Durante la Copa América 2015, Chile nos obligó a detener cada uno de sus partidos para retomar esa vieja costumbre de la infancia que era contar con los dedos de la mano. No era por gusto, sino por pura responsabilidad: había que comprobar que la selección de Sampaoli jugaba con sólo once futbolistas.
Y sí, eso es lo que hacían. Pero había truco. Chile sacaba jugado el balón, Isla se abría y Marcelo Díaz recibía en el centro del campo. Todo era rápido. Vertiginoso. Vertical. Como un texto sin comas. Como una vida sin puntos. Entonces la pelota le llegaba al «Mago», que la paraba para demostrar que en su camiseta no sólo no tenía nada escondido, sino que directamente no tenía mangas. Y, de repente, Charles Aránguiz estaba rematando en el área. Nadie lo había visto. Nadie se había fijado en él. Algunos le situaban cinco segundos antes recibiendo un pase de Medel y otros le habían visto hace dos ofreciendo un apoyo a Alexis en zona de mediapuntas. Sólo eran meras especulaciones, pero estaban en lo cierto: en esta ocasión, el conejo no siempre había estado dentro de la chistera.
Aránguiz destacó en la Copa América en cada partido.
Charles brilló y goleó en base a su desordenLa realidad es que Charles Aránguiz siempre pareció invisible para sus rivales porque nunca paró de moverse. En la misma jugada podía hacer a la vez de centrocampista, de mediapunta y de delantero, si es que no caía a banda para generar superioridad o tapaba la subida de alguno de sus laterales. Además, ninguno de sus constantes movimientos era igual al anterior, sino que más bien parecía moverse por pura lectura, inteligencia e intuición, lo que le hacía más imprevisible. Sin embargo, curiosamente un año antes Aránguiz había ofrecido una explicación mucho más trivial a su movilidad: “Lo de jugar por toda la cancha, en varias posiciones, ocurre porque no sé posicionarme. Voy aprendiendo un poco, sobre todo aquí, en el fútbol brasileño, pero soy un jugador muy desordenado. Nunca sé muy bien si me encuentro en una posición buena para atacar o no, así que siempre estoy por todo el campo”.
Aránguiz reconocía que Abel Braga, su técnico en el Inter, le regañaba porque estaba por la derecha cuando la jugada le pedía estar en la izquierda, pero que aun así había «mejorado mucho». En un sistema como el chileno que no castiga el desorden sino que lo fomenta, cuesta juzgar la evolución que Charles ha tenido en este último año, pero lo cierto es que en Chile se convirtió en uno de los elementos diferenciales de «La Roja». «Después de haber visto la Copa América de nuevo, creo que Charles Aránguiz fue el mejor jugador del torneo», comentaba a posteriori el propio Sampaoli.
En Leverkusen parece encajar perfectamente con Schmidt.
En Leverkusen, encaja muy bienGracias a su notable año en Inter y su magnífica Copa fueron muchos los conjuntos que se interesaron en el centrocampista chileno, pero será el Bayer Leverkusen el único que podrá disfrutar de su recorrido, intensidad y buen pié. Un club el «aspirino» que, además, no puede parecer más perfecto para él. Más allá del precedente de Arturo Vidal, de que pueda jugar Champions y de que la Bundesliga le viene muy bien, está lo particular de la propuesta de Roger Schmidt.
“Me gusta cuando uno es dueño de su propio destino. Si luego la pelota entra o no es algo que no se puede controlar del todo. Pero la situación en la cancha sí que se puede dominar y se pueden aumentar las probabilidades de éxito. Por eso quiero que haya mucha acción durante los 90 minutos en lugar de limitarnos a esperar”, suele decir Roger Schmidt. Como demostró en Europa ante el Atleti, el Bayer es un equipo ofensivo, intenso, vertical e hiperativo. La toca menos que Chile, pero para Aránguiz es un contexto ideal. La agresividad de los movimientos, el llegar al área constantemente y la presión arriba tras pérdida son tres conceptos que definen con tanta precisión al Bayer Leverkusen como a Charles Aránguiz, su nuevo «Principe». En las manos de Schmidt, ingeniero mecánico de profesión, estará el ajustar su presencia con la de Lars Bender, Kramer o Calhanoglu. A priori, suena muy bien.
@SharkGutierrez 13 agosto, 2015
Tengo la sensación que el fichaje de Aránguiz es como mano al guante (de Michael Jackson). Ideal por contexto, por entrenador y por liga. La Bundesliga es una liga con un cierto "caos circulatorio" en el cuál, jugadores como Bender- Castro (y el doppelsechs que te comentaba el otro día Quintana), alternan roles y posiciones. Esto soluciona un poco la carencia que había en torno a la figura del mediocentro posicional. Por eso, el dibujo 4-2-3-1, era por el que optaban todos. Los interiores hacían "un poco de todo", según fases de partido, o se complementaban entre sí a lo largo del mismo. Schmidt es un poco ese caos circulatorio que demanda la Bundesliga, pero con todo el sentido del mundo.
Con una línea defensiva demasiado arriba, el centro del campo es empujado prácticamente a campo contrario y obliga a juntar entre seis y siete jugadores en campo rival cuando la tiene. Aránguiz encaja con ello, porque además en el rol de interior "caótico" sabe tenerla, tiene cierto poso y creo que toma buenas decisiones. El número de veces en las que el chileno llegue o aporte a la ofensiva, nadie lo sabe. Si es seguro que Çalhanoglu va a agradecer mucho la llegada del chileno y no solo le veamos ejecutando libres directos o balón parado de forma magistral, sino que le veamos en acción de verdad. Tengo la sensación que Aránguiz mejorará aún más a este Leverkusen aspirante a todo, tan solo por el nombre.
La Bundesliga agradece la llegada del príncipe desordenado.