Antoine Griezmann completó en el Air Albania Stadium, en Tirana, su mejor partido en mucho tiempo. Actuando con total libertad por dentro, moviéndose por delante de la línea del balón en cada fase ofensiva de Francia, buscando recibir a los lados y por detrás de los tres centrocampistas de Albania, Griezmann transformó todos los ataques de su selección a través de su movilidad y su precisión entre líneas. Una posición, dentro de un novedoso 3-4-1-2 de Didier Deschamps, pensada para que el actual futbolista del FC Barcelona recibiese en todo momento a la espalda de los dos delanteros: Giroud y Ben Yedder, en una posesión que partía siempre de la habilidad -técnica y también táctica- de los tres defensores galos.
Griezmann jugó con bastante libertad desde el carril central
Moviéndose de dentro hacia fuera y no en el camino inverso, tratando de recibir siempre a uno y otro lado del medio campo rival, Griezmann resultó diferencial en el juego y en el resultado de Francia ante Albania. Partícipe en los dos goles de su selección, dando una asistencia a balón parado en el cero a uno, y rematando desde la segunda línea en el cero a dos, el ‘7’ de Francia fue claramente el futbolista más diferencial del duelo, con gol, asistencia y bastante trascendencia en el volumen y la calidad ofensiva de los suyos. Una actuación que Antoine, entre líneas, por delante de los dos centrocampistas -Tolisso y Sissoko- y por detrás de los dos delanteros -Giroud y Ben Yedder-, y no desde la banda izquierda ni como principal referencia ofensiva, no ha conseguido reproducir aún en un partido oficial con la casaca del FC Barcelona.
Los tres centrales de Francia estuvieron impecables
En otro orden de cosas, la actuación de Varane, Lenglet y Kimpembe, los tres centrales de Francia, fue de una dominancia absoluta. Ocupando todo el ancho, distribuidos de derecha a izquierda tal y como están anunciados, los tres hicieron valer su superioridad numérica y posicional -ante los dos puntas de Albania- en cada salida de balón. Saliendo desde atrás en conducción, dividiendo esa primera línea de presión rival para combinar en corto, desplazar en largo o cambiar la orientación del juego, generalmente de forma vertical, los centrales de Real Madrid, FC Barcelona y PSG, respectivamente, estuvieron a un nivel formidable técnica y tácticamente. Con y sin balón, vigilando muy de cerca a los dos delanteros rivales en cada conato de contragolpe albano, los tres centrales galos asentaron la primera piedra en la victoria de los suyos. Un triunfo que, por encima de cualquier individualidad, dejó una noticia importante a nivel de sistema: y es que Didier Deschamps decidió romper con el 4-4-2, como muy pocas veces ha hecho, para dar paso a dibujo realmente novedoso en su etapa como seleccionador francés: un esquema de tres centrales y dos carrileros que, a la espera de conocer su recorrido, fue más flamante por la forma que por el fondo, sobre todo cuando Francia perdía la pelota: porque ‘el sello de Deschamps’ se mantuvo intacto.
Asier Harro 18 noviembre, 2019
Creo que ese esquema es un regalo para un mediapunta intervencionista y con gusto por recibir en muchos sitios y organizar a su equipo. Con dos delanteros para realizar tanto apoyos de espaldas (Giroud) como rupturas que estiren la defensa (Ben Yedder), dos carriles a los que sus centrales permiten ganar altura para fijar por fuera y dos pivotes con físico para arroparle e incluso cargar el área; el jardín que le montó ayer Deschamps a Griezmann parece idílico, al menos en lo teórico. Sin ser lo mismo, un poco lo que ha tenido a su alrededor Luis Alberto con la Lazio con los Caicedo, Immobile, Parolo…
Veremos si el entrenador francés le da continuidad a esta idea.