El Santiago Bernabéu inauguró su curso oficial con el duelo entre los finalistas de la última Champions League, quién sabe si también entre los dos equipos más competitivos del ahora. Ambos mostraron una versión más que correcta, aunque como sus respectivas apuestas fueron tirando a conservadoras, el espectáculo brilló por su ausencia y ninguno dejó una impresión destacable. Quizá levantó más elogios el Atlético, porque cuando se juega a que no pase nada parece que domina quien no tiene el balón, pero no sería riguroso asignarle el control, pues no impuso al Real nada que no pre-firmase.
Saúl jugó en la banda derechaEn su deseo de contener, el Atlético de Madrid alineó a Mario, Gabi, Saúl, Koke y Raúl García juntos, cinco futbolistas que en muchos momentos de su carrera han formado parte de algún doble pivote. El trabajo defensivo estaba garantizado, así como la inteligencia del mismo. Se colocaron sobre un 4-4-2 con Mario y Gabi en el centro, Koke en banda izquierda, Saúl en la derecha y Raúl acompañando a Mandzukic en la punta. En cuanto al contendiente local, recobró un 4-3-3 simétrico con Alonso de pivote, Kroos a su izquierda y Modric a su derecha, pero sin atribuirle peso creativo ni a Toni ni a Luka. Ancelotti les destinó otras funciones.
En el 1er tiempo, Kroos y Modric tuvieron funciones «defensivas».
El primer periodo, a nivel análisis, consistió en la repetición de una misma jugada una y otra vez: el Real había abierto y clavado en banda a Bale y Cristiano, los buscaba con pases largos cruzados -a veces con Carvajal y Marcelo como estación intermedia- y las dos estrellas intentaban una jugada individual típica de extremo puro. Con presteza, el Atlético se cerraba sobre ellas con tres hombres (lateral, interior y pivote), y con el central ajustando cerquita para que evitar que se les pudiese colar un balón hacia el medio. Incluso Raúl García -derecha- y Mandzukic -izquierda- colaboraban en estos achiques. De este modo, los rojiblancos recuperaban la pelota, pero comprimidos sobre la línea de cal, situación que los merengues aprovechaban para presionarles y, vía Modric o vía Kroos, propiciar una recuperación temprana. El Atlético, que sabe mucho, evitó los pases horizontales desde la banda al centro porque cazar uno de esos era el objetivo del plan de Ancelotti, perder la posesión en uno de esos contra el Madrid es recibir medio gol, así que, básicamente, buscaba en largo al punta del lado opuesto a la jugada. O sea, Raúl García si robaba en izquierda -lo habitual- y Mandzukic si lo hacía en la derecha. Eran envíos de escasa calidad (técnica y, sobre todo, táctica) y por eso su porcentaje de acierto en el pase se quedó en un 59%, pero logró que el Real no le crease peligro.
El saque de puerta de Moyà fue el gran recurso ofensivo atlético.
Dibujado este escenario de igualdad, llegamos al lance que desniveló el primer tiempo en favor del Atlético: el saque de puerta de Moyà. El Madrid no pareció tener bien preparada la respuesta contra el doble poste rojiblanco y, además, Ramos individualmente estuvo caótico, lo cual dio pie a alguna acción de peligro para los del Cholo en un choque que parecía condenado al 0-0. A Bale y a Ronaldo no les gustó eso, empezaron a cerrar su posición para recibir donde pudiesen crear más peligro y el Real se desequilibró, ya que Marcelo y Carvajal pasaron a ser siempre los destinatarios de los cambios de orientación antes descritos y luego tenían que filtrar el balón hacia dentro mientras el Atleti se los comía. El campeón de Liga empezó a robar justo ese pase de los laterales a Gareth o Cristiano y a crecer poco a poco. Para recuperar la estabilidad, el entrenador del campeón de Copa cambió a Bale y Ronaldo de banda, los puso a pie natural, se volvieron a quedar abiertos, el juego volvió a su origen y luego el árbitro pitó el descanso.
En el 2º tiempo, Ancelotti sí dio peso creativo a Kroos y Modric.
Y la segunda mitad se dividió en dos partes, ambas con color blanco, pero para ganar por medio gol a cero, no mucho más. Lo primero que hizo el Real fue saltar al campo con la idea de aumentar el ritmo de su circulación, de tocar el balón más rápido. Para ello, modificó el papel ofensivo de Kroos y Modric, que, entonces sí, pasaron a llevar junto a Xabi el peso creativo de su equipo. Lo hicieron desde posiciones muy abiertas, casi como si fuesen volantes externos en vez de interiores, aprovechando que el fluido pase de los tres les permite estar conectados aunque estén muy separados. Reposado el Real sobre Toni y Luka en alturas elevadas -aunque, insistimos, muy pegados a las bandas-, el Atlético retrocedió metros y se puso a defender más cerca de su área, donde se hizo fuerte. Los interiores blancos encontraron alguna vez a James -entró por Ronaldo-, Bale y Benzema en el carril central y con opciones de peligro, y crearon alguna ocasión, pero ni mucho menos fue una sangría como la provocada por Marcelo e Isco en la Final de la Copa de Europa. En lugar del malagueño entró Di María por Modric al campo, en lo que supuso un cambio de dibujo hacia el 4-4-2 con él fijado en la izquierda. Insinuó más de lo que produjo, pero siguió estando el Madrid más cerca del gol y de hecho lo consiguió, en parte porque Alonso y Kroos, los dos merengues más entonados y que mejor descifraron el choque, jugaron a placer en ese tramo. El Atlético, que durante los segundos 45 minutos no completó ni un contragolpe, forzó algunos balones parados gracias a su calidad para luchar pelotas divididas y logró el gol del empate a la salida de un córner botado por Koke, que supuso a los suyos lo que Xabi y Toni a los otros. Dentro de la lentitud y la aspereza que Simeone y Ancelotti pactaron para esta ida de la Supercopa, Atleti y Madrid propinaron un encuentro muy interesante, como no podía ser de otra manera.
Jesus 20 agosto, 2014
No es el Madrid demasiado plano con Xabi y Kroos? Me gusta mas un mediocampo mas dinamico con Isco o Di Maria. Perdon por las tildes que estoy desde el movil. Sois unos cracks, especialmente Abel, seguid asi.