El Madrid vivió aterrado la cuenta atrás de Xabi Alonso desde que perderlo pasó a ser una posibilidad. El proceso empezó en la primavera de 2012, cuando un bache en la forma física del vasco hizo que el equipo no afrontase en su plenitud la semifinal ante el Bayern Múnich de Heynckes. La importancia de Alonso en el sistema de Mourinho resultaba extrema, anularla hubiese implicado no aprovechar su potencial y el resultado era una Xabi-dependencia tan obvia como inevitable. El curso siguiente, con 31 años él y solo uno por restar en su contrato, transcurrió sin que el club lograse renovarle. Que la temporada 2013/14 fuese la última de Alonso en el Bernabéu parecía muy probable, y en lugar de esperar al momento definitivo, el Real peinó el mercado, eligió a Illarramendi y decidió que conviviese nueve meses con el maestro a modo de preparación.
Tras el choque más jerárquico de Illarramendi, Alonso reapareció.
El Camp Nou fue su mejor nocheCon Illarra, el Madrid apostaba fuerte. No ocurría como con Ramos o Isco, por citar sus otras grandes inversiones nacionales recientes; el ex de la Real no era (no es) un fenómeno. Su adaptación y éxito iban a depender de más factores, necesitaría más ayuda y más suerte, y, encima, su tarea era muy concreta y por tanto de comparativa y crítica fáciles: debía suceder a uno de los capitanes de la Copa de Europa. Sus primeros meses resultaron positivos. El Madrid empezó defendiendo en un 4-4-2 (como ahora) en el que el doble pivote no tenía uno fijo, sino que estaba formado por dos interiores (como ahora), y aquéllo no funcionaba. Modric y Khedira volaban demasiado y el sistema no tenía un punto de sujeción, y justo eso aportó Illarra cuando volvió de su lesión y entró en el equipo. El choque contra el Copenhague en Champions fue el primero competitivo de la era Ancelotti, gracias a él; y su influencia pareció tocar techo en el primer Clásico de la temporada, celebrado en el Camp Nou y condicionado por su fútbol. En el primer tiempo, sin Illarra, el Barça fue superior; en el segundo, tras la entrada de Asier, el Real superó a su rival con cierta claridad. Fueron 45 minutos que convencieron incluso a los escépticos de que el Madrid había contratado a un chaval que, efectivamente, y aun sin alcanzar la inigualable jerarquía de Alonso, podía sujetar el sistema blanco. Siete días después, Xabi Alonso, recuperado de la pubalgia y de la fractura del pie que le habían alejado de las canchas durante meses, reapareció. Las opciones de ser importante a corto plazo se esfumaron para Illarra, sus minutos menguaron y su juego también.
La pérdida de minutos y calidad de Illarra tocó fondo en Dortmund.
Aunque el jefe renovó y tranquilizó a los entrenadores del Madrid, a tres días del final del mercado emigró a Múnich. Probablemente, el club se vio sorprendido y revisó su cartera de pivotes seguidos, pero no tenía por qué. Ya había activado los dos planes post-Xabi Alonso que, reflexivamente, el tiempo dirá si con acierto o no, había elegido con loable antelación: el propio y alicaído Illarramendi y, voilà, Toni Kroos, que puede llegar a necesitar a… Illarramendi. Tal cual suena.
Toni Kroos sí tiene la experiencia, la confianza y la jerarquía de la que Illarra carece, y además sus condiciones parecen estar un punto por encima. Si con el vasco no todos tienen claro que su techo sea para ser titular en todo un Madrid durante años, con el alemán no queda esa duda. Sin embargo, la necesidad inmediata de Ancelotti no es de calidad, de eso va listo. Lo que necesita es un mediocentro consistente, y Toni está menos rodado que Asier en la demarcación. Además, su gran punto flaco, el conocimiento táctico, es el que más castiga a una medular en la que el interior izquierdo suele ser James Rodríguez. Con otro añadido, la influencia de Kroos decae si juega tan, tan retrasado, y encima suele imprimir un ritmo algo cansino que no acaba de pegar con la BBC. Talento para acelerar su adaptación al puesto tiene por arrobas, pero lo que a un año vista y bajo la supervisión de Alonso parecía muy asequible, para esta tarde contra el Atleti de Madrid resulta de fiabilidad difusa. Se intuye que Ancelotti lo intentará. Si Toni falla, en las próximas semanas Illarramendi irá a su rescate. Es la pieza que puede permitirle conocer un país, un club y un vestuario nuevo sin la obligación de convertirse en un rato en un jugador que no es. Retornar al interior izquierdo con un pivote por detrás le daría un tiempo precioso. Y a Asier, una gran oportunidad.
@yefovar 13 septiembre, 2014
Concuerdo con utilizar a Illaramendi de mediocentro e interior izquierdo a Kroos, la transición post-Alonso se adelantó 12 meses como mínimo. Es cierto que Xabi es el mejor en su puesto pero como el texto lo menciona, la primera respuesta está en casa. Los partidos de Illara con la Real Sociedad y con la selección inferior a España son un delicia. No está de más comentar algo que acá en Ecos está muy claro, Toni hace menos de un año era MEDIAPUNTA.
Con Illara además regresa el Modric tiránico en zonas adelantadas de la cancha, es cierto que su pasada temporada fue pura gestión pero a su nivel puede provocar desequilibrio individual y potenciar a la BBC, que es el motivo de este Real Madrid.
Además mañana Simeone debe tener claro que incomodar al mediocentro blanco es parte importante de la victoria. Si es TK , los colchoneros querrán darle su "novatada" en el puesto y aislarlo. En estos momentos en partidos de exigencia media el alemán puede vivir en esa zona, en partidos TOP el equipo tiene que compensar el aprendizaje.