No tenemos pruebas pero tampoco tenemos ninguna duda de que ayer en el vestuario visitante del Santiago Bernabéu debió sonar lo mismo que le gritaban a Jon Snow en Invernalia: “The King in the North!”. Alexander Isak corrió una suerte parecida a la del protagonista de la serie en el capítulo de la ‘Larga Noche’. Se vio varias veces al filo de lo imposible, combatiendo -esta vez no contra el ejército de los muertos (sino)- contra su propio desacierto en el remate, y cuando todo parecía muy cuesta arriba, y después de que la crítica ya hubiese entrado a valorar su actuación como un compendió de ocasiones desperdiciadas y no como una exhibición de movimientos y soluciones para su equipo, aun compitiendo en inferioridad ante un ejército que no suele venirse abajo con el primer espadazo, el delantero sueco golpeó en dos ocasiones con la misma certeza del que posee ‘vidriagón’ en su espada.
Zidane quiso presionar y recuperar muy arriba, pero ni robó ni desbordó en el primer tiempo
Pero volvamos al fútbol. Sin Casemiro, Courtois, Varane, Carvajal o Mendy en el once de inicio, Zinedine Zidane planteó un 4-3-3 en el que Valverde volvió a ser el pivote y no el interior derecho. Con Vinícius -izquierda- y Brahim -derecha- en las bandas, por delante de Marcelo -lateral izquierdo- y Nacho -derecho-, el Real Madrid volvió a ser presa, como el sábado ante el Atlético de Madrid, de su propio posicionamiento sobre el campo. Sin una posesión realmente de calidad, fruto de un sistema que -dadas las circunstancias- echó nuevamente en falta la profundidad -sin balón-de su interior derecho, el conjunto blanco no fue en ningún momento capaz de controlar sus propias pérdidas por delante de la divisoria. En este punto se pueden señalar dos cuestiones fundamentales del plan inicial de Zidane: la primera tiene que ver con la relación del esquema con respecto a la posesión y el espacio, pues lo cierto es que el Real Madrid quiso apretar todo el tiempo la fase de salida de la Real Sociedad por aquello de robar y transitar en pocos metros, y más con Benzema, Vinícius, Brahim y James -a pie cambiado, para chutar directamente- en las posiciones más adelantadas; y la segunda, en relación realmente con la primera, hace referencia a la intención que el sistema tenía de su fase ofensiva con la elección de estas piezas. Pero lo cierto es que causal y no casualmente hizo aguas por todos los sitios.
Imanol Alguacil detectó desde un primer momento las debilidades de este Real Madrid
Imanol Alguacil no renunció absolutamente a nada en su visita al Santiago Bernabéu. Ni en el fondo ni en la forma, a pesar de la ausencia de Portu -coherente, de alguna forma, como más adelante explicaremos-. Con Zubeldia como pivote en medio campo, sin llegar a incrustarlo entre los centrales para evitar así complejos emparejamientos con la línea más adelantada del Real Madrid, y los dos centrales abiertos en cada fase de iniciación, la Real Sociedad trató de atraer hasta muy atrás la presión de su rival con el objetivo de rajarlo y girarlo a muchos metros del área defendido por Aréola. Y el resultado, entre dicha situación del juego y la cantidad de balones que el Real Madrid perdió antes de acercarse siquiera a tres cuartos de campo, fue ciertamente beneficioso para el interés ‘txuri-urdin’. Apoyándose mucho en Mikel Merino, su interior izquierdo, que se ofrecía constantemente de manera horizontal para escalonar su posición, habilitar una línea de pase vertical y alejarse, además, de la presión contraria -situándose entre la espalda de Benzema y la posición de Valverde como pivote-, la Real Sociedad encontró rápido el modo de salir, progresar, acelerar y generar situaciones de remate aprovechando las enormes concesiones (tiempo y espacio) que el Madrid le proporcionó tras la pérdida.
Alexander Isak completó un partido tremendo, independientemente de los dos tantos
Marcelo, en estos momentos, es garantía de pocas cosas para el Real Madrid. Al menos de cosas que puedan ser consideradas como positivas para el interés del propio sistema. El principal problema defensivo de este equipo no es ni será que el brasileño llegue/esté en las posiciones que sí ocupa Mendy en la transición ataque-defensa del Real Madrid, porque el valor diferencial de Marcelo siempre ha sido otro, pero desde hace ya tiempo tampoco está cumpliendo en este aspecto. Las pérdidas intermedias del lateral, porque en multitud de ocasiones ni llega -ni le permite llegar al dibujo- al pico del área rival, no le están permitiendo al equipo juntarse ni desbordar a oponente en campo contrario, y ese sí es un déficit importante para el potencial del equipo esta temporada. Por calidad, y en definitiva por la cantidad de cosas que le da y le posibilita al sistema a través de la misma, lo cierto es que el Real Madrid debe encontrar el modo, la oportunidad o quizás la posición de potenciar al mejor Marcelo de cara a esta segunda vuelta. Pero esa ya es otra historia, porque ha de insistirse nuevamente en ello: el brasileño no fue el único problema de su equipo. Ni el primero, ni el segundo ni seguramente el tercero.
Con todo el equipo completamente desordenado, entre los desesperados movimientos de Valverde en una zona superior, tratando de darle al sistema la profundidad que James no había conseguido como interior derecho, con Kroos, en consecuencia, más lejos de su demarcación habitual, muchas veces solo ante la rápida transición ofensiva de la Real, y Sergio Ramos más pendiente de la cobertura exterior que de la defensa de su propia área, el Real Madrid, como apuntábamos al inicio, fue víctima de todas sus decisiones. Un escenario en el que Alexander Isak se graduó con matrícula. Posibilitando todos los ataques de su equipo, yendo de uno a otro lado para estirar, fijar, ocupar y facilitar cada carrera al espacio de los suyos, el delantero sueco clavó su actuación por puro talento e interpretación. Como ayer mismo analizábamos en este texto, Isak es un futbolista muy diferente. Tiene sensibilidad para pensar y ejecutar. Y una habilidad innata para darle a su equipo situaciones realmente favorables. Pero este análisis, respetando el turno de apariciones y dando el valor que se merece al triunfo (y clasificación) de la Real Sociedad, no podría acabarse aquí sin antes mencionar al menos el otro gran nombre de la noche. Las últimas dos/tres semanas de Vinícius ya son muy superiores a su rendimiento en la temporada 2018/19. Y eso, por cómo está aprendiendo a poner sus condiciones al servicio del plan colectivo -y no a la inversa, como sí sucedía la campaña pasada-, es algo que debía ser apuntado.
AdrianBlanco_ 7 febrero, 2020
Hablemos de lo que ocurrió anoche en el Santiago Bernabéu, por favor. Bendita Copa del Rey. ¡Larga vida! 😀