equipo ya ha tenido también algún que otro minuto como hombre más adelantado.
Mikel sabe tocar el balón, conducirlo con seguridad y soltarlo con precisión, pero lo que convence en él son las razones por las que ejecuta cada acción. Lo que busca con cada jugada; de ahí que luego sus actuaciones cuenten con acciones de todo tipo. El partido ante el Fútbol Club Barcelona fue un buen ejemplo. En los primeros minutos ayudó en la presión, la tocó cuando pudo por dentro y cargó el punto de penalti hasta marcar el gol, pues su fútbol además de sentido también tiene veneno. Después, cuando a la Real le tocó replegar, sus carreras por banda fueron la única forma que los de Eusebio encontraron para respirar, sacudirse el dominio y volver a prepararse para sufrir. Eso era lo que demandaba el equipo, y eso fue lo que trato de ejecutar durante todo el partido el canterano.
Junto a Aritz Elustondo, Zubieta es la mejor noticia de la Real.
De ahí que el elogio a su figura deba extenderse de su lectura del juego a su personalidad. Mikel Oyarzabal ha entrado en la Real Sociedad con una determinación poco habitual. Ha ido ganando importancia, poniéndose galones que no le tocaban y asumiendo una responsabilidad en el juego impropia de quien cumplió 19 años la semana pasada. Sin duda, es la mejor noticia que ha recibido esta temporada la Real Sociedad. Tanto con Oyarzabal como con Aritz Elustondo, un jugador del que se podría decir lo mismo pero a menor escala, el club donostiarra ha encontrado dos nuevos hijos de Zubieta sobre los que consolidar, evolucionar y hacer crecer el proyecto presente. O el proyecto futuro. Algo que recuerda bastante a lo que hace cinco años sucedió con Illarramendi e Íñigo Martínez.
@TulioDuMelo 30 abril, 2016
"No obstante, en el Sanse actuaba como mediapunta y en el primer equipo ya ha tenido también algún que otro minuto como hombre más adelantado"
De hecho, hoy se supone que jugará de delantero ante las bajas de Jonathas, Agirretxe y Vela. En el banquillo estará Jon Bautista, que debutó de forma testimonial en Villarreal, y que este año en Segunda B lleva 14 goles en 28 partidos. Es un delantero referencia, no muy alto, pero suple la falta de centímetros con garra y bastante mala leche. Tiene buen disparo y buena definición. Por lo demás, se espera que en las próximas jornadas entre en alguna convocatoria otro jugador del Sanse, Srdjan Babic, para suplir la baja de Iñigo para lo que queda de temporada.