No se sabe muy bien ni cuando ni quién fue el primero que salió con ello, quizás Brera en alguna columna de su cruzada por un ‘calcio italiano’ específico, pero alguien lo dijo una vez y como bola de nieve la creció hasta convertirse en un lugar común que explica esas cosas que uno no sabe muy bien como explicar: «ese equipo no tiene equilibrio» se convirtió en la sentencia futbolística definitiva y el bendito equilibrio en la piedra filosofal que ha de buscar todo entrenador. En la historia se recogen como decisiones bisagra esas cuyo objetivo era, precisamente, equilibrar. Hablamos de Zagallo como falso extremo izquierdo en la Brasil del 58′, por ejemplo, o del doble pivote que dominó el cambio de milenio, como si Francia hubiese ganando Eurocopa y Mundial por Deschamps y Petit, y no por Zinedine Zidane.
El equilibrio se convirtió en el santo grial del fútbol
Ese Ajax no se rompía nuncaMás allá de que muchos se hayan tomado a pecho el tema de que los equipos de fútbol, por mandato superior y ley natural, debían ser equilibrados y esto se haya desvirtuado tanto que se llegó a decir que Xavi e Iniesta no podían jugar juntos, el equilibrio es algo real, y normalmente nos da cuenta de que un equipo está jugando bien o muy bien al fútbol. Se trata obviamente más de un qué que de un cómo. ¿Qué es el equilibrio? Pues eso a lo que jugaba el Ajax de mediados de los 90’s, por supuesto. Entre finales de 1994 y mediados de 1997 ningún equipo en Europa jugó al fútbol como el Ajax de Van Gaal. Dos finales seguidas de Champions y una semifinal en el último año sirven de testigo. El caso es que el Ajax era la visión perfecta del equilibrio en el fútbol. Jugaba 3-4-3 y no tenían en su plantilla ningún aspirante real al Balón de Oro, a pesar de que Litmanen pareciera tal en 1995. El Ajax era matemática con jugadores técnica, táctica y físicamente dominantes. Ese equipo nunca se rompía. Lo hacía todo perfecto.
El FC Barcelona sí que era todo lo contrarioPor eso resulta curioso echar la vista atrás a la primera etapa de Louis van Gaal al mando del Barcelona. El status del holandés nunca fue más alto que el año en que aterriza en Catalunya. Era 1997 y su obra con el Ajax había terminado con la explosión de Ley Bosman y la fuga de esos prometedores futbolistas que se habían pasado el fútbol en las tres temporadas anteriores. Para su Barcelona, Van Gaal fichó a todos los que pudo. La idea de replicar el fútbol del equipo de Ámsterdam en el Barcelona, con más recursos y más talento a disposición, y esta vez sí con uno de esos futbolistas superiores, de nombre Rivaldo, ilusionaba a todos. Tres años después, el Barcelona se quedó ad portas de hacer historia. Era un equipazo, de esos que se podían recitar más o menos de memoria, y que dejaban jugadas espectaculares en la retina. Línea por línea, quizás excluyendo la portería, era una plantilla de jugadores TOP. Y en el banquillo el equilibrista del fútbol perfecto. De todas las cosas que podían salir mal, lo menos esperable era que el Barça de Louis pecara, sí, de no tener equilibrio. En ataque hacían cosas increíbles, con Guardiola encendido batiendo líneas con el pase, Figo y Rivaldo haciendo magia en las bandas, Kluivert dando lecciones de delantero por el medio, y Luis Enrique y Cocu rememorando al Johan Neeskens de la ‘Naranja Mecánica’ por partida doble. El problema es que en defensa eran un coladero de esos que la Champions castiga con sevicia. Y así los castigó.
En el Barcelona, Van Gaal nunca hizo un equipo competitivo
Para muchos, el Barcelona de Van Gaal fue el equipo de mejor fútbol en la temporada 1999-2000; sin embargo, el Piojo López, al servicio de la magia de la Champions, los eliminó antes de que pudieran certificar esa superioridad con el título más deseado. Sería un error decir que jugaban mal, pero no decir que aquello no era del todo competitivo. Y no nos referimos a esos aciagos días en los que Louis salía al campo con Okunowo-Celades-Reiziger en la zaga, sino a todos los días, incluso cuando Louis se permitía alinear su once de gala. Simplemente no había equilibrio: el equipo se rompía todo el tiempo y a Guardiola, De Boer y Abelardo le pasaban los atacantes como Correcaminos a Willy El Coyote. En seis años, Van Gaal pasó de ser el autor de la obra ideal a ser el hombre detrás de un equipo que dejaba, cada tanto, partidos como el Barcelona-Valencia de la 97-98. Cosas del fútbol.
cenachero 12 marzo, 2016
Es que van gaal siempre ha flaqueado mucho en la defensa con el bayern aquel gran año el united le hizo un roto en la primera parte gordo