Era el año 2010 y todo en el Benfica parecía relucir como diamantes. Tanto «los viejos» Aimar y Saviola, como los jóvenes Di María, Coentrao, Ramires y, por supuesto, David Luiz, acababan de culminar una temporada de ensueño que en el caso del rosarino y el brasileño les valió rutilantes traspasos a Real Madrid y Chelsea, destinos a los que los seguirían el lateral portugués y el central brasileño pocos meses después. Más allá del entusiasmo generalizado por el extremo izquierdo, aquellos que disfrutaron del equipo campeón de la Liga ZON Sagres solían decir que la verdadera joya estaba escondida en la humanidad de David Luiz. Era un central único, una apuesta del destino que preparó un cóctel de técnica defensiva asombrosa, físico de cyborg, técnica atacante singular y un carisma y una personalidad de líder y leyenda. Cuatro años después, el David Luiz que apuntaba a criatura mitológica y gastaba joviales bromas a reporteras y compañeros salió llorando del mundial que debía erigirlo en el pedestal de la historia. Humillado y culpable de un par de los goles recibidos, las lágrimas llenas de desazón y las incipientes entradas en su cabellera rizada crearon una metáfora más o menos fidedigna de lo que ha sido su carrera hasta ahora.
David Luiz parecía destinado a ser un central histórico.
Su paso por el Chelsea estuvo lleno de claroscuros. El impacto inicial, con su cenit en aquel partido ante el Manchester United del que fue héroe, figura y profeta, se diluyó rápidamenteD. Luiz se diluyó en Chelsea y todos los posibles peros que se le podían poner cuando se anunció su llegada a Londres dejaron su marca. Sus aventuras dejaron de tener un ratio de éxito suficiente para compensar cuando se equivocaba. Sus errores de concentración y un Chelsea en crisis poco hicieron por su adaptación. Navegó entre posiciones y ni siquiera Mourinho pudo despertar el dragón durmiente. A sus veintisiete años, David Luiz todavía es descrito como se describe a una joven promesa más que como a un central consagrado. Quizás sus mejores momentos, los de más jerarquía, han sido con la selección brasileña. Arropado en un sistema ideado para que él destaque y en el que Thiago Silva es el jefe de la zaga, el nacido en Diadema se sintió respaldado para ser él y tomó responsabilidades de crack. Incluso en el fatídico día, con un saco de goles encima, fue de los pocos que puso la cara y el orgullo e intentó hacer cosas con balón.
Incluso viendo su rendimiento con Brasil, es imposible no poner en duda el acierto del PSG al contratarlo. La influencia de Thiago Silva en la decisión es clara. Seguramente haya sido David Luiz su pareja de baile favorita desde que es consideradoNo es seguro que viva con su ideal táctico el mejor central del mundo al menos una vez al año, pero para un equipo ya formado como el PSG de Laurent Blanc, y que cuenta con el prometedor Marquinhos en sus filas, el escepticismo es difícil de frenar. David Luiz ha brillado con mayor intensidad cuando su equipo le ha pedido que controle un espacio inmenso, no sólo a su espalda sino también, o, mejor, especialmente, en frente de él. El PSG suele defender arriba, sin embargo, en un perfil izquierdo que contará con Matuidi, Digne y posiblemente con Edison Cavani, el espacio para defender hacia adelante podrá verse minimizado: los tres jugadores por delante de David Luiz también ocupan muchísimos metros de terreno y tienen esfuerzos largos en defensa. Esa coyuntura no es la que mejor fútbol obtiene del brasileño, pero eso no imposibilita el éxito del mismo en París. Sus virtudes son irresistibles para cualquiera. Su demoledor golpeo y su conducción son seguros en salida de balón con los que Blanc no contaba; su poderío aéreo será un plus para un equipo que no era precisamente el Chelsea campeón de Champions y su genialidad podrá dotar a los de Blanc de un nuevo techo futbolístico. A sus veintisiete años, David Luiz enfrenta la que puede ser su última oportunidad para ser recordado como lo que apuntó y no como eterna promesa no cumplida. Tiene tiempo, Fabio Cannavaro tuvo que esperar a tener treinta y dos años para ser un central de leyenda.
@miguelstep 11 septiembre, 2014
Eduardo tu crees que en PSG, pueda sacar lo mejor de si? Yo lo dudo …si Mou no pudo, no se que pueda hacer Blanc