Leo Messi se adelantó anoche a las Navidades y se puso a repartir regalos para todo el mundo. El primero en recibir fue él, que conste, porque el Borussia Dortmund le ofreció todo tipo de facilidades para que -por increíble que parezca, y más en su casa- recibiese bastante cómodo entre líneas, con tiempo, espacio y una salida muy natural con su pie izquierdo. El argentino lleva varios partidos jugando con el gesto torcido, como si debajo de la camiseta azulgrana llevase la albiceleste, pues es obvio que al Barcelona no le están saliendo las cosas en los últimos tiempos. Y si anoche pudo mostrar algunos signos de recuperación, el equipo de Lucien Favre, que en su fase ofensiva se movió de una forma más coherente que sin balón, puso bastantes cosas de su parte para que Leo Messi, Clément Lenglet, Samuel Umtiti y Marc-André Ter Stegen, que ya de por sí necesitan poco, acabasen marcando la diferencia en un partido que el Barcelona, más allá del resultado final, no acabó de aprovechar del todo.
Ernesto Valverde volvió al sistema 4-3-3, con Dembélé, Messi y Luis Suárez en ataque
El cuadro azulgrana jugará los octavos de final como líder indiscutible de su grupo, pero las sensaciones, a menos de tres meses de que lleguen las eliminatorias directas, no son las de un serio candidato al título. La Copa de Europa son momentos. Situaciones muy concretas que igual, según como vengan, tardan unos años en volver a aparecer. Y entre saber manejarlas, como ocurrió con el PSG en el Bernabéu, o no, como el Valencia ante el Chelsea, está la delgada línea entre el éxito y la derrota en esta competición. Dicho dogma, que siempre ha caracterizado a la Champions League, lo ha sufrido el Barcelona en los últimos años. Y es algo que amenaza claramente con volver a arruinar todas las aspiraciones que tenga el equipo, más allá de las certezas individuales que representan su portero y el argentino, si el sistema, de aquí al próximo mes de febrero, no encuentra su vestidura más adecuada.
Antoine Griezmann volvió a jugar a pie natural, desde el sector izquierdo del 4-3-3
De nuevo sobre el 4-3-3, con Busquets pivote y De Jong -izquierda- y Rakitic -derecha- en los dos interiores, el FC Barcelona, con Lenglet y Umtiti, dos zurdos en el centro de la zaga, y Dembélé, Luis Suárez y Messi en ataque, fue aprovechando las distintas rendijas que le concedió el Borussia Dortmund para adueñarse pronto del escenario. A pesar del buen inicio de los alemanes en el Camp Nou, con una propuesta bastante vistosa en su fase ofensiva, en la que Witsel bajaba a la altura de la defensa para generar una primera superioridad numérica ante los dos puntas del Barcelona en el repliegue (Messi-Suárez), Achraf Hakimi abandonaba la derecha para actuar por dentro y Julian Brandt -teórico mediapunta- intercambiaba su sitio con Marco Reus -que empezó el partido como punta más adelantado-, la debilidad de los de Favre sin la pelota le abrió de par en par todas las puertas a su rival.
Con Griezmann en el lugar de Dembélé, que volvió a marcharse lesionado, jugando con mucha más movilidad de la habitual para alejarse del sector izquierdo y aparecer dentro del carril central, el Barcelona ofreció en el último tramo de la primera mitad sus mejores minutos en todo el encuentro. Con la línea defensiva muy adelantada, y los dos puntas en una posición intermedia en la fase de repliegue (4-4-2), el cuadro de Ernesto Valverde consiguió concentrar una gran cantidad de robos ante la transición defensa-ataque del Borussia Dortmund. Y cuando no eran los propios futbolistas del BVB los que perdían el esférico directamente antes de cruzar la divisoria de los dos campos, la situación del FC Barcelona sobre el césped forzó en muchas ocasiones las recuperaciones que consiguió a media altura.
Entre estas concesiones y lo acertadísimo que estuvo Messi en sus intervenciones en 3/4 de campo el Barcelona se marchó ganando cómodamente al descanso. Pero en la segunda mitad, con el resultado a favor, ocurrió que el cuadro azulgrana prefirió esperar unos metros más abajo. Y eso, además del paso al frente que dio el Dortmund tras el tercero, cambiando de dibujo para jugar con tres centrales, dos carrileros y Sancho por detrás de Reus y Brandt, motivó que el duelo cambiase por completo en el último tramo. El tres a cero, por cierto, reflejó la segunda y última opción que puede tomar Griezmann de cara a puerta desde el sector izquierdo. A pie natural, por muy bien que se desmarque el francés hacia el área y por mucho tiempo y espacio que procure darle el sistema para finalizar las ocasiones, el francés, que no tiene margen ni recurso para poder hacer otra cosa que acabar chutando -o centrando al área- solo puede cruzar el remate al segundo palo, como hizo anoche ante Burki, o probar fortuna al poste que teóricamente estará protegiendo el guardameta, como ocurrió en Ipurua. Un escenario que, también dentro del área, limita mucho el potencial de Antoine… Y en este caso el de un gran rematador.
AdrianBlanco_ 28 noviembre, 2019
Más allá del resultado final, y de ese buen tramo que ha tenido en la primera mitad, qué frío me ha vuelto a dejar el partido del FC Barcelona. Frío, frío. El sistema se ha quedado completamente estancado.