Si mi corazón sigue latiendo, yo sigo corriendo. Con una sonrisa de oreja a oreja, Luis Ezequiel Ávila, el Chimy, se expresaba así tras realizar uno de esos encuentros que sirven para referenciar su valor ante equipos grandes que vayan a acumular mucha posesión en El Sadar. El delantero argentino ha sido uno de los movimientos más profundos e importantes del mercado en Primera División, en buena parte porque tiene dentro una identidad concreta que va a convertir en verdadero apego a los ya de por sí condicionantes estadio y afición de Osasuna. Allí y ante él, el circunstancial Barça de Valverde tropezó de nuevo, dejando nuevas pistas de lo que está intentando hacer sin Messi ni Suárez y de cómo continúa necesitando mayor adaptación de Griezmann o De Jong, los jugadores más capaces de modificar el juego del campeón.
Chimy y Brandon ejercieron un papel vital en la primera mitad
Si por algo se ha convertido en indefendible y a la vez esencial para el Barcelona la conexión Messi-Alba es porque, de algún modo, camufla la falta de ideas en la medular y soluciona de una tacada el juego del equipo en el último tercio del campo, donde al Barcelona le cierran la frontal y le ahogan la fase de la circulación que le permite extraer ventajas posicionales, como se vio en la segunda mitad. Sin el argentino por lesión, y como introducción al sistema que Valverde tiene ideado para esta temporada, el Barcelona está abriendo mucho el campo para dar espacio a los jugadores que se mueven por dentro, creando un triángulo en mediocampo que no es sino el origen de todos los triángulos con los que el Barcelona está entendiendo esta temporada su salida de balón y su ataque posicional, como respuesta a la ausencia del rosarino.
Llegado el caso, Osasuna basó casi todo su plan en una intensidad sin balón constante en la que se metía mucho el pie, sobre todo por dentro. Arrasate entremezcló seguimientos individuales, anticipaciones agresivas y basculaciones para entorpecer y cortar constantemente la posesión culé. Para lograr que el Barça perdiera mucho la pelota y no lograra girar las líneas rojillas, el trabajo de los puntas fue especialmente significativo. Brandon y Ávila bajaban para mirar de frente a Busquets y cerraban los espacios que abandonaban otros compañeros cuando acosaban o perseguían movimientos sin balón de los hombres que les quedaban cerca. Además, cuando la pelota se posaba en las botas de los culés al pie, los puntas vigilaban el pase atrás sobre Busquets y el central del lado del balón. De esta forma, cuando la pelota la tenía alguien abierto o avanzado, sólo podía mirar hacia delante y forzar la jugada. Acelerarla. Si el Barça llegaba a línea de fondo, todos los rojos se metían como perros de la pradera a cerrar la cueva.
La entrada de Arthur Melo revitalizó al Barça ante un Osasuna mucho más pasivo
Así, el bloque osasunista, que intentaba no hundirse demasiado, logró igualar las fuerzas minuto a minuto, más si cabe con marcador a favor. Los navarros desactivaban los movimientos de ruptura de Carles Pérez, Rafinha o De Jong, y lograban cerrar la conexión Busquets-Griezmann con el trabajo de Chimy y Brandon. Dispuesto así el tablero y con el Barcelona muy nublado en su dominio con balón y su creación de ocasiones, escasísima, Valverde movió todo. El ‘Txingurri’ metió a Sergi Roberto en el lateral, dio entrada al emergente Ansu Fati y finalmente a Arthur Melo entre De Jong y Busquets. El Barça recuperó capacidad para aguantarla en zonas intermedias y gestionarla con mucho más sentido, subiendo a los laterales al unísono, aprovechando que Osasuna comenzaba a fatigarse posicionalmente, dando paso a un bloque mucho más retrasado y sin apenas alturas en la colocación y la presión. En este sentido, cabe remarcarse cómo Valverde abrió los costados a dos alturas, para hacerle a Osasuna defender de manera muy ancha, y no tanto hacia delante, restándole capacidad para morder dentro.
Fue ahí donde creció mucho no solo el juego del Barcelona sino la aparición de Arthur. El brasileño, reconocida su capacidad para controlar, dar tiempo y mucha continuidad a la circulación, fue el efecto definitivo que mató a Osasuna, que dejaba entrever que sus energías ya no estaban para lo de los primeros 45 minutos. El Barça encadenó jugadas mucho más largas, tiempo y orden para posicionarse todas sus piezas y así conectar de lado a lado hasta meterse en los picos del área. Ahí, cada rechace de Osasuna ya no era una salida sino una recuperación culé. Con 1-2, no obstante, nuevo giro de guion que obligó a Osasuna volver a morder el segundo pase, recuperando metros y generando un flujo ofensivo que derivó en un 2-2 que empodera la imagen rojilla y coloca la pelota en el tejado blaugrana.
FranSR93 1 septiembre, 2019
Ayer el Barça dio una sensación un poco contradictoria. Es cierto que los 30 minutos de la segunda parte fueron bastante positivos con ese Arthur + De Jong en los interiores y los dos extremos abiertos. Pero de la misma manera que Valverde suele siempre acertar siempre en los cambios para girar partidos como lo de ayer, también creo que tiró por la borda toda la primera parte agarrándose a la fórmula que le funcionó con el Betis que no tenía porque funcionar en un equipo tan distinto como el Osasuna. A De Jong le falta aclimatarse y probablemente su rol se verá redefinido cuando aparezca Messi, pero ver a un centrocampista de tanto potencial escorado en banda para tener algo de espacio porque constantemente se pisaba con Rafinha si que es un problema que no es suyo. Por otro lado cada vez que veo a Sergi Roberto de interior me convence menos, creo que es un jugador muy interesante por su polivalencia, inteligencia, etc. pero de interior su futbol es plano y intrascendente. En un 4-4-2 podría ser titular en una banda o de "mediapunta" pero en el 4-3-3 de interior se le ven mucho las costuras. De hecho, aun entiendo menos su titularidad viendo el nivel que mostró Arthur, hasta ayer yo creía que Valverde no lo alineaba porque físicamente no estaba a tono, pero ayer lo vi mucho mejor de lo que esperaba siendo el mejor del Barça.
Tampoco me gustó como el Barça defendió el 1-2. Con ese centro del campo + Griezzmann creo que tenia herramientas suficientes como para defenderse con balón, pero el Osasuna no tan sólo le arrebató el control del partido sinó que generó no pocas ocasiones de gol hasta que se produjo el penalti. Las 2 temporadas pasadas era comprensible que el Barça tuviese que defenderse en el área pero en esta creo que tiene jugadores suficientemente cualificados como para defender mediante la posesión.
También es cierto que hay cosas que no se le pueden achacar a Valverde. Una de ellas: Nelson Semedo. Yo la temporada pasada era partidario de que el portugués estuviese por delante de Sergi Roberto y consideraba que su falta de evolución era por una falta de continuidad y de confianza. Pero esta temporada se ha dicho públicamente que es el lateral titular, que es intransferible, etc. Y el portugués no está respondiendo, le cuesta interpretar en ataque y en defensa cubre sus lagunas tácticas por puro físico pero en situaciones donde el físico no importa como el primer gol de ayer se le ven esas fisuras. Empieza a ser alarmante que un jugador en su tercera temporada haya evolucionado tan poco.
Mi reflexión final es que el camino a seguir son los 30 primeros minutos de la segunda parte. Mi duda es ¿Podrá el Barça mantener esa fórmula cuando regresen Suárez y Messi? Ayer el Barça cambia el signo del partido no tan sólo por la entrada de Arthur sinó también porque sus dos extremos se abren y empiezan a hacer movimientos de desmarques con lo cuál ayudan a generar más espacios por dentro. El Arthur+De Jong+ Busquets se puede repetir con Messi y Suárez, pero lo de los extremos no.