Desde que Paco Jémez es entrenador del Rayo Vallecano, el club madrileño tiene un estilo de juego propio: salida de balón por bajo, altos porcentajes de posesión y una clara vocación ofensiva. Estas pautas serían seguramente las que utilizaríamos para describir el juego del Rayo a cualquiera que no haya visto jamás un partido de los de Jémez. No obstante, todas son muy ciertas. Y lo son porque Jémez siempre ha conseguido darle el equipo a Roberto Trashorras.
Y aquí es donde entran en juego los matices. El Rayo Vallecano siempre ha buscado lo mismo, que viene a ser que Trashorras la toque mucho, a cualquier altura y siempre de cara a la portería rival, pero esto no siempre lo ha logrado de la misma manera. Cada año Paco cuenta con un vestuario diferente, y pese al esfuerzo de Felipe Miñambres, resulta obvio apuntar que no hay dos futbolistas iguales en el mundo. La temporada pasada, por ejemplo, Jémez encontró en la figura de Alberto Bueno al perfecto «guardia de tráfico» que desacelerase el vertical juego por bandas de Adrián Embarba y de Gael Kakuta para, cuando Trashorras pisase zona de mediapuntas, acelerar de forma definitiva el ataque. Pero con Alberto Bueno en Portugal, todo esto se vino abajo al comienzo del actual curso.
Jémez encontró la primera solución en Pablo Hernández.
El Rayo 2016 era muy precipitadoLa velocidad de Bebé y Lass lo estaba precipitando todo. Ambos le daban al Rayo la profundidad deseada, pero el ataque siempre terminaba en ellos. No había paso intermedio y ni mucho menos intervención del «Mago de Rábade», que es quien le añade sentido, calidad y veneno a cada ataque de Vallecas. Y esto, claro, estaba rompiendo al Rayo de Jémez. Los vallecanos generaban muchas ocasiones, pero de poca calidad. Tenían el balón, pero no tanto como siempre. Y al perderlo encima en peores condiciones, sufrían más contras que nunca.
En primer lugar apareció Pablo, luego JozabedTodo esto estaba provocando que el Rayo Vallecano se desangrase, y lo que es peor: se desangrase sin ser el Rayo de Paco Jémez. Sin ser el Rayo de Roberto Trashorras. Algo que el propio Paco nunca va a permitir, y por ello trató de buscar en Pablo Hernández la pausa que no le daban sus extremos y que no conseguía demandar Jozabed Sánchez, su nuevo mediapunta. Y la encontró. Pablo ya tiene 30 años, no regatea como antes y no es tan veloz como sus compañeros, circunstancias que le han venido muy bien a su equipo. El ex extremo del Getafe, el Valencia o el Swansea, ahora mediapuntita de este Rayo Vallecano, comenzó a pararse cuando Lass o Bebé seguían corriendo, a levantar la cabeza cuando estos la mantenían gacha y a pasarle el balón a Jozabed en vez de buscar el centro al delantero centro… o el remate final.
Una vez frenó la precipitación, Jozabed encontró a Trashorras
Jozabed venía siendo titular desde la quinta jornada, sumando buenas cifras y dejando grandes destellos, pero su aportación al equipo resultaba más individual que colectiva. No estaba integrado en el juego. Aparecía aquí y allá, como un condimento elegante y decorativo, pero sin aportar demasiada sustancia. Sin dar sabor.
Sin embargo, una vez Pablo Hernández le bajó las revoluciones al Rayo, Jozabed apareció para erigirse en una de las revelaciones de la Liga BBVA. Comenzó a tocarla mucho más, a dejar movimientos interesantes en todas las direcciones, a comandar la mediapunta con acierto y, sobre todo, a poner de cara en campo rival a Roberto Trashorras, lo que simplificando viene a suponer colocar al Rayo Vallecano de Paco Jémez dónde, cómo y con quién quiere estar.
«La propuesta futbolística de Paco Jémez me convenció. Me veo muy reflejado con el estilo de juego que hacemos. Soy un jugador al que le gusta mucho intentar jugar al primer toque», le decía Jozabed a los compañeros de «Vavel» para explicar por qué firmó por el Rayo y no por otros equipos que se habían interesado en él tras su notable año en Jaén. Y es precisamente en esto último que apunta en lo que diferencia de su predecesor. Alberto Bueno tenía el mismo rol, pero lo ejecutaba de forma diferente. La sobaba más, conducía a menudo e incluso trataba de involucrar a los laterales en el ataque. Jozabed en cambio es más eléctrico, y quizás por eso necesitó de la pausa de Pablo para poder ejercer de enganche de este Rayo, que no es lo mismo que serlo en otro conjunto. En el caso del equipo de Paco Jémez, el mediapunta debe enganchar hacia atrás, no hacia adelante. Y una vez lo hace, situarse como delantero. De ahí que el sevillano lleve mucho más goles (9) que asistencias (2). Y de ahí que más importante que sus registros, sea el hecho de que Jozabed es el encargado de encontrar al Rayo.
Antonio 2 marzo, 2016
Gran artículo señor Quintana.
Me encanta el Rayito. Ya desde Sandoval. Pero es que el Rayo de "Francisco" como decíais en La Aventura Original… Qué gran entrenador! Muchos otros se hubieran dejado llevar por la velocidad de los extremos… "Si desbordan y provocan acciones de peligro" dirían… Pero no Paco Jémez. "Él mea con la suya" que se dice por aquí… ^^
Aparte de eso, gran revelación para mi la de Jozabed. Me gusta verlo casi tanto como al Rayo en general. Cuando jugaba antes el Rayo, siempre pensaba "a ver si la toca mucho Trashorras" y ahora, aunque sigo siendo fan de Roberto, también tengo muchas ganas de que intervengan Jozabed y Pablo…
Grande este Rayo!!!